Fue bastante rápido. La clave de Estados Unidos es que es un país muy grande y, por tanto, hay muchos mercados. Es cuestión de trabajar y ser insistente y persistente. En Barcelona, ​​tenía la sensación de que no conocía a suficiente gente, y todavía ahora es el momento de que, aunque haya estudiado allí y tener una red profesional muy importante en Barcelona, ​​con un montón de compañeros de la Pompeu, sigo creyendo que es más fácil encontrar trabajo aquí que allá; simplemente, porque el mercado es mayor.

Y supongo que también estaba un poco harta de cómo estaban las cosas y buscaba una aventura. Mi compañero también quería trasladarse hacia aquí, hacia California.

La idea del sueño americano es algo idealizado de las películas; pero es verdad que se te abren las puertas de una manera que no ocurre en otras lados. El único problema que tiene este país es el tema del visado: debes encontrar una forma de poder conseguir quedarte en relación con el tema del visado. Si consigues que esto ocurra, y el factor suerte es importante también, hay trabajo.

Sí, exacto. De hecho, durante muchos años estuve de freelance en Los Angeles trabajando para medios tanto catalanes como españoles, como algunos de Centroamérica y Sudamérica, escribiendo en catalán y castellano sobre cine.

Una vez allí tienes acceso a determinados círculos que, de otra forma, sería más complicado. Tengo la sensación de que sigue siendo la meca del cine. Es un gran lugar al que ir.

No me lo he planteado demasiado; estoy muy contenta. Siempre he pensado que si volviera a Barcelona se me haría muy complicado y me costaría encontrar trabajo; sin embargo, aquí, me tratan muy bien. Una vez conseguí el visado que me dejaba trabajar para mediados de EE.UU. encontré trabajo y, realmente, te tratan mucho mejor.

Ahora formo parte de un par de asociaciones de prensa prestigiosa, y son cosas a las que debería renunciar si me voy. No me lo había planteado hasta la pandemia. Ese momento hizo que Barcelona me pareciera muy lejos. Ya me lo pareció cuando me trasladé al principio, porque no ganaba mucho dinero y volar era muy caro; pero después, con los vuelos directos y algunos vuelos más baratos se sentía más cerca.

Pero los dos años de pandemia me alejaron aún más. Me pasé más de dos años sin poder ir a casa a ver a mi familia, y ahora sí que me he planteado realmente hacer algunos años más de carrera aquí y volver a Barcelona. Algo ha cambiado que ha hecho que eche de menos mi casa.

Una de las cosas de estar aquí es que acabas estableciendo mucha relación con personas que tienen situaciones similares a la tuya, y siempre que hay alguien que viene de la misma ciudad, pues, aún más. Y en el caso de la Pompeu, yo tengo un compañero de profesión, Martí Piñol, escritor de libros, que vino a Los Ángeles una temporada. Él es la persona más sociable del mundo y me presentó otra estudiante de la Pompeu Fabra, Marta Gené Camps, guionista: está en Los Ángeles, y hace muchos años que nos conocemos y somos amigas. Ahora estamos las dos en el nuevo chapter UPF de California, junto a Xavi Martínez Salcedo. Y sí que hemos mantenido el contacto y tenemos cosas en común. No sólo por haber ido a la Pompeu, sino porque sabe lo difícil que es a veces eso. Y cuando nos pusieron el vuelo directo a Barcelona lo compartimos.

Es muy interesante esto, porque ella es guionista y ha estado en series como Manifiesto y Shades of Blue, y escribe desde dentro, y yo escribo desde fuera y hago crítica de cine y televisión y entrevisto a gente como ella.

Hay una tercera persona, que es Xavi Martínez Salcedo, y su perfil es muy interesante porque trabaja en recursos humanos y sale del perfil habitual que te encuentras aquí –o ingenieros de Silicon Valley o gente que trabaja en Hollywood–, y encuentro que está muy bien.

Creo que después de tantos años aquí, te cambia una parte del cerebro y hay algo a lo que no le daba importancia: el tema del networking. Y ahora soy perfectamente consciente de que es muy importante. Tengo la sensación de que tengo una red aquí, que está muy bien: que si necesito cualquier cosa sé con quién hablar. En Barcelona también la tengo porque hay muchos antiguos compañeros y amigos; pero es diferente porque llevo muchos años sin trabajar allí.

Por un lado, es por este networking con gente que hace cualquier tipo de cosas, no necesariamente dentro de la propia industria; pero que puede ser igual de interesante conocer.

Otra de las cosas que me gustan y que en este país ocurre mucho es el tema del mentorship. Es relativamente sencillo si estás en cualquier momento de tu carrera decir que te gustaría trabajar con un mentor que esté en una situación determinada para ver cómo ha llegado hasta allí. Yo he tenido una mentora que me ayudó muchísimo a dar el paso, a atreverme a escribir en inglés, y todo lo que sea intentar favorecer ese tipo de relaciones es muy positivo.

Creo que después de tantos años aquí, te cambia una parte del cerebro y hay algo a lo que no le daba importancia: el tema del networking

Muy poco todavía. Hicimos todo el proceso de presentar la candidatura y estamos pendientes de que se resuelvan algunos temas burocráticos. Pero sí hemos empezado a hacer cosas; por el momento, todo es muy íntimo. Una de las cosas que nos iría bien y que todavía no tenemos es la base de datos de todo el mundo de la UPF que el programa alumni tenga detectado en California. De esta forma, nos podremos poner en contacto con ellos.

Ahora mismo sólo somos dieciséis miembros; pero la idea es que siga creciendo.

El visado es el número uno, porque aunque tengas un visado por un año, si tu idea es quedarte, tienes que estar ya pensando qué ocurre después de este año y en qué momento debes pedir la prórroga.

Después, no tener miedo y preguntar muchoporque, en general, la gente es muy accesible, y tengo la sensación de que tanto profesionales como profesores universitarios son todos muy accesibles.

Es bueno soñar, siendo realista; pero creo que es un país en el que se puede ser ambicioso, precisamente porque es tan grande y el mercado, también. Ahora hay mucha conversación sobre si no es realmente una meritocracia, porque es verdad que las cosas son más fáciles en este país si eres blanco. Pero a pesar de todos los problemas que pueda haber de racismo, sexismo y discriminación en general, sigo pensando que hay mucha más meritocracia que en otros sitios.

Se han realizado cambios muy significativos, se han mantenido muchas conversaciones en cuanto a redacciones y equipos de promoción en las redes sociales, por ejemplo, muy bestias. Ahora, una de las cosas que hacemos de manera muy consciente, desde 2019-2020, es la siguiente: en todos los artículos que publicamos nos fijamos en la imagen promocional que aparecerá en las redes sociales o en la portada de la web, y nos aseguramos que haya representación diversa. No puede ser que siempre haya gente blanca, joven y que siempre haya gente sin ningún tipo de discapacidad.

También, cuando me planteo la cobertura –pues es imposible hablar de todas las series y películas– intento que haya diversidad y no sólo hablar de lo mismo siempre. Se tienen conversaciones, sobre todo internamente, muy abiertas con el equipo sobre: ​​"¿Este titular, deberíamos escribirlo así? ¿Es correcto políticamente hablando?". Se va con mucho cuidado todo el rato con cómo estamos haciendo las cosas, también en cuanto al lenguaje y cómo escribimos. Hay palabras que hemos dejado de utilizar y otras que estamos incorporando.

Cuando recibo las notas de prensa, mi reacción una de cada cuatro veces es: "Oh, dios mío: otra secuela, otra película de superhéroes". Tengo la sensación de que hace unos años predominaban dos tipos de películas: la superproducción que necesita tener lo que los americanos llaman como la propiedad intelectual, una marca, un nombre que suene, ya sea de superhéroes como de personajes de videojuegos; algo que haga que la promoción de esta película sea muy fácil porque ya existe esta marca conocida. O bien, una película independiente que nadie veía.

Con todo el tema del streaming, y un poco la pandemia, que más lo ha acelerado, estamos viendo que quizá vuelvan a aparecer esas películas en medio. Y estamos en un momento en el que está evolucionando porque realmente no es necesario que todo se estrene en el cine. Creo que estamos en este momento de evolución que los estudios todavía no tienen claro, porque estrenar por streaming también tiene sus problemas económicos.

De hecho, yo sólo escribía sobre cine únicamente, y empecé a escribir sobre series de televisión. Y cada vez escribo más sobre estas series. Ahora, la verdad, la mayor parte del tiempo lo prefiero, porque acaban siendo cosas que más me interesan como espectadora.

La verdad: es complicado, porque todo lo grandes salas donde se hacían los estrenos de los blockbusters, que le dicen, ha demostrado que puede sobrevivir. Pero el público más adulto, que quizás no iba a ver esto e iba a ver otra cosa..., ahí es donde las cosas se están complicando un poco más.

Hay un estudio llamado A24, que estrena sobre todo películas independientes; pero su público objetivo no es el público de mayor edad, sino más joven. Y han encontrado la forma de seguir estrenando películas en el cine y que la gente vaya a verlas porque son increíblemente buenos con el tema de la promoción y porque sí que algunas de las películas que hacen exigen esta experiencia cinematográfica. Sin embargo, en general, según qué películas les cuesta más.

Yo creo que sí hay mercado. Aquí ya teníamos a J. A. Bayona y Jaume Collet-Serra, que llevan muchos años haciendo cosas. Pero sí que es verdad que ahora, desde hace un par de años, hay más énfasis en el cine dirigido por mujeres. De hecho, en una de las organizaciones de prensa en las que estoy, el Critic Choice, soy parte de un comité de mujeres que acabamos de lanzar un premio, el SOFEE, que básicamente premia estas películas y series de televisión que están escritas, dirigidas o protagonizadas por mujeres; pero de verdad. Y tengo mucha más sensación de que hay mucha más representación si te lo paras a mirar.

De hecho, la televisión siempre va antes, y si miras muchas de las series que están estrenando hay muchas más mujeres, no sólo blancas, dirigiendo y escribiendo episodios, haciendo de show runners, protagonizando..., y eso acabará llegando al cine.

La televisión siempre va antes, y si miras muchas de las series que están estrenando hay muchas más mujeres, no solo blancas, dirigiendo y escribiendo episodios, haciendo de show runners, protagonizando..., y eso acabará llegando al cine.

Quizás no hace falta quedarse dieciséis años como he hecho yo; pero sí, porque te ayuda mucho a poner en perspectiva algunas cosas de tu cultura que no te dabas cuenta de cómo eran. Me gustaría pensar que después de tantos años aquí he cogido cosas buenas de la cultura californiana que me han gustado y cosas buenas de la cultura catalana y española que me han gustado, a la vez que he dejado algunas de las cosas que no me gustan. Sobre todo, te ayuda mucho a poner en perspectiva muchas cosas que has dado por hechas que debían ser así y siempre han sido así.

Yo creo que soy mucho más resolutiva; ya no me dan miedo según qué cosas. Soy muy pragmática. Me ayudó a salir del caparazón, ya que era una persona muy introvertida. El pragmatismo es una de las cosas que más le debo en ese país; es una cultura de plantear soluciones.

La verdad es que tengo un recuerdo muy bonito: hice amigos de por vida y después, en cuanto a formación, fueron unos años muy interesantes y aprendí mucho. Evidentemente, he seguido aprendiendo durante los años. Y es que no paras de aprender nunca, y como profesional siempre te estás exponiendo a cosas nuevas. Pero aprendí mucho, y esto puso los cimientos para lo que he hecho después. Realmente, tengo muy buen recuerdo.