Susaina Figuera, jefa de innovación de la Fundación Catalana per a la Investigación y la Innovación (FCRI)

Como todos los proyectos de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), que ponen la mirada en la socialización y la divulgación de la ciencia del país, en 2019 nació el proyecto #100tífiques. Ya hacía años que la FCRI creaba y cocreaba proyectos de impulso de las vocaciones científico-técnicas de niños y jóvenes. Así, que esta iniciativa surgía, en principio, para inspirar a las niñas de primaria y secundaria creando referentes científicos femeninos, mediante 100 charlas simultáneas de 100 mujeres dedicadas profesionalmente a la ciencia en 100 escuelas de todo el país. Hoy, en el escenario pospandemia, ese número se ha casi quintuplicado.

Pero el proyecto tenía también una dimensión no tan evidente a simple vista: la de hacer aflorar entre las voluntarias la conciencia de ocupar un espacio propio y específico compartido, crear una red de “mujeres RDI”. El perfil de nuestras científicas va más allá de la investigación. Incluye a las investigadoras, las innovadoras, las tecnólogas, las ingenieras, las directivas de empresas intensivas en investigación, las emprendedoras científicas, las impulsoras de iniciativas, las policy makers, las gestoras de innovación, las consultoras, las comunicadoras. La riqueza de estos perfiles interactuando es, por tanto, la apuesta decidida de la FCRI por la transferencia.

De esta forma, el proyecto se construye a base de estratos o diferentes niveles de impulso a la transferencia que se superponen. Por una parte, la contribución que hacen estas #100tífiques a la sociedad, haciendo un retorno de su experiencia y formación recibida en la educación superior y dentro de sus organizaciones hacia las científicas del futuro. Por otra parte, la transferencia potencial entre ellas y sus organizaciones. En esta línea, nos hemos esforzado por reclutar voluntarias en las universidades y centros de investigación, aliándonos con el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST) por su capacidad de penetración en el sistema público del país. Pero también para reclutar a voluntarias dentro de empresas como Alcon, Allianz, AGBAR, BASF, B-Braun, Boehringer Ingelheim, HP, Lubrizol, Menarini, Provital o Werfen, para enviar un mensaje claro y contundente: el mejor progreso se construye con la innovación que sale de la necesaria colaboración entre universidades y centros y las empresas. El sistema es, por tanto, un ecosistema de agentes públicos y organizaciones privadas.

Los estereotipos que limitan la libertad de decisión de niños y niñas sobre lo que querrán hacer en el futuro son relativos al sexo/género, la consideración social, la supuesta dificultad de la carrera, los ámbitos científicos o el desarrollo profesional. Pero también en la comunidad científica y en las empresas planean estereotipos sobre los profesionales de una y otra esfera. 

Los estereotipos que limitan la libertad de decisión de niños y niñas sobre lo que querrán hacer en el futuro son relativos al sexo/género, la consideración social, la supuesta dificultad de la carrera, los ámbitos científicos o el desarrollo profesional. Pero también en la comunidad científica y en las empresas planean estereotipos sobre los profesionales de una y otra esfera. El proyecto, pues, va de superar los estereotipos de las sucesivas capas: los niños y niñas, por un lado; las científicas del mundo público y el privado, por otro.

Cuando el 50% del talento del país haya elegido a lo que se quiere dedicar sin el apremio de estos estereotipos, iniciativas como #100tífiques ya no serán necesarias. El conjunto de las iniciativas del país, que actúan localmente en todo el territorio, que intentan potenciar ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM) entre el alumnado de todos los cursos y niveles, que actúan con docentes, familias y todo tipo de organizaciones, es también un sistema potente que se esfuerza por transferir su proyecto a la sociedad. #100tífiques también contiene este tercer estrato o nivel de transferencia desde su concepción. Cuando esto ocurra, decíamos, entonces la sociedad también deberá incluir a estas mujeres que se incorporan al ecosistema en los lugares de decisión clave para que la inclusión sea real. La carrera científica y profesional de las mujeres hacia posiciones de liderazgo debería alcanzar también este 50%.