Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y ex consejero de gobierno del Banco de España

En un tema tan complejo como el que me ocupa en este texto, de tantas aristas, de incesante innovación e ingenio, es muy difícil 'mantener pie'. Pero quisiera ser amable y responder a la gente que me pide opinión a las nuevas disyuntivas con un sencillo tal como lo veo lo digo a partir de lo que leo y lo que me dice la experiencia.

El blockchain, las plataformas en general, han venido al mundo real para quedarse. El proceso de desintermediación como todo lo nuevo -particularmente cuando lo viejo no acaba de morir-, supone peligros y oportunidades. Peligros porque aún persiste el contrafactual del pasado, la vieja manera de hacer, marcada además por la brecha generacional. Oportunidades para que en este nuevo contexto los one winner takes all (o “el primero hace el pelotazo”) predominan. Ciertamente, los cambios impactarán a quien había hecho de su intermediación su oficio, registradores, compensadores financieros, liquidadores mercantiles, transaccionistes de negocios, notarios, centralitas de conexión de actividades, validadores contractuales, verificadores de actividades, compensadores de pagos. Todos ellos se podrán reciclar y quizás incluso aprovecharse de las nuevas oportunidades si saben migrar de las inercias y reciclar su know-how. La descentralización que se abre va en todo caso en la línea de sociedades que cada vez quieren ser más libres. Pero fuera de los avalistas públicos, el campo abierto es el de la responsabilidad personal: sin buenos samaritanos, desde el ejercicio de decisiones informadas, pero que terminan en operaciones irreversibles. Se acaban así los mecanismos de protección al uso -los fondos de garantías-, asumiendo los individuos los riesgos de la volatilidad y compensando en un pool propio a lo largo de la secuencia de sus decisiones y no de la mutualización con las otras. Todo un nuevo mundo. El individuo especula (mira, a su raíz latina). Y el regulador está presente pero con poca interferencia si no se violan derechos primarios. Circulan monedas sin autoridad responsable que haga por su 'fiado', ni a las emisiones ni a los registros. Riesgo de crédito y de liquidez a cargo de sus usuarios (¡sin indemnización pública por robos ni catástrofes sobrevenidas!) En una base de política monetaria con muy pocos márgenes de actuación. Toda una revolución por cómo entendemos la macroeconomía hoy.

Como muchas cosas en la vida, la nueva situación abre ventanas de elevadas ganancias posibles pero con fuerte prima de riesgo. Y por eso con grandes tentaciones de los que tergiversando los nuevos mercados, abiertos y descentralizados, los quieren oligopolitzar, apropiándose de las ganancias y protegiéndose de los costes (los riesgos implícitos). Wait and see.