Laura hizo el máster universitario en Criminología y Ejecución Penal en la UPF. Actualmente, participa voluntariamente en la entidad. Dídac forma parte del equipo técnico de Ponts per la Pau, una organización no gubernamental dedicada a proteger y a promover los derechos de las mujeres, los jóvenes y los menores afganos vulnerables así como aquellas personas que llegan a Cataluña y son acogidas.

Entrevista

Este año habéis recibido, por primera vez, una ayuda económica de UPF Solidaria para vuestra entidad. ¿Qué os parece que la Universidad se implique en iniciativas de cooperación y desarrollo? ¿Cómo conocisteis la convocatoria?

​Sí, estamos muy contentas de que la UPF haya querido confiar en nuestro proyecto. Nos parece imprescindible que desde la Universidad se promueva la cooperación con proyectos del sur global, ya que nos encontramos lejos que la administración pública destine el 0,7% del PIB a cooperación que propone la ONU y que reclamaba el estimado Arcadi Oliveres y que además fue una de las reivindicaciones de la sociedad civil durante el 15M. En concreto, encontramos que tiene mucha lógica que la Universidad contribuya a proyectos vinculados a la tarea o en los campos con los cuales se trabaja desde los diferentes equipos de investigación y los grados/másteres. La relación de nuestro proyecto con la Universidad tiene una dimensión más transversal, puesto que hacemos cooperación y emergencia humanitaria en Afganistán y tratamos de garantizar el derecho a la educación a niños y mujeres, así como garantizar la cobertura de sus necesidades básicas, entre las cuales su bienestar psicológico.

Conocimos la convocatoria a través del boca-oreja con otras ONG pequeñas, como la nuestra, que hacemos proyectos que no llegan a muchísima gente, pero que procuramos que sean de calidad.

¿Cómo funciona Ponts por la Pau y qué objetivos persigue? ¿A que se están destinando los 2.800 euros que habéis recibido a través de la convocatoria de ayudas?

Actualmente, trabajamos en tres regiones de Afganistán. Disponemos de un equipo en Cataluña compuesto por técnicas y voluntarias, y de un equipo en Afganistán, donde se encuentran todas nuestras monitoras. Procuramos que en los proyectos la intervención por parte de los hombres sea mínima o nula, y tratamos de ofrecer un acompañamiento dónde las mujeres sean protagonistas de su vida. Es decir, nuestras monitoras autogestionan y lideran los proyectos, y desde Cataluña solo les damos asistencia técnica y apoyo logístico. No aplicamos prácticas asistencialistas y ponemos en valor las capacidades y la autonomía de nuestras monitoras. Escuchamos sus necesidades, y según lo que nos piden, las ayudamos para que puedan implementarlo en su proyecto. Nuestro objetivo es ayudar niños y mujeres en Afganistán para que puedan convertirse en agentes de paz, personas con capacidad crítica y transformadora que puedan contribuir a un cambio social.

​La financiación que hemos recibido de la UPF se está destinando al Club de Lectura de Nangarhar, un proyecto situado al este del país, en el sur de la provincia de Kabul. Allí tenemos un grupo de alumnos de una región muy rural y con una tasa de alfabetización baja. Nuestras niñas y adolescentes aprenden a leer y a escribir; hacen talleres de arte, y se las capacita para cuestiones relacionadas con la cotidianidad de la vida. Estamos creando una pequeña biblioteca y un espacio con mesas y sillas para que no tengan que estar sentadas en tierra.

Vuestra entidad se creó en 2016 por iniciativa de Nadia Ghulam, una persona actualmente mediática, tanto por su experiencia personal como por su promoción de la cultura de la paz. ¿Cuál ha sido la evolución de la entidad hasta el día de hoy?

Nadia empezó con un proyecto pequeño de asistencia a la infancia, en que tenía niños y mayoritariamente niñas, a las cuales trataba de cubrir las necesidades educativas que comportan los gastos del sistema educativo que tenían sus familias (habitualmente se priorizaba que, si había poco dinero, quién iba a la escuela eran los niños, no las niñas). Pero después del acuerdo de Doha, los países del norte global abandonaron el país en manos de los talibanes, y con ellos también marchó la ayuda humanitaria que llegaba. A causa del actual contexto, los proyectos con los cuales trabajamos han ido cambiando en paralelo a la situación sociopolítica y a la agravación de la situación de las necesidades de la población afgana. Ligado a esto, también nos hemos hecho algo más grandes, y ahora hay un mayor número de personas implicadas en el proyecto, tanto en Cataluña como Afganistán. El 2016, Ponts por la Pau ayudaba a una veintena de niños; actualmente, atendemos más de 300 personas directamente.

¿Qué os animó a vosotros (Laura y Dídac) a formar parte de esta entidad?

Afganistán es uno de los grandes olvidados, un país que ha sufrido la colonización de la URSS; posteriormente, la de los EE. UU., y actualmente sufre bajo un régimen extremista, violento y autoritario que no es otra cosa que consecuencia de los procesos colonizadores del norte global. Hemos conocido la situación del país a raíz de hacer voluntariados con personas refugiadas, muchas de las cuales venidas de Afganistán. Desgraciadamente, pocas personas hablan sobre el país, pero Nadia Ghulam trabaja cada día para visibilizar la situación de su país y trata de promover la cultura de la paz como única alternativa posible para la convivencia en nuestra sociedad globalizada. Su tarea nos inspiró y nos animó a ayudar en el proyecto.

El próximo miércoles, 19 de octubre, será la primera vez que estaréis presentes en la Feria UPF Solidària. ¿Qué esperáis de vuestra participación?

Esperamos conocer otros proyectos a los cuales la UPF también ha contribuido; pensamos que tejer red es fundamental. También nos gustaría hacer llegar nuestro relato y aproximar la situación de las mujeres en Afganistán a la comunidad universitaria. La tarea de sensibilización forma parte de nuestra misión para generar agentes de cambio. En la Universidad hay mucho potencial y energía para transformar el mundo y contribuir a mejorar la situación de las personas de los países del sur.