Atrás Antonio P. Ladrón de Guevara: "Está en manos de toda la comunidad universitaria visibilizar los éxitos de las ayudas para proyectos solidarios"

Antonio P. Ladrón de Guevara: "Está en manos de toda la comunidad universitaria visibilizar los éxitos de las ayudas para proyectos solidarios"

Entrevistamos al profesor Antonio P. Ladrón de Guevara, quien colabora desde hace años con la ONG CAT SYA y nos explica los proyectos subvencionados por la convocatoria de UPF Solidaria.

19.01.2022

 

Doctor en Económicas, es profesor agregado del Departamento de Economía y Empresa de la UPF. Desde el 2015 ha participado en las convocatorias de ayudas económicas de UPF Solidaria, junto con la ONG CAT SYA, con proyectos destinados a la mejora de la alfabetización y la formación de niños y mujeres de Burkina Faso.


Entrevista:

– Con la convocatoria 2021, ya son siete ediciones consecutivas que UPF Solidaria colabora con proyectos de la ONG CAT SYA. ¿Nos puedes hacer un breve resumen y decirnos cómo han evolucionado?

Desde hace tiempo, colaboro con el ONG CAT SYA. Por eso, desde hace años me he puesto a su disposición para ayudarla a participar en las convocatorias de ayudas de UPF Solidaria. A pesar de ser una ONG pequeña, la tarea de CAT SYA es de vital importancia para ayudar a las mujeres de los diferentes pueblos y barrios a que la ONG tiene acceso a Burkina Faso. Yo destacaría dos proyectos que se han llevado a cabo gracias a las ayudas de UPF Solidaria, y que actualmente continúan ayudando muchas mujeres de Burkina Faso a sostener y mejorar el nivel de vida de sus familias:

1. “Mujeres, alfabetización y formación en oficios y en gestión contable”. Este proyecto, implementado el 2014-2015, se llevó a cabo con un colectivo de 32 madres de una escuela pública en el barrio de Koko, en la ciudad de Bobo-Dioulasso, la segunda en importancia del país. Además de la alfabetización, se les dio formación para aprender a hacer pasta de cacahuete, soumbala (condimento a base de fermentado de entonces, típico de la cocina de la África occidental) y bisutería. En la actualidad, doce de estas mujeres continúan produciendo y vendiendo pasta de cacahuete y soumbala, cosa que les permite recaudar unos ingresos para mantener a sus familias. Hay que destacar que durante este año académico CAT SYA los compra pasta de cacahuete y soumbala para la cantina escolar, que ha sido el último proyecto llevado a cabo gracias a las ayudas de UPF Solidaria.

2. “Educación, cursos extraescolares para niñas sin recursos, para preparar los exámenes BEPC y BAC”. Entre los años 2015 y 2019, gracias a las ayudas de UPF Solidaria, se implementaron varios proyectos con niñas de secundaria de tres institutos públicos en la ciudad de Bobo-Dioulasso. Desde que se inició el proyecto, han participado 734 niñas, y los resultados han sido excelentes. Los cursos han permitido que muchas niñas hayan tenido acceso al bachillerato científico, incluso han conseguido becas para acceder en la universidad, en un país donde el campo de las ciencias está prácticamente ocupado por los hombres. Hay que destacar que además de la implementación de cursos de refuerzo, este proyecto también ha conseguido obtener donaciones de bicicletas, puesto que la carencia de medios de transporte puede hacer que las niñas dejen los estudios prematuramente o que tengan dificultades para estudiar apropiadamente.

– Cuál es vuestra valoración del último, “Cantina escolar, motor de la educación”, ejecutado durante el último año? ¿Se ha visto afectado por la covid-19?

Cursos extraescolars per a nenes sense recursos

Hace una década, en colaboración con la ONG Solidarité Laïque Afrique de l' Ouest (ASO), CAT SYA consiguió obtener financiación para construir una segunda escuela en el pueblo de Kotedugú, que se inauguró el 2012. Este último proyecto se ha llevado a cabo en esta escuela, Kotedugú-B. Desde el año 2017 se empezó el proyecto de la cantina escolar”, que se ha ido desarrollando hasta ahora con diferentes financiadores. A diferencia de la escuela Kotedugú-A, que está situada en el centro del pueblo y que recibe niños que viven cerca, la mayoría de niños de la nueva escuela viven en zonas rurales, a varios kilómetros, el que significa para ellos levantarse cada día a las 4 de la madrugada y afrontar el camino a pie. Cuando llegan a la escuela ya es hora de iniciar las clases y no hay tiempo para el almuerzo. Es por eso que el proyecto de la cantina escolar ha sido tan importante para la escuela.

Al acabar el curso pasado (2020-2021), 15 niños de un total de 65 (23%) de la escuela Kotedugú-B aprobaron el examen para pasar a secundaria, mientras que sólo 4 de 70 (6%) alumnas de la escuela Kotedugú-A aprobaron el examen. Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de proporcionar un comedor escolar que garantice unas condiciones mínimas que permitan una educación apropiada para estos niños.

En cuanto al impacto que ha tenido la pandemia, afortunadamente el proyecto se ha podido hacer sin obstáculos, gracias a la muy débil incidencia de la covid en Burkina Faso. Hasta hoy solo ha habido 333 muertes causadas por la covid desde el inicio de la pandemia, y un total de 19.636 casos de contagios. A partir del mes de octubre del 2020 las clases se retoman sin interrupción (excepto las vacaciones), hasta la actualidad, y tanto los proyectos como los cursos 2020-2021 y 2021-2022 se han desarrollado con plena normalidad desde el punto de vista de la vida escolar. Aun así, la débil afectación del virus en la vida de las personas no ha impedido el efecto económico devastador de la pandemia, al cual se suma la particular situación sociopolítica y militar de Burkina Faso, con frecuentes ataques por grupos terroristas en varias regiones, que han causado la migración de más de un millón de personas hacia ciudades más seguras o hasta la capital, y el abandono de los campos de cultivo y ganadería, con la consiguiente pérdida de ingresos para la población y el encarecimiento de los precios de los productos.

– Sabemos que el ONG CAT SYA trabaja de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y la Agenda 2030. ¿Hasta qué punto crees que el ámbito de la cooperación los tiene presentes

Pienso que en el ámbito de la cooperación hay que distinguir entre las acciones llevadas a cabo por los gobiernos y las ONG, que son los dos sectores principales donantes de ayudas al desarrollo: hoy en día los proyectos de las ONG están enmarcados en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), puesto que se centran a reducir las desigualdades y a mejorar la salud, la educación y las condiciones ambientales, que son las principales directrices de la Agenda 2030. Aun así, las acciones de cooperación nacional e internacional por parte de los gobiernos también se centran en la ayuda al desarrollo a través de proyectos de cooperación en el ámbito de la promoción comercial y la coordinación de políticas económicas. Estas acciones no necesariamente priorizan objetivos de desarrollo sostenible. Para dar un ejemplo, hay infinidad de ayudas y de incentivos otorgados por gobiernos para el desarrollo de sectores económicos con modelos productivos que están teniendo un impacto muy negativo en el medio ambiente, sin que se priorice la conversión de los sectores mencionados hacia modelos económicos más sostenibles.

– En estos momentos está abierta la convocatoria anual de ayudas económicas de UPF Solidaria para proyectos solidarios 2022. ¿Cómo animarías a la comunidad universitaria a participar?

Imatge d'Antonio P. Ladrón de Guevara

 

Pienso que está en manos de toda la comunidad universitaria visibilizar los éxitos que están teniendo estas ayudas económicas de UPF Solidaria para proyectos solidarios. En particular, considero que los docentes tenemos una gran responsabilidad en la hora de transmitir y divulgar los valores solidarios, en línea con las directrices de bienestar planetario que forman parte de los valores de la UPF hoy en día. Los jóvenes universitarios son cada vez más conscientes de la necesidad que las economías evolucionen hacia un desarrollo sostenible, y los docentes somos los grandes comunicadores en la comunidad universitaria. Soy profesor de marketing desde ya hace décadas, y he ido adaptando mi docencia para inculcar estos valores entre mis estudiantes dentro de las asignaturas que imparto. Cada día son más los trabajos de fin de grado y de fin de máster que dirijo a estudiantes que llevan a cabo estudios como consumidores responsables, o que desarrollan planes de marketing para ONG. En particular, yo invitaría el profesorado a involucrarse en la tarea de motivar el alumnado a participar en proyectos solidarios.

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