La educación y concienciación de la población sobre los problemas ambientales es un aspecto estratégico para avanzar decididamente hacia la sostenibilidad del planeta. La necesidad de utilizar la herramienta educativa como respuesta a esta problemática ya aparece en el documento final de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, que se celebró en Estocolmo en junio de 1972, hace casi 50 años. En este documento se explicita que el objetivo es “que la población mundial tome conciencia del medio ambiente y se interese por él y por los problemas relacionados, y que cuente con los conocimientos, actitudes, aptitudes, motivación y deseo necesarios para trabajar individual y colectivamente en la investigación de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que puedan aparecer de ahora en adelante.

Medio siglo más tarde sigue más viva que nunca la necesidad de abordar desde la educación los retos medioambientales que tenemos ante nosotros como sociedad. Justo hace unas semanas, el 26 de enero, se conmemoraba el Día Mundial de la Educación Ambiental, un recordatorio anual que tiene el propósito de concienciar a la ciudadanía para que conserve y proteja el medio ambiente a través de la realización de acciones y actividades. Actualmente, en Cataluña más de doscientas asociaciones y fundaciones ambientales fomentan la implicación de la ciudadanía en la protección del medio ambiente y la conservación de la naturaleza de una forma comprometida y activa. Pero esto no es todo, puesto que en el escenario actual es clave la formación que se está haciendo en las escuelas e institutos, en un proceso permanente y participativo, para dotar a la juventud de un sentido ético y cívico de corresponsabilidad ambiental y de lealtad hacia las generaciones futuras.

Ejes vertebradores

La promoción del desarrollo sostenible a través de la educación y la adopción de estilos de vida sostenibles; los derechos humanos; la igualdad de género; la promoción de una cultura de paz y no violencia; la valoración de la diversidad cultural, y, finalmente, la contribución de la cultura, son los ejes vertebradores de la tarea que debe llevarse a cabo en el campo educativo y ambiental. Algunos de los aspectos importantes en el trabajo que se está realizando en este ámbito son aquellos relacionados con las poblaciones vulnerables; la prevención del derroche alimentario en las escuelas; la salud; la educación ambiental con perspectiva de género; la educación y concienciación ambiental en entornos urbanos, en relación con el consumo y los residuos; la emergencia climática y los nuevos movimientos juveniles, y, por último, la justicia climática.

En definitiva, estamos hablando de un conjunto de herramientas y conocimientos amplios que tienen que permitir consolidar entre toda la población, y especialmente entre los más jóvenes, la necesidad de dar pasos firmes e irreversibles hacia un cambio de paradigma en el cual la sostenibilidad tenga un papel primordial y esencial en el desarrollo de las sociedades humanas.