La exposición forma parte del Año Palau Ferré, la conmemoración oficial de la Generalidad de Cataluña para homenajear el centenario del nacimiento de Palau Ferré (1921-2000) y es una muestra de los carteles más icónicos que el pintor cubista ideó para diversas entidades y ONG.
 

La de los setenta y la de los ochenta fueron dos décadas trascendentes llenas de cambios sociales, económicos y políticos que dotaron a escritores, músicos y fotógrafos de una culminante relevancia social. En ese contexto, también los artistas tendrían un papel destacado más allá del ámbito cultural.

Todos los cambios que se irían produciendo a lo largo del tardofranquismo, la transición y los primeros años de la nueva etapa autonómica, podemos seguirlos a través de las importantes cabeceras de prensa de la época. Así, hoy, la hemeroteca nos ofrece una visión primordial para entender los compases de aquellos años.

Este compromiso de los artistas con la sociedad y el seguimiento que los diarios hacían de los acontecimientos artísticos, podemos encontrarlos sintetizados en la figura del pintor, escultor y ceramista Maties Palau Ferré (Montblanc, 1921-2000), de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento. El artista, después de haberse formado en la Barcelona de los años cuarenta y de haber dado a conocer sus pinturas cubistas en exposiciones en la Sala Gaspar y en los prestigiosos Salones de Octubre, en 1957 dio el paso a París, donde conectó con las corrientes internacionales del arte. Contrapuesta a la gris España franquista, la capital francesa era un espacio de libertad por la intelectualidad catalana y sus artistas.

A su regreso de París, en los primeros años sesenta, las referencias a Palau Ferré serán habituales en la prensa del momento, de El Noticiero Universal en la revista Destino, pasando por la Hoja del Lunes y, de una manera especialmente prominente, por El Correo Catalán, rotativo que tendría en Palau Ferré, su pintor de referencia: el artista ilustraría portadas especiales del diario, y los periodistas hacían un seguimiento periódico de los cuadros que ideaba Palau Ferré.

A diferencia de otros pintores de su generación, Maties Palau Ferré no puede considerarse un artista político, pero sí comprometido con la sociedad y su devenir: “El artista tiene que hacer pensar, pero yo creo que solo tiene que indicar la idea dejando a cada espectador un amplio campo de posibilidades para completar la obra con su propia experiencia”, decía Palau Ferré.

Fruto de su propia experiencia personal, en la que en 1974 el Tribunal Supremo le condenó a pintar a metros cuadrados, como consecuencia de las cláusulas de un contrato que había firmado con un marchante, Palau Ferré intensificaría su colección. ción con entidades sociales y culturales, y sus cuadros serían el mejor altavoz de campañas solidarias de diversas ONG a favor de los Derechos Humanos.

Podrá encontrar información sobre cómo visitar la exposición en la web del Museo de Historia de Cataluña.