Florencia Aliberti, Caterina Cuadros Sbert y Gala Hernàndez

La irrupción en el cine de cámaras de súper 8 y 16 mm supuso, hacia los años 60, un punto de inflexión en las prácticas de la imagen y un momento clave para la emergencia de nuevos géneros/formatos, como el autodietario o las llamadas home movies. Las posibilidades de acceso que ofrecían estas nuevas tecnologías permitieron un desplazamiento en los modos de producción propios de la industria cinematográfica: de los grandes platós al interior del hogar, de las historias épicas a situaciones cotidianas, del tiempo narrativo al tiempo experiencial. En este nuevo contexto, aún en los márgenes de la producción cinematográfica, muchas mujeres optaron por tomar las cámaras y girarlas hacia sí mismas. El presente ensayo ofrece un recorrido por algunas piezas que abordan la cuestión del cuerpo femenino autorrepresentado y de cómo, a partir del género del autorretrato, las mujeres han formulado nuevas maneras de (re) escritura de sí mismas en la imagen. La pieza transita por diferentes estados y espacios emocionales, recuperando imágenes de mujeres cineastas que, en un gesto de autorrepresentación, pretenden sustraerse a la visión masculina que domina la mirada sobre el cuerpo femenino. Imágenes donde cuerpo se mira a sí mismo como superficie de inscripción para reflexionar acerca de las relaciones y conflictos con los espacios próximos, deteniéndose en acciones cotidianas y explorando temas como la intimidad, la sexualidad, la masturbación o la maternidad. Esta re-significación del sujeto femenino invita a una nueva concepción espacio-temporal de la imagen, donde la duración de planos, las esperas, los tiempos muertos o las situaciones diarias íntimas simbolizan una ruptura con los modos de representación de un dispositivo extremadamente masculinizado como lo era (y es) el cine.