12. Zoom

“La traducción consiste en aprender sobre un tema e intentar generar conocimiento”

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Nombre y apellidos: Marta Camus-Heras
Lugar y fecha de nacimiento: Barcelona, ​​1975
Formación: diplomada en Enfermería por la UB (1997) y grado en Traducción e Interpretación por la UPF (2019)
Intereses: la lectura, el cine y viajar

La vida académica de Marta es poco habitual. Han pasado 25 años desde que comenzó Enfermería en la UB hasta que ha terminado Traducción e Interpretación en la UPF. 25 años que han coincidido con una época de cambios revolucionarios en las universidades: la introducción masiva del uso del ordenador y la puesta en marcha de las primeras aulas de informática, la llegada de internet a los campus, la adopción del Plan Bolonia y el cambio de los planes de estudios... Ha sido una testigo de excepción de la evolución del sistema universitario.

Además, como residente europea en el Reino Unido, también está viviendo en primera persona todo el asunto del Brèxit. Un tema que ha sido clave para tomar la decisión de finalizar sus estudios en la UPF.

De Enfermería a Traducción e Interpretación. Un cambio importante...

En 1997 me diplomé en Enfermería y ejercí como tal durante unos dos años. Como hablaba inglés con fluidez y había aprendido alemán en la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) durante tres años, decidí estudiar lo que entonces era la licenciatura de Traducción e Interpretación en la UPF. Entré en septiembre de 1999 con el alemán como primera lengua extranjera y el inglés como segunda lengua; pensé que el inglés sería demasiado fácil y que el alemán me daría más oportunidades de encontrar trabajo.

El primer año fue genial: iba a las clases entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde y luego a la EOI, para mejorar aún más el alemán y el francés, dos veces por semana, hasta las 9 de la tarde. A veces, volvía de noche a la biblioteca para repasar las lecciones hasta la 1 de la madrugada, cuando la biblioteca cerraba. Fue un trabajo duro, pero me gustó mucho.

 

Marta Camus

El segundo año fue muy diferente. Encontré las clases mucho más duras. No había descansado durante el verano, dado que conseguí un trabajo en cuanto acabé los exámenes. Realmente, tuve que luchar con algunos temas, especialmente con el alemán. Al final del segundo año fui a Alemania a hacer un intercambio de tres meses, previsto en el plan de estudios. La idea inicial era quedarme durante cinco meses e intentar mejorar mi alemán; pero, al final, decidí tomarme un año y acabé pasando allí 15 meses.

Una vez en Barcelona, ​​empecé mi tercer año y, de nuevo, me lo pasé muy bien y fue una muy buena época. Sin embargo, al final del tercer año empecé a preocuparme por el trabajo de fin de grado (TFG). Además, a pesar de que mi comprensión del alemán era buena, sentí que mi expresión oral y escrita no era suficientemente buena y me sentía especialmente estresada, sobre todo porque algunos de los temas eran sobre la traducción inversa del español y el catalán al alemán.

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