Los escritores, como los músicos o los futbolistas, también necesitan mánagers, y estos somos los agentes literarios. Nosotros acompañamos a los autores desde el momento en el cual se plantean qué escribir y les damos ideas para su novela. Somos las primeras personas que leemos el texto y les comentamos qué funciona y qué no. Una vez han acabado la novela, la parte más importante es buscar una editorial a la que vender los derechos para que la publiquen. Primero los vendemos en la lengua en la cual se ha escrito y, luego, intentamos que el libro también se traduzca y se distribuya en otras lenguas. A partir de aquí, hacemos un acompañamiento global: desde establecer contactos, hacer facturas, promoción… Intentamos conseguir que el escritor pueda vivir de la escritura.

Los agentes literarios intentamos conseguir que los escritores puedan vivir de la escritura 

Fue un choque muy fuerte pero muy positivo en todos los aspectos. Hacía solo tres semanas que había cumplido los dieciocho años cuando llegué a la ciudad y mis padres me enseñaron a hacer los trayectos en autobús y metro desde donde vivía hasta la UPF, que en aquella época estaba en el edificio Rambla. El cambio de haber nacido y crecido en un lugar tan pequeño como Menorca y después venir aquí, haber de hacerlo todo sola, empezar la universidad, no conocer a nadie en la ciudad…, fue un cambio muy grande; pero lo recuerdo con mucho afecto. 

Cuando acabé segundo de bachillerato no tenía claro qué quería estudiar. Siempre me habían gustado mucho las lenguas; había estudiado inglés y alemán desde primero de ESO, y una conocida de mi padre me descubrió el mundo de la traducción. Vi que esta opción tenía las cosas que más me gustaban: leer, escribir y los idiomas. Además, saber que durante el segundo curso teníamos que ir de Erasmus fue el punto decisivo para escogerla. 

Saber que durante el segundo curso teníamos que ir de Erasmus fue el punto decisivo para escogerla 

Leer, viajar y aprender idiomas te brinda la oportunidad de descubrir otras culturas y otras maneras de hacer, y eso es lo que más me interesa en esta vida porque soy curiosa por naturaleza. Cuando era joven viajaba más. Viví en Londres, Saint Andrews y Múnich y, aunque ahora resido en Barcelona, continúo viajando muchísimo. Es lo que más me gusta del mundo, después de leer.

El poder del libro se diluye, y creo que es una pena. Tienes que tener mucha fuerza de voluntad para decir “esta noche no me pongo una serie y leeré un libro” 

Ahora ya no se venden tantos libros como hace quince años y hay más competencia. Es un sector un poco precario. Es un mundo bastante hermético y eso es un problema porque parece que si no tienes conexiones no puedes entrar y se genera un entorno muy endogámico. Parece el juego de la silla: cuando alguien se levanta, todo el mundo se mueve; aunque hay pocos movimientos y oportunidades si lo comparamos con otros sectores. En mi caso, yo no conocía a nadie; pero entrar como becaria me sirvió para conocer gente que me ofreció trabajo. A través de Linkedin no encuentras ofertas de trabajo en este mundo.

Cualquier soporte es bienvenido cuando se trata de descubrir historias que nos aporten alguna cosa 

Es cierto que se han cerrado muchas librerías, pero también se han abierto muchas otras de pequeñas donde trabajan una o dos personas. Quizás las que cierran son más grandes y generalistas y se mantienen las librerías de barrio, que son las que realmente dinamizan una zona. Creo que es un problema de ciudad, no de librerías. Barcelona tiene un problema con todos los comercios de hace años que le dan una identidad y que están siendo sustituidos por grandes cadenas comerciales. 

En la universidad leí grandes libros, como The Catcher in the Rye, que recuerdo que nos gustó muchísimo a todos. Sin embargo, no nos hicieron leer mucho. Creo que uno de los errores es dar libros aburridos que hacen que los estudiantes no se enganchen. Hay que ser mucho menos esnob y empezar a pensar que todos los libros son buenos: si los lees y te lo pasas bien, significa que es una buena historia. Desde la universidad se deberían organizar más actividades, como clubes de lectura o encuentros con los autores, más allá de pedir a los alumnos que lean un libro para de aquí dos semanas y hagan un resumen, que realmente no aporta lo mismo que un debate con otros lectores, por ejemplo.

Hay que ser mucho menos esnob y empezar a pensar que todos los libros son buenos: si los lees y te lo pasas bien, significa que es una buena historia

Un libro que me marcó mucho cuando era más joven es La casa de los espíritus, de Isabel Allende. Mis padres tenían una edición por casa, y recuerdo que justo acabarlo, lo volví a empezar. También me ha marcado Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Quizás leo dos libros a la semana, y hay muchos que me gustan y me marcan; pero definitivamente me quedaría con el primero. Si hablamos del género de la poesía, mi autor favorito es Ponç Pons, el gran poeta de Menorca.

Creo que es muy importante estudiar lo que te gusta, porque serás bueno en tu trabajo si realmente te apasiona. El tema de las salidas laborales forma parte del capitalismo que han instaurado. El mercado laboral que crees que existe hoy no es el que habrá de aquí cinco años o quince. Por este motivo es tan importante hacer lo que te gusta y, después, la vida te llevará por caminos que no sabes hacia dónde te llevarán. No vale la pena amargarse los mejores años de tu vida, cuando eres joven y tienes que decidir qué estudiar, porque las oportunidades ya las buscarás cuando sea hora de hacerlo.