5. Caleidoscopio

Energía nuclear y sociedad

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Albert Presas

Albert Presas,
Profesor del Departamento de Humanidades de la UPF

La energía nuclear sigue tensionando la agenda política. Incluso en una época de creciente aceptación de la energía nuclear como un tipo de tecnología ecológica, los debates sobre su futuro a menudo conducen a callejones sin salida. El reavivado debate sobre el futuro y la sostenibilidad de la energía nuclear setenta años después de sus prometedores inicios indica que persisten las incertidumbres y los desacuerdos sobre el futuro de la energía nuclear, especialmente en Europa, y que dependen tanto de factores sociales y políticos como de factores técnicos. El debate actual recupera la constante histórica de que la principal razón de esto parece ser el enfoque tecnocrático de sus proponentes y la negación del acceso al proceso político a los ciudadanos, aunque en los últimos años los ciudadanos interesados han asumido más derechos que parecen determinar los límites del debate.

El compromiso nuclear con la sociedad ha adoptado diversas formas, con resultados muy diferentes en función de la variedad de factores sociales y políticos. La idea de “buenas prácticas” para buscar una mejor relación entre la sociedad y el desarrollo de programas nucleares es problemática, y debería ser reemplazada por recomendaciones políticas que tengan en cuenta el contexto y estén teórica y empíricamente informadas. Los estudios sistemáticos muestran que un compromiso público sólido y unas instituciones reguladoras independientes son manifiestamente cruciales para hacer frente a los futuros retos nucleares (y, por extensión, a otras opciones técnicas). Esa confianza está muy condicionada por la cultura política y las tradiciones de compromiso con la población de cada nación. La experiencia histórica sugiere que, al menos a medio y largo plazo, es probable que una mayor participación de los ciudadanos sea fundamental para considerar la energía nuclear como una opción energética.

Las sociedades se han comprometido con la energía nuclear de diversas maneras. La confianza en la energía nuclear es mayor en los países con enfoques más abiertos y transparentes en la toma de decisiones relacionadas con la tecnología. En este sentido, vale la pena señalar el hecho de que los debates y las controversias sobre la energía nuclear se han integrado en una gama más amplia de debates sociales y políticos a escala local, nacional e internacional, como los relativos a la democracia, el papel de los expertos y los intereses creados, los medios de vida locales y la tensión entre el mundo rural y el urbano. Sin embargo, el generar confianza y mejorar la solidez social, la legitimidad y la calidad técnica de las decisiones requiere aceptación y, a veces, incluso fomentar una sana desconfianza. Si tenemos en cuenta que el talón de Aquiles de la energía nuclear ha sido sobre todo su relación con la sociedad civil, el elemento clave para entender su desarrollo y la crítica situación actual de la mayoría de los países europeos, independientemente de los aspectos técnicos y financieros, debe buscarse para superar la desconfianza entre el sector nuclear, las instituciones estatales que parecen apoyarlo y uno de los actores fundamentales de las sociedades modernas: precisamente la sociedad civil a la que la energía nuclear le había prometido prosperidad y seguridad perennes.