Atrás Filtros burbuja y gestión personal de los algoritmos [artículo open access]

Filtros burbuja y gestión personal de los algoritmos [artículo open access]

Por Equipo OCM

17.01.2023

Imatge inicial

 

Resumen

Se revisan los principales metaanálisis sobre filtros burbuja y cámaras de eco, y se muestra que hay poca evidencia de la existencia de ambos. Se concluye que, si bien la imagen popular de los filtros burbuja y las cámaras de eco tiene pocos fundamentos, en el futuro se hará necesaria una mayor vigilancia de los ciudadanos ante los posibles efectos de los algoritmos.

[Enlace al artículo]

Palabras clave

Filtros burbuja, Burbujas de filtro, Cámaras de eco, Polarización política, Desinformación, Psicología de la información, Agregadores, Redes sociales, Algoritmos.

Introducción

En esta nota se plantea una reflexión acerca de las teorías de las burbujas de filtro o cámaras de eco aplicadas a la información y comunicación en el mundo digital, con el fin de actualizar su alcance y efectos a la luz de la evidencia científica reciente. Dos de los conceptos vinculados al mundo digital que han centrado más la agenda informativa en los últimos años han sido el filtro burbuja y la cámara de eco. El primero de ellos, el filtro burbuja, fue acuñado y popularizado en 2011 por Eli Pariser en un libro del mismo título (Pariser, [2011] 2017).

El concepto, ideado inicialmente por un cambio en el algoritmo de Google, hace referencia a cómo los algoritmos de personalización de la información en agregadores como Google News y en redes sociales, tienden a encerrarnos en una burbuja metafórica de contenidos muy similares a los consumidos previamente. Por su parte, el origen del concepto de cámara de eco parece ser más difuso, pero hace referencia a la idea de que las personas tenemos tendencia a conectarnos con otras personas similares a nosotros.

El resultado es que estamos expuestos a puntos de vista parecidos a los nuestros, excluyendo los alternativos o diferentes a nuestras preconcepciones. Ambas ideas, en el contexto de internet y las redes sociales, plantean en suma que la personalización algorítmica de los contenidos ayuda a reforzar nuestras opiniones y creencias previas, lo que puede favorecer la polarización social. ¿Por qué han resultado de interés estos conceptos para analistas, académicos, comentaristas y medios de comunicación en los últimos años? La respuesta podría encontrarse en fenómenos como la proliferación de noticias falsas (fake news), la vuelta de los extremismos políticos o la elección para la presidencia de algunos países de políticos populistas como Donald Trump.

El argumento de fondo es que todo ello no podría explicarse sin una desinformación masiva generada por las dinámicas informativas que se establecen en las redes sociales y en internet en general: los filtros burbuja y las cámaras de eco encerrarían a los ciudadanos en sus universos informativos particulares (quizá poblados de noticias falsas), desconectándolos de otros puntos de vista que podrían desafiar sus creencias (erróneas) sobre el estado del mundo (por ejemplo: sobre la inmigración, la ciencia, la economía...).

La desconexión derivaría en un aumento del extremismo, y ello a su vez conduciría a la polarización política que estamos viviendo, que a su vez toma forma en figuras como Trump o las nuevas extrema derechas (algunos hablarían del retorno del fascismo). En suma, en el argumentario más extremo, las burbujas y las cámaras producen una ciudadanía desinformada, que en base a esa desinformación toma las peores decisiones posibles para el gobierno colectivo, poniendo en serio riesgo la estabilidad social y la misma democracia. Dado el calibre de la acusación, parece necesario preguntarse: ¿cuál es la evidencia que permitiría afirmar que existen los filtros burbuja y las cámaras de eco, y que producen los efectos predichos?

Poca evidencia y efectos débiles. Revisión de la literatura

Dado su posible impacto colectivo, parece conveniente centrar nuestra atención en el ámbito más propiamente político. Además, existen trabajos que examinan el impacto de filtros y cámaras en el ámbito estadounidense al hilo de la polarización política del país, por lo que el análisis de la victoria de Trump y sus efectos sociales en el país es un termómetro interesante a tener en cuenta.

Mencionaremos a continuación algunos trabajos que muestran dudas sobre la existencia real de filtros y burbujas y, lo más importante, sobre su alcance. Un análisis interdisciplinar llevado a cabo en 2016 por la University of Amsterdam, liderado por Frederik J. Zuiderveen, examinó la personalización en el consumo informativo (tanto la llevada a cabo por los usuarios como la automática) y halló poca evidencia de la existencia de filtros burbuja (Zuiderveen et al., 2016).

Un estudio de 2017 examinó el comportamiento informativo de más de 14.000 usuarios de internet en 7 países distintos, entre ellos España (Dutton, 2017). El trabajo halló que la mayoría de los usuarios utilizaban un buscador de internet para informarse sobre política. No obstante, esos mismos usuarios afirmaban utilizar además otros medios para informarse sobre política, lo que, en contra del discurso habitual sobre filtros y cámaras, los expondría a otros puntos de vista. E incluso los usuarios más involucrados en política era más probable que verificaran la información cuestionable que hallaban en internet y las redes sociales.

Asimismo, según diversos estudios de Oremus, aunque la polarización política de la sociedad estadounidense es un problema muy real, quienes parecen haberse polarizado más son los grupos de mayor edad, justo aquellos que pasan menos tiempo online. Es más, en el contexto de la elección de Trump a la hora de informarse sobre algunas cuestiones, el público en general seguía prefiriendo medios tradicionales como la televisión (Oremus, 2016; 2017). Aún si tenemos en cuenta el grupo de ciudadanos que consumen noticias falsas a través de redes sociales como Facebook, podría haber diferencias notables en cuanto a su comportamiento.
Así, un estudio de 2019 aseguraba que las personas de más edad (65 o más años) eran casi cuatro veces más proclives a compartir noticias falsas en Facebook que las personas más jóvenes (Lardieri, 2019).

También es controvertido el número de personas que podría haber consumido noticias falsas duran-te la campaña electoral de 2016, y el peso de ese comportamiento informativo en el resultado de las elecciones, ambos más reducidos de lo supuesto (Graham, 2019). En un informe para el regulador de medios de los Países Bajos, Judith Moeller y Natali Helberger, de la University of Amsterdam, pasan revista a los trabajos sobre filtros burbuja publicados en revistas de prestigio sobre ciencias políticas y comunicación desde 2015, atendiendo a aspectos como las preguntas que guiaron las investigaciones, el país del estudio, los métodos empleados y los resultados (Moeller; Helberger, 2018).

La revisión de Moeller y Helberger arroja de manera general unas conclusiones que encajan con lo ya dicho en este artículo: cuando el estudio se lleva a cabo a gran escala y en vivo, se encuentra poca evidencia de los efectos negativos de los algoritmos sobre la diversidad de contenido o sobre las actitudes y el comportamiento de los usuarios; por contra, cuando los estudios son pequeños y se llevan a cabo en el laboratorio o con grupos muy específicos (como teóricos de la conspiración), se encuentra cierta evidencia de filtros burbuja. No obstante, como Moeller comenta en otro trabajo, que hasta el momento no se haya podido mostrar fehacientemente un efecto negativo generalizado de filtros y ecos no quiere decir que no se pueda dar en el futuro, o que no haya líneas de investigación paralelas y relacionadas que sean pro-metedoras (Moeller, 2021).

(…)


Citación

Guallar, J., & Martínez-Cañadas, E. (2023). Filtros burbuja y gestión personal de los algoritmos. Anuario ThinkEPI, 17. https://doi.org/10.3145/thinkepi.2023.e17a10

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