Cristina Pujades (Mataró, 1962) lidera el grupo de Neurobiología del Desarrollo del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud y es la delegada del rector para temas de investigación.

La UPF acaba de someter todos sus ámbitos a una evaluación externa de la investigación en la que han participado numerosos expertos de renombre internacional y que cuenta con el apoyo de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña (AQU). ¿Por qué es importante este ejercicio?

La misión de la Universidad es generar, transmitir y transferir conocimiento. La investigación es, por tanto, un aspecto clave en cualquier comunidad universitaria y la evaluación supone un instrumento indispensable para conocer, promover y valorar esta investigación. Se trata de una práctica habitual en las universidades públicas de los países de nuestro entorno. Este ejercicio nos permite conocer dónde se sitúa la universidad en una de sus misiones, la de generar conocimiento.

¿Qué objetivos persigue la universidad con esta iniciativa pionera en nuestro país?

La universidad quiere identificar sus fortalezas y debilidades para poder llevar a cabo una política científica proactiva y ambiciosa. Para poder avanzar, debemos saber dónde nos encontramos ahora y a dónde nos gustaría llegar de aquí a unos años. Además, la evaluación externa también es una forma de rendir cuentas a la sociedad. Como universidad pública, los ciudadanos son nuestros patrones y esto nos obliga a ser ambiciosos y muy claros a la hora de explicar lo que hacemos. El objetivo estratégico de estas evaluaciones es fortalecer a la universidad como organización de investigación de alto nivel internacional y visualizarla como generadora de conocimiento, no sólo como herramienta de transmisión.

¿Cuáles son los puntos más destacados de la investigación en la UPF?

Tal y como indican las evaluaciones, nos encontramos en una buena posición en la investigación de nuestro país. La UPF es una de las universidades en las que el volumen de publicaciones y contribuciones por investigador es más grande, pero también tenemos un margen de mejora. Algunos de los puntos más destacados en los que debemos mejorar son: el establecimiento de una buena política de captación y retención de talento, el fomento de una cultura de investigación sensible a la transferencia de sus resultados y la facilitación del liderazgo orientado a la innovación. Algunos departamentos están más avanzados en estos puntos pero, en general, aún nos queda camino por recorrer.

¿Cuáles son las claves para conseguir una buena divulgación de los conocimientos científicos en la sociedad?

Se trata de un esfuerzo conjunto. Los investigadores tenemos que aprender a explicar lo que hacemos con un lenguaje más llano, pero también es importante creerse que la investigación es una cuestión de estado: tiene que estar por encima del color político. Si a un país le interesa potenciar su investigación (para transformar su economía), le interesará comunicar los resultados científicos. Y debe ser una estrategia global, porque las estrategias individuales tienen un impacto muy reducido que sólo llega a quien ya está interesado. Para ir más allá todos los agentes deberían implicarse: el estado, los científicos, las universidades, los periodistas…

¿Por qué es tan importante esta divulgación científica?

Muchos de los nuevos retos sociales provienen de la ciencia: la fertilización in vitro, la clonación terapéutica, la edición del genoma, la privacidad de datos… Actualmente la ley va detrás de estos retos y quien debe tomar las decisiones no son los abogados o los científicos solos, sino que debería ser toda la sociedad. Pero para poder tomar decisiones libremente, se tiene que tener criterio. Es importantísimo que la sociedad entienda que cada vez debe implicarse más porque la ciencia ya forma parte de nuestra vida: medicina personalizada, facebook, móviles… Todo tiene ciencia detrás.

En ocasiones, la sociedad no entiende la utilidad de la investigación básica.

La investigación básica genera conocimientos que a la larga tendrán implicaciones en nuestras vidas. Para mí, como bióloga, el ejemplo más claro es el descubrimiento de la estructura del ADN. Gracias a un artículo de investigación básica publicado en el año 1953, hoy en día tenemos la medicina personalizada. Otro ejemplo más reciente del impacto de la investigación fundamental en la biomedicina es el sistema de edición del genoma CRISPR-Cas9. Se trata de un descubrimiento fascinante ya que lo que empezó hace unos años con el estudio de cómo funcionaba la inmunidad a las bacterias, ahora se ha convertido en una herramienta que nos permite editar cualquier genoma de forma muy eficiente, abriendo nuevas puertas hada ahora inimaginables para la terapia génica. Entiendo que se pueda intuir más fácilmente la necesidad de invertir en investigación aplicada, pero los descubrimientos de la investigación fundamental sirven para transformar a la sociedad. Está claro que se trata de una apuesta a largo plazo, pero es una apuesta necesaria.

Tu equipo es muy activo en divulgación científica. ¿Qué representa para ti el public engagement? ¿Cómo percibe la población general vuestros descubrimientos científicos?

A mí me encanta divulgar, hacer el esfuerzo de comunicar y poner en valor lo que hacemos. Poder transmitir la pasión por lo que haces y ver que la gente lo recibe es realmente gratificante. También considero que está muy bien porque nos ayuda a ponernos en perspectiva… Los científicos tendemos a ser muy específicos y nos acabamos centrando en detalles muy concretos. La divulgación te permite plantearte por qué te interesa aquello tan concreto y su relevancia para una audiencia diferente. Además, creo que está bien que nos conozcan como ciudadanos implicados y accesibles.

Tu investigación se centra en el desarrollo embrionario del sistema nervioso en pez cebra. ¿Por qué motivo utilizáis este modelo animal?

Nosotros trabajamos en el desarrollo de una parte del cerebro que está muy conservada entre todos los vertebrados: desde el pez cebra hasta el ser humano. El pez cebra es un buen sistema modelo porque nos permite hacer un seguimiento de las células en vivo y combinarlo con el estudio genético. Podemos manipular genes, marcarlos, estudiar qué pasa, cómo se forma esta parte del cerebro, cómo se generan las neuronas… Parece poco antropocéntrico pero, para los que no lo sepan, compartimos muchas cosas con el cerebro de pez cebra.