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El camino hacia la paridad política

Las mujeres ocupan un 25% de los parlamentos a nivel global, únicamente 1 de cada 5 ministros es una mujer y solo el 10% de los países tienen a una mujer como presidenta

 

Júlia Moreso, Candela Arias-Camisón y Gina Duran

02.02.2021

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Hace 25 años se celebró la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en Beijing. En ella se acordó un plan de acción para conseguir la igualdad de género que hizo historia. Uno de sus objetivos era conseguir la paridad en la participación política. En aquel momento, ningún parlamento del mundo tenía el mismo número de mujeres que de hombres. Hoy, las mujeres ocupan un 25% de los parlamentos a nivel global; solo 1 de cada 5 ministros es una mujer; y solo el 10% de los países tienen a una mujer como presidenta. La paridad queda todavía lejos.

“La paridad y la igualdad se consiguen cuando las mujeres obtienen el 50% del espacio político”, recuerda la directora de la ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka. “El progreso actual es demasiado lento. Incluso en los países en que las mujeres están presentes en mayor número, los techos de vidrio permanecen casi inalterados. Las mujeres que se postulan para las elecciones deben enfrentarse a muchos desafíos: abordar la discriminación de género que trata de limitar su papel en la sociedad, equilibrar la vida familiar con la política, conseguir el apoyo y la financiación de los partidos; pero también, enfrentarse a la intimidación, el acoso y la violencia”, explica la presidenta de la Unión Inter-Parlamentaria Gabriela Cuevas.

Cualquier mujer con aspiraciones políticas se encuentra alguno de estos desafíos a lo largo de su carrera. Sin embargo, las dificultades se acentúan cuanto más alto es el cargo. El órgano político donde encontramos más mujeres a nivel mundial es el parlamento. En 2020, la proporción global de mujeres en los parlamentos llega casi al 25%; mientras que, en 1995, se encontraba por debajo del 15%. Cada vez hay más presencia femenina pero la evolución es lenta. “Se necesita una voluntad política más fuerte y acciones concretas por parte de mujeres y hombres para acelerar el progreso”, apunta la presidenta del Foro de Mujeres Parlamentarias de la UIP Susan Kihika.

Sin embargo, hay países con una evolución muy positiva en estos 25 años. El mayor incremento de parlamentarias se ha producido en los Emiratos Árabes Unidos: en 1995, se encontraba entre los 12 parlamentos del mundo que no tenían ninguna mujer. Hasta 2019, las parlamentarias representaban menos del 25%. En 2020, es el único país que tiene exactamente el mismo número de mujeres que de hombres en el parlamento. Este logro se debe a la adopción de un decreto presidencial en 2019, que exigía la paridad de género (la implementación de una cuota del 50-50).

Proporción de mujeres parlamentarias en los países del mundo en los años 1990 y 2020 (%)

Gráfico 1. Para acceder al mapa interactivo de las parlamentarias, pinchar aquí.

Mientras que hace 25 años, los líderes en participación política femenina eran los países nórdicos; hoy, Ruanda, Cuba y Bolivia los superan, ya que tienen parlamentos con más mujeres que hombres y demuestran que la paridad es posible. La presidenta de la Unión Interparlamentaria Gabriela Cuevas explica qué tienen en común estos parlamentos: “Si comparamos los diez países con el mayor porcentaje de mujeres en el parlamento, vemos que siete de ellos implementan algún tipo de cuota de género. Debemos movernos hacia la acción afirmativa. Todavía nos queda un largo camino para lograr la paridad global. Instamos a una mayor voluntad política para adoptar cuotas y sistemas electorales bien diseñados que eliminen las barreras que obstaculizan el ingreso de las mujeres al parlamento”.

Hoy, más de 130 países del mundo han implementado algún tipo de cuota electoral en sus parlamentos. “Ruanda fue el primer país del mundo que impuso una cuota de género en todos los niveles de la política”, explica la antropóloga Jennie Burnet. Actualmente, el parlamento de Ruanda tiene un 60% de mujeres; sin embargo, hace 25 años la situación era completamente diferente. Antes del genocidio de 1994, sólo había un 10% de mujeres en el parlamento ruandés. “Después del genocidio, hubo cambios significativos en cuanto a los roles de género, y en la representación de las mujeres en el gobierno y la sociedad civil”, afirma Burnet.

En 1995 el 70% de la población de Ruanda eran mujeres y el partido que se impuso tras el genocidio, el Frente Patriótico de Ruanda (RPF), decidió impulsar consistentemente políticas de género. La constitución de 2003 instauró una cuota del 30% de asientos reservados para mujeres en el Parlamento. Como resultado, en 2008, Ruanda eligió su primer parlamento con mayoría femenina, en torno al 56%. Las elecciones de 2013 trajeron la cifra más alta de parlamentarias en la historia mundial, un 64%.

No obstante, “la proporción de mujeres en el parlamento es más alta que en el gobierno. 25% contra 21%. Esto significa nuevamente que las mujeres no están tomando decisiones en el nivel más importante”, subraya la presidenta de la Unión Interparlamentaria Gabriela Cuevas. Además, cabe destacar que la dificultad de acceso de las mujeres a los gobiernos es una tendencia global.

Comparación de la proporción de ministras y parlamentarias de los países del mundo clasificados según niveles de ingresos en 2008 y 2018 (%)

Gráfico 2. Para acceder al gráfico interactivo de las ministras y parlamentarias, pinchar aquí.

Según el Banco Mundial los países del mundo se dividen en cuatro categorías en función de su nivel de ingresos: bajos, medio-bajos, medio-altos y altos (el listado de países según esta clasificación se encuentra en el anexo). En todos los grupos el porcentaje de parlamentarias es superior al de ministras. Sin embargo, la proporción de ministras también ha aumentado progresivamente en los últimos 25 años. “La creciente proporción de ministras es alentadora, especialmente en los países que consiguen el equilibrio de género en sus ministerios”, celebra la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka.

Francia y Canadá consiguieron gabinetes paritarios en 2018. Mientras que Ruanda, Costa Rica, Colombia, Albania, Suecia, Nicaragua y España tenían más ministras que ministros. España lideraba en cuanto a paridad ministerial, con casi un 65% de mujeres. Entre 2005 y 2011, durante los gobiernos socialistas, el país ya tenía más del 40% de mujeres en posiciones ministeriales llegando a superar la paridad en 2010. En cambio, entre 2012 y 2017, el número de ministras no superó el 40%. Por lo tanto, fue en el año 2018 cuando el país vio el mayor incremento, con 17 ministerios ocupados por 11 mujeres y 6 hombres.

Es más, las carteras que ocupaban las ministras españolas eran de gran importancia política: Industria, Trabajo, Educación, Defensa y Economía. Según la ONU Mujeres, el hecho de que las mujeres accedan a carteras históricamente regentadas por hombres muestra una tendencia que se va abriendo paso. “La historia ha omitido el trabajo y la contribución de las mujeres en el desarrollo. Es muy importante que las niñas tengan referencias. Los únicos modelos que se les han proporcionado es el de madres, enfermeras, docentes… Pero no están acostumbradas a ver científicas, ingenieras o inventoras. Que vean a mujeres ministras es un espejo en el que ellas se pueden mirar y visualizarse en un futuro”, defiende la ministra española de Industria Reyes Maroto.

Evolución de la proporción de ministras de los países del mundo clasificados según niveles de ingresos entre 2005 y 2018 (%)

Gráfico 3. Para acceder al gráfico interactivo de las ministras, pinchar aquí.

No hay que olvidar que la paridad ministerial se encuentra en muy pocos países del mundo. El porcentaje medio es menor al 30% en todos los grupos de países según el nivel de ingresos. Los países con ingresos altos tienen de media un porcentaje más elevado de ministras. Sin embargo, 6 de los 9 países del mundo que no tienen ninguna mujer en sus ministerios pertenecen a los grupos de ingresos altos o medios-altos. Tres de ellos son Brunéi, Arabia Saudí e Iraq, lo que muestra que el porcentaje de ministras no depende sólo del nivel de ingresos del país. La posición que ocupa la mujer en la sociedad determina su acceso a la política y en ella intervienen muchos factores: religiosos, culturales e históricos. La presidenta de la Unión Inter-Parlamentaria  Gabriela Cuevas asegura que: “la representación igualitaria en los puestos de gobierno es fundamental para que una democracia sea verdaderamente representativa y efectiva”.

Un ejemplo de un país que tiene ingresos bajos, pero casi es paritario en cuanto a sus ministerios es Etiopía. Es el país del mundo que ha tenido un crecimiento más rápido en el porcentaje de sus ministras. En 2017, había un 10% de mujeres en el gabinete ministerial, y en 2019, la cifra se había triplicado hasta el 48%.

Una de las 10 ministras etíopes, Fitsum Adela, relata que el camino hacia la paridad no ha sido fácil: “traer a las mujeres a las primeras filas del gobierno es un gran cambio. Desde mi experiencia profesional, fue muy difícil [para las personas] ver a las mujeres en posiciones de liderazgo. Ha habido una gran lucha en todas partes y ahora hay esperanza de cambio”.

Este cambio trajo la primera presidenta en la historia de Etiopía: Sahle-Work Zewde se convirtió en 2018 en la única jefa de estado de África. “En una sociedad patriarcal como la nuestra, el nombramiento de una mujer como jefa de estado no solo establece un estándar para el futuro, sino que normaliza a las mujeres como responsables de la toma de decisiones en la vida pública”, explica el jefe de gabinete del primer ministro de Etiopía.

El nombramiento de Zewde es un logro para la visibilidad de las mujeres en política. Sin embargo, el cargo ejecutivo más alto del país sigue ocupado por un hombre, el primer ministro Abiy Ahmed; lo que muestra la dificultad de las mujeres para acceder al cargo más alto de toma de decisiones políticas. “Estamos obligadas a ser agentes de cambio allí donde vamos, abrir caminos para otras mujeres y levantarnos a medida que escalamos”, reivindica la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka.

La primera mujer en ocupar el cargo de Primera Ministra del mundo fue Sirimavo Bandaranaike en 1960. Ocupaba la mayor posición política de Sri Lanka, siendo la única mujer jefa de estado del mundo. “Solían preguntarme cómo funcionaba con un gabinete formado solo por hombres. Debo decir que nunca tuve problemas. Cooperaron y me dieron todo el soporte necesario. Bueno, eran ministros que yo había escogido”, explicaba la propia Bandaranaike. La presidenta de la Unión Inter-Parlamentaria Gabriela Cuevas remarca la importancia de la “responsabilidad compartida entre hombres y mujeres para garantizar la igualdad en todos los niveles políticos. Es importante identificar las barreras que impiden que las mujeres accedan a puestos de toma de decisiones”.

Katrín Jakobsdóttir es la Primera Ministra de Islandia, el país que ha tenido durante más años mujeres al frente. Sin embargo, Jakobsdóttir explica una anécdota que muestra la falta de referentes femeninos en la política global. “Diez minutos antes de comparecer en un acto, me preguntaron: ¿Dónde está el Primer Ministro de Islandia?”. Y ese es el nivel más bajo de discriminación contra la que luchan las políticas diariamente, según la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka: “Las mujeres experimentan acoso cibernético, son vilipendiadas, sus familias son acosadas y en algunos casos, incluso son asesinadas. Deben imponerse medidas especiales que faciliten la entrada de las mujeres en el espacio político y también las retengan en dicho espacio”.

 

Actualmente, de los 193 países de la ONU, sólo 21 están presididos por una mujer. 18 de estos 21 países tienen niveles de ingresos altos o medio-altos. En 1990 sólo 10 países del mundo eran presididos por una mujer, el 5%. Desde entonces, el porcentaje solo se ha doblado, siendo actualmente poco superior al 10%. “Las mujeres siguen estando subrepresentadas en los puestos de mayor liderazgo político en todas las regiones del mundo”, explica el Jefe de la ONU, António Guterres.

Estas 21 mujeres presidentas serán un referente para las nuevas generaciones. Un estudio de Beaman, Duflo y Pande acredita que: “el liderazgo femenino tiene un efecto de modelo a seguir, lo que resulta en un aumento de las aspiraciones de las adolescentes. La visibilidad de una jefa de estado mejora las percepciones de la efectividad del liderazgo femenino y debilita los estereotipos sobre los roles de género en la esfera pública y en la doméstica”. El acceso de las mujeres a cargos políticos ha evolucionado progresivamente. Pero siguen teniendo más dificultades que los hombres, especialmente cuanto más decisiones ejecutivas implica el cargo. “Necesitamos más mujeres en la política”, reflexiona el jefe de la ONU António Guterres. La paridad está lejos globalmente y “sin mujeres en política, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la paz están en peligro”.

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