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(Santa Brígida, Gran Canaria, 1952)

 

En el ejercicio intelectual de Sánchez Robayna ha coexistido una vocación poética afanada en la búsqueda de la palabra esencial junto a una vigorosa propensión al pensamiento crítico. Ambos impulsos quedan reflejados en su obra lírica, reunida en En el cuerpo del mundo. Obra poética (1970-2003) (2014) —conjunto al que hay que sumar el libro La sombra y la apariencia (2010)— pero también en sus traducciones (de Wallace Stevens, William Wordsworth, Salvador Espriu, Mallarmé o Paul Valéry, entre otros) y ediciones, señaladamente las que ha dedicado a José Ángel Valente, precedidas de estudios que se cuentan entre los mejores ensayos sobre la obra del poeta almeriense. No obstante, la proclividad hacia la reflexión pausada ha inspirado una producción específicamente ensayística desde sus tempranos Tres estudios sobre Góngora (1983), ampliados luego en la Silva gongorina (1991), o sus lecturas minuciosas de textos ajenos, como El primer Alonso Quesada: la poesía de El lino de los sueños (1977) o Para leer ‘Primero sueño’ de Sor Juana Inés de la Cruz (1991), trabajos todos ellos en los que el autor analiza tanto como expresa su concepción depurada y honda del decir poético.

 

Esa misma concepción se extiende a los ensayos reunidos en volúmenes como La luz negra (1986), La sombra del mundo (1999) o Deseo, imagen, lugar de la palabra (2008), en los que la diversidad de origen de los textos —algunos dedicados a artistas plásticos— no daña la unidad y coherencia del conjunto. El último de los libros citados contiene ensayos ineludibles para entender el pensamiento poético de Sánchez Robayna, como el que sirve de título al volumen. Pero no todos los ensayos del autor se han recogido en libro, pues muchos nacieron al calor de alguna de las revistas que creó y dirigió, como Literadura en 1976 o, sobre todo, Syntaxis en 1983. Esta última, que tuvo una vida de diez años, fue una revista de autor, en la que su director imprimió una marca de identidad inequívoca, favoreciendo el diálogo entre las artes, fomentando el ensayo y la poesía, apostando por la creación más innovadora, manteniendo la vista a la vez en la cultura europea y en la latinoamericana, todo ello bajo las condiciones del rigor crítico y la indagación estética.

 

No menos ensayísticas son las dos entregas de sus diarios: La inminencia (1980-1995) (1996) y Días y mitos (1996-2000) (2002), en los que los apuntes regulares sobre sus lecturas, pero no solo, trazan el perfil estético de la aspiración a un lenguaje emancipado de sus servidumbres referenciales que es el de su escritura poética. Un ensayo breve como «Meditación sobre el arquero» (Cuadernos Hispanoamericanos, 734 (2011): 1-6) define prístinamente ese afán de desnudez expresiva y pureza conceptual.

 

JG y DRdM

 

Tratan sobre la poética y el pensamiento del autor Manuel Fernández Casanova en «“...sentidos que no sé”: El pensamiento poético de Andrés Sánchez Robayna» (Revista Hispánica Moderna, 58 (2005): 135-58); Elsa Dehenin, «Andrés Sánchez Robayna, una modernidad viva» (Boletín GEC, 14-15 (2004): 43-53); y Jaume Pont, «Poética e imagen insular en la lírica de ASR», Espejo y laberinto. Estudios sobre literatura hispánica contemporánea (Universitat de Lleida, 2012, pp. 75-90). Véase asimismo el prologo de J. F. Ruiz Casanova a la selección El espejo de tinta (Antología, 1970-2010) (Cátedra, Madrid, 2013).