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(Madrid, 1899 – 1988)

 

Extraña parábola la que dibuja el camino de Giménez Caballero una vez desvinculado del Centro de Estudios Históricos, donde fue discípulo de Menéndez Pidal y Américo Castro: desde el vanguardismo literario más transgresor e informado hasta el más hirsuto fascismo. En uno y otro tuvo mucho de fundador, no puede negársele brillantez y fue vehemente promotor. Creó La Gaceta Literaria en 1927, el periódico quincenal que injertó la vanguardia española en el movimiento modernista internacional, y desde ese mismo púlpito predicó a partir de 1929 el credo nacionalcatolicista que provocaría la estampida de sus colaboradores y lo obligaría a redactar él solo seis de los últimos números bajo el subtítulo El Robinson Literario de España. En su primer libro, Notas marruecas de un soldado (1923), quiso dejar testimonio de la guerra del Rif, pero la denuncia de la política colonial española queda por debajo de sus logros en la prosa de ideas e imaginación. En 1927 propuso una original forma de crítica literaria a través de la representación diagramática de su opinión sobre autores y obras, los Carteles (que expuso en las Galerías Dalmau de Barcelona), y a la vez publicó su análisis de la mitología casticista Los toros, las castañuelas y la virgen, notable mezcolanza de erudición histórica y estridencia en la realización formal. Un año después abordaría uno de los vértices del mundo moderno, el deporte, en Hércules jugando a los dados, escrito al mismo tiempo que componía las exploraciones narrativas de Yo, inspector de alcantarillas (1928) y Julepe de menta (1929), llenas de atisbos geniales en temas y técnicas.

 

Este último año, Gecé (abreviación de sus apellidos con la que firmó una temporada) ya se ha convertido al nacionalismo fascista y el clarinazo lo dio su «Carta a un compañero de la joven España», que utiliza para prologar su traducción de L’Italie contre l’Europe de Curzio Malaparte. A los años de su conversión y aislamiento como «Robinson literario» pertenecen Circuito imperial (1930) y Trabalenguas sobre España (1931), curioso ensayo multilingüe que se propone como guía de la cultura nacional. En 1931 coopera con Ramiro Ledesma Ramos en el parto de La Conquista del Estado, cuyos principios va a expresar con tanto brío como ardimiento panfletario en Genio de España (1932), biblia del nacionalismo más fanático e intransigente y su ensayo más difundido, que conviene leer teniendo a la vista las apostillas a la edición de 1938 y la reedición de 1983. En los años treinta toda su escritura se encamina a la exaltación de la España imperial y católica con que sueña el fascismo español. En 1933 está entre los promotores de la resvista El Fascio y hasta la guerra publica los ensayos La nueva catolicidad (1934), El Belén de Salzillo en Murcia (1935) y Arte y Estado (1936), donde aboga por una alianza entre el arte nuevo y el mundo nuevo de la utopía fascista. Tras la guerra, su entusiasmo rayano en el delirio lo convirtió en un individuo suspecto y fue alejado del poder con misiones diplomáticas lejanas. Aunque prosiguió su obra de ensayista con títulos como Roma española (1941), España nuestra (1943) o El dinero y España (1964), lo más valioso de su producción pertenece a la etapa anterior a la guerra. En los primeros años de la dictadura se encargó de elaborar un meritorio manual de literatura destinado a la enseñanza básica, Lengua y Literatura de España y su Imperio, que resumió en 1964 en Síntesis de la Lengua y Literatura de la Hispanidad. De 1979 son sus Memorias de un dictador. En 1985 obtuvo el premio Espejo de España con Retratos españoles (Bastantes parecidos) y, ya tras su muerte, Nigel Dennis rescató al afilado periodista cultural de los años veinte en Visitas literarias de España (1923-1928) (1995).

 

JG y DRdM

 

Si bien son útiles Lucy Tandy y María Sferrazza, Ernesto Giménez Caballero y La Gaceta Literaria (Turner, Madrid, 1977) y Douglas W. Foard, The Revolt of the Aesthetes. Ernesto Giménez Caballero and the Origins of Spanish Fascism (Peter Lang, Nueva York, 1989), el libro fundamental es de Enrique Selva, Ernesto Giménez Caballero entre la vanguardia y el fascismo (Pre-Textos, Valencia, 1999), que también se ocupó del monográfico «Ernesto Giménez Caballero: prosista del 27», Suplementos Anthropos, 7 (1988). Véase además José-Carlos Mainer, «Ernesto Giménez Caballero o la inoportunidad», introducción a Ernesto Giménez Caballero, Casticismo, nacionalismo y vanguardia (Fundación Santander, Madrid, 2005), el prólogo de Enrique Selva a su edición de Arte y estado (Biblioteca Nueva, Madrid, 2009), así como las Visitas literarias de España (1925-1928) (Pre-Textos, Valencia, 1995) que editó Nigel Dennis.