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Debates sobre Ciencia y Desarrollo Económico y Social

La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) presenta el informe DECIDES, en donde se analizan en profundidad cuestiones como los recursos, la gestión y la ética de la ciencia.
21.09.2017

 

El desarrollo científico y tecnológico se ha convertido en uno de los pilares básicos del progreso socioeconómico de nuestro país. Establecer un verdadero nexo entre la comunidad y la ciencia es ineludible para fomentar una sociedad basada en el conocimiento capaz de responder de forma eficaz a los problemas actuales y futuros. Por ello, se debe fomentar un diálogo que favorezca el intercambio bidireccional de información que satisfaga las expectativas sociales y promueva una investigación acorde a las demandas de la población.

La comunidad científica y los organismos internacionales están desarrollando una serie de directrices o planes estratégicos enfocados a implicar a los científicos en la actividad política, favoreciendo de esta forma que la toma de decisiones esté basada en la evidencia científica. Existen numerosos ejemplos (Organismos Modificados Genéticamente, células madre, caso CASTOR…) en los que la asesoría científica es imprescindible a la hora de legislar. La inclusión significativa de científicos en la diplomacia española es una tarea pendiente que se debe afrontar cuanto antes para favorecer la aplicación práctica del avance científico en las decisiones políticas.  

En términos económicos, los recursos (monetarios y humanos) destinados a la investigación han disminuido significativamente desde la crisis de 2007. Los últimos datos reflejan que entre 2008 y 2014 los ingresos recibidos por la universidad pública procedentes de operaciones no financieras disminuyeron un 14.02% (fuente: CRUE). Sin embargo, la producción científica de calidad ha sido capaz de mantener un crecimiento continuado (incremento de publicaciones de un 82,40% en el período 2006-2015; fuente INE-IUNE) hasta su estancamiento en 2013. Es imperante incrementar y reestructurar los recursos destinados al desarrollo científico, a la vez que dotar a la administración pública de las herramientas necesarias para gestionar el capital del forma eficiente.

Con el objetivo de afrontar los retos detallados anteriormente, la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) ha elaborado el informe DECIDES, enfocado a ‘debatir el papel de la ciencia en los próximos años y aportar elementos para que contribuya eficazmente a desarrollar una verdadera sociedad próspera, competitiva y con altos índices de calidad de vida’. Para ello se plantean 5 temas de discusión que se consideran relevantes para el sistema científico: los recursos públicos de la ciencia; los recursos privados de la ciencia; ecología de la innovación; gestión de la ciencia, por la ciencia; la imbricación de la ciencia y la sociedad; la ética en la ciencia.

El impacto de la crisis sobre los recursos públicos destinados a I+D+i no se reduce a una disminución cuantitativa: la inversión en Investigación ha perdido peso con respecto a otras inversiones del Estado (se ha pasado de una inversión del 2,7% del total de presupuesto en 2008 a un 1,47% en 2016). Además, España se sitúa 55 puntos porcentuales por debajo de la media europea en gastos en innovación.

Para tratar de solventar esta situación, se plantean una serie de medidas centradas en mitigar la ‘fragilidad e inestabilidad del sistema de gobernanza y un limitado y poco atractivo mercado laboral para los investigadores’. Garantizar una estabilidad presupuestaria y laboral en I+D+i y mejorar la coordinación nacional y regional es fundamental, pero además se recalca la necesidad de aumentar la eficiencia del sistema de I+D mediante la mejora de los mecanismos actuales de evaluación y seguimiento.

La escasa inversión privada en I+D+i centra otro de los temas principales del informe DECIDES. Comparando los datos de inversión privada de nuestro país con los de Alemania, obtenemos tan sólo la tercera parte de los recursos que capta el país germánico de fuentes privadas. Estamos situados claramente por debajo de la media europea en este aspecto, reflejo de una desconexión entre el sistema científico y el productivo (relación academia-empresa). La transferencia de conocimiento basada en el beneficio mutuo entre estos dos componentes es esencial para la creación de ‘riqueza y prosperidad’.

Se proponen así una serie de recomendaciones encaminadas a facilitar la consecución de esta labor. Dotar a los Centros para el Desarrollo Técnico Industrial de más recursos y responsabilidad a la hora de tomar decisiones, implicar a la empresa en la dirección de la investigación, facilitar la creación de Spin-offs, estimular a las empresas mediante incentivos basados en la demanda (respondiendo así a peticiones sociales de innovación en ciertos sectores), reforzar la colaboración público-privada y fomentar el emprendimiento en todas las etapas formativas son algunas de las directrices recogidas en el documento.

Actualmente, el modelo de gestión del sector científico es insostenible. La ciencia y la tecnología no están considerados pilares del crecimiento económico y social por la administración pública, y parece que no exista una intención política de hacer que esto cambie. Sin embargo, es imperioso situar a la ciencia y la tecnología como elementos fundamentales de progreso si deseamos lograr un recuperación económica y social sostenible.

La COSCE centra en dos propuestas principales la estrategia a seguir. En primer lugar recomienda la creación de un “Fondo Estable para la Inversión en Ciencia” que asegure una financiación pública plurianual distribuida según criterios de calidad, que estará sujeto a auditorías y será compatible con inversiones privadas. En segundo lugar aconseja rediseñar el sistema de evaluación de la calidad científica enfocado a generar conocimiento útil para servir de apoyo a una política científica y tecnológica más proactiva.

La conexión entre ciencia y contexto social también ha generado una profunda materia de reflexión. Ambos componentes se ven fuertemente influenciados por el otro, de tal forma que es difícil entender el contexto social actual sin tener en cuenta el desarrollo científico que ha acompañado esta evolución y viceversa. El impacto de la I+D+i sobre el progreso colectivo global es trascendental. Sólo es necesario observar el incremento de la esperanza de vida de la población gracias a los avances científicos o la mejora de la calidad de vida que nos ofrece la tecnología. Sin embargo, la evaluación de este impacto se basa en indicadores muy pobres que deben modernizarse con la finalidad de valorar verazmente la contribución que tiene la investigación en la sociedad.

Con esta finalidad nace una nueva tendencia en el campo de la comunicación científica denominada Investigación e Innovación Responsable (‘RRI’ por sus siglas en inglés). La RRI defiende una investigación que responda a los ‘valores y necesidades de la sociedad’ basada en 6 pilares fundamentales: la participación ciudadana, la ética de la ciencia, la igualdad de género en la investigación, el acceso abierto al conocimiento, la educación científica y el cambio en la gobernanza de la ciencia. La RRI es una poderosa herramienta capaz de alinear el desarrollo científico con las demandas sociales, fomentando un nexo de unión que resulte en un beneficio mutuo entre ambas partes.

Este desarrollo científico se enfrenta además a diversas cuestiones de naturaleza ética de forma regular. Existe una diversidad de temas (OMGs, cambio climático, gestación subrogada, diagnóstico prenatal…) estrechamente relacionados con el ámbito científico sobre los cuales se debate y/o legisla sin tener en suficiente consideración el criterio de autoridades científicas reconocidas. Los conflictos de interés y la falta de integridad científica también se enmarcan dentro de la ‘ética de la ciencia’ como factores que pueden debilitar la confianza del público en la ciencia y que por tanto deben ser solventados.

La conclusión final que podemos extraer de la reflexión realizada por el COSCE nos revela que un desarrollo científico gestionado de forma eficaz y dotado de recursos suficientes puede impulsar a la sociedad hacia un futuro prometedor y sostenible. Guiada por herramientas que fomenten el nexo entre sociedad y ciencia, como la RRI, la I+D+i es la piedra angular sobre la que debe sustentarse la evolución de la comunidad nacional y global.

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