5. Calidoscopio

ChatGPT: ¿amigo o enemigo?

min
Daniel Cassany

Daniel Cassany,
Profesor del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje

ChatGPT ha protagonizado el debut más mediático nunca visto. Ningún recurso había merecido nunca tanta presencia pública. En pocas semanas, hemos examinado su capacidad (¿aprueba selectividad? ¿y Bbiología?), han aparecido tutoriales en TikTok y se han pronosticado catástrofes laborales y prohibiciones institucionales.

Impresiona que puedas chatear en catalán u otros idiomas coloquialmente, que te responda de tú a tú y que lo sepa todo, en apariencia. Parece un contacto de WhatsApp, con ese tono cordial y la prosa que aparece de izquierda a derecha.

En cambio, no me sorprende que defina conceptos, ponga ejemplos, resuma novelas, traduzca y corrija escritos o desarrolle temas académicos con acierto. ¡Ya lo hacían otros programas! La novedad es que ahora ChatGPT lo hace todo, que parece más humano y que te ahorra tener que elegir entre varios resultados. Te da solo uno —que a veces contiene varias perspectivas, es cierto—, que se presenta como "la Verdad". (Y esto ya no me gusta..., porque fomenta la aceptación ciega y destierra la críticaiticidad. Prefiero que las máquinas me dejen decidir a mí.)

Para encontrar sus limitaciones hay que rascar un poco. Algunos colegas han detectado "alucinaciones" con bibliografía inventada o afirmaciones falsas (que Ciudad de México tiene playa). La interfaz ya te advierte de que ignora el pasado inmediato (porque todavía no hay suficientes datos en la red ni tiempo para aprenderlos) y se equivoca "ocasionalmente". La redacción es curiosa, con anáforas erróneas, abuso de marcadores textuales, párrafos mejor construidos que en los escritos humanos, desequilibrios de registro, etc. ChatGPT promete mejorar y tiene la ambición de protagonizarlo todo más adelante. Ya veremos...

Tendremos que aprender a hacerle buenas preguntas, con ensayo y error, y habrá que escudriñar cada respuesta con los ojos exigentes de corrector profesional para evitar que nos cuele errores

De momento, hay que conocerlo, averiguar si es confiable e integrarlo (o no) en el día a día. Tendremos que aprender a hacerle buenas preguntas, con ensayo y error, y habrá que escudriñar cada respuesta con los ojos exigentes de corrector profesional para evitar que nos cuele errores. También tendremos que aclararle qué rol tenemos en cada momento para que su respuesta única esté bien encaminada: ¿hacemos la consulta como científicos, estudiantes, ciudadanos?

Como docente, hará falta insistir en un camino que ya habíamos iniciado. No confío en las prohibiciones. Al contrario, esta interfaz natural (y maliciosa) engañará a muchos estudiantes; los ayudaremos mucho más incorporando este recurso en clase, enseñándoles a aprovecharlo, a desconfiar y a enfatizar lo más valioso: la interpretación personal, la comparación entre conceptos, el razonamiento fundamentado, la reflexión crítica, la capacidad de hablar en público. También habrá que repensar las consignas: pedir un TFA sobre “desinformación” o “deslocalización” es hoy como pedir una copia literal… Nos convienen tareas más reflexivas, personales y situadas en el presente, con trabajo de campo o de laboratorio, preguntas de investigación, datos frescos y razonamientos. Así ChatGPT podrá ser un buen amigo.