"Derechos civiles y justicia social", una conversación con Angela Davis y Mònica Terribas

27 de mayo a las 11.30 h, en el auditorio del campus de la Ciutadella

Leer la noticia Inscríbete al streaming

Arte y Espiritualidad. Jornadas sobre arte y espiritualidad en la obra de Picasso, Tàpies y Miró

Del 21 al 24 de mayo de 2024 en la Universidad Pompeu Fabra, la Fundació Antoni Tàpies, la Fundació Joan Miró y el Museu Picasso

Más información

Atrás Un proyecto arqueológico ayuda a entender la transición de la recolección hacia la agricultura y el sedentarismo en el suroeste de la Amazonia

Un proyecto arqueológico ayuda a entender la transición de la recolección hacia la agricultura y el sedentarismo en el suroeste de la Amazonia

La investigación la está llevando a cabo Javier Ruiz-Pérez, estudiante del doctorado en Historia de la UPF, bajo la dirección de Marco Madella (ICREA-UPF) y de Umberto Lombardo (Marie Curie Fellow), los tres miembros del Grupo de Investigación Culture and Socio-Ecological Dynamics. El estudio puede ser de gran ayuda para diseñar políticas agrícolas y ambientales más sostenibles en la Amazonia.
18.10.2018

 

El creciente número de yacimientos arqueológicos descubiertos en la Amazonia ha provocado un cambio de paradigma en cuanto a la comprensión de la América del Sur precolombina, ya que se han encontrado pruebas arqueológicas de sociedades agrícolas complejas en muchas zonas de la cuenca de la Amazonia.

Estas sociedades ya estaban presentes durante los últimos aproximadamente 2.500 años, hasta la llegada de los europeos, pero la investigación actual muestra cada vez más que el poblamiento de la Amazonia comenzó hace unos 10.000 años por grupos de cazadores-recolectores.

Sin embargo, y a pesar de un aumento del número de estudios en este ámbito, hoy en día hay muchas dudas sobre cómo y cuándo los grupos humanos de esta ecorregión empezaron a utilizar estrategias de producción de alimentos (cultivo y/o agricultura) y adoptaron el sedentarismo.

Un proyecto de investigación de la Universidad Pompeu Fabra (que ha comenzado en 2018 y se prevé que finalize en 2020), a cargo de tres investigadores del Grupo de Investigación Culture and Socio-Ecological Dynamics (CaSEs), está haciendo avances importantes en esta línea.

"Esta investigación nos da la oportunidad de entender mejor, en primer lugar, el momento del cambio desde la recolección a la producción de alimentos, y en segundo lugar, las actividades económicas practicadas antes, durante y después de esta transición"

Se trata de Javier Ruiz-Pérez, estudiante del Programa de doctorado en Historia de la UPF (estudios en arqueobotánica y paleoecología), e investigador principal de una beca de National Geographic, bajo la dirección de Marco Madella, profesor de investigación ICREA-UPF y de Umberto Lombardo, investigador Marie Curie, ambos del Departamento de Humanidades de la Universidad.

"Esta investigación nos da la oportunidad de entender mejor, en primer lugar, el momento del cambio desde la recolección a la producción de alimentos, y en segundo lugar, las actividades económicas practicadas antes, durante y después de esta transición", aseguran los investigadores.

"Nuestra investigación puede ayudar al debate en torno a la explotación de los recursos naturales que se produjo en la zona de Llanos de Moxos durante el Holoceno, con especial énfasis en las interacciones socioecológicas que condujeron a la adopción del sedentarismo ya las estrategias de subsistencia agrícola", detallan.

Una reconstrucción arqueológica de los últimos 10.000 años basada en el estudio de las islas de bosque

El objetivo de este proyecto es examinar la transición de la recolección a la agricultura en el sur-oeste de la Amazonia, a través de una reconstrucción arqueológica continua de los últimos 10.000 años. Con este fin, se llevó a cabo una excavación arqueológica en la Reserva Natural de Barba Azul, ubicado en los Llanos de Moxos (Amazonia boliviana), una estepa inundada de 150.000 kilómetros cuadrados de extensión.

La reserva incluye un importante paisaje arqueológico, compuesto por asentamientos situados en unos cerros llamados "islas de bosque", así como campos agrícolas y calzadas. Las islas de bosque, sobre todo distribuidas a lo largo de los ríos, son piezas clave para esta investigación: los cazadores-recolectores y los grupos agrícolas las construyeron y las ocuparon en la época precolombina. Así, se trata de unos archivos culturales de miles de años de ocupaciones antrópicas.

Se consiera que en las islas del bosque y en las áreas colindantes la gente cultivaba (maíz, mandioca y calabaza, entre otros cultivos), a veces mediante la construcción de campos elevados para proteger los cultivos de las inundaciones estacionales. Las técnicas agrícolas de estos grupos podrían también haber incluido la fertilización de los campos a través de la aportación de materia orgánica proveniente de los canales que drenaban los campos.

Vídeo grabado en dron donde se ven los campos elevados precolombinos y la isla de bosque Isla Manechi, en la Reserva Natural Barba Azul

Comprender la expansión del estilo de vida sedentaria y sus implicaciones actuales

¿La transición de la alimentación a las economías de producción de alimentos fue un proceso corto o largo? ¿Las sociedades precolombinas comenzaron a cultivar plantas a la vez que hacían recolección para comer? ¿Qué especies de plantas utilizaron?

Analizar y comprender el alcance de estas cuestiones, según los investigadores de la UPF, es fundamental, porque el inicio y la expansión del estilo de vida más sedentaria en la agricultura en la cuenca de la Amazonia ha  tenido implicaciones profundas, tanto para los humanos como para los paisajes de la región.

"Entender estas dinámicas del pasado puede ser útil para el presente, especialmente en cuanto a la gestión actual de la Amazonia. "Consideramos que este tipo de investigación puede ser de gran utilidad para diseñar políticas agrícolas y ambientales más sostenibles, y equilibrar la presencia humana y mantener el medio ambiente", explica Marco Madella.

El proyecto de investigación está financiado por dos ayudas: el Young Explorers Grant 2017, otorgado por la National Geographic Society, y una beca predoctoral del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del gobierno de España de la convocatoria del año 2016.

Multimedia

Categorías:

ODS - Objetivos de desarrollo sostenible:

Els ODS a la UPF

Contact

Atrás Comer menos grasas saturadas puede reducir un poco el riesgo de ictus e infartos, pero no afecta a la mortalidad

Comer menos grasas saturadas puede reducir un poco el riesgo de ictus e infartos, pero no afecta a la mortalidad

Por cada 100 personas que reducen el consumo de grasas saturadas se pueden evitar entre 1 y 2 casos de ictus o infarto de miocardio. El beneficio para la salud es aplicable a hombres y mujeres, a personas sanas y personas con riesgo cardiovascular alto

12.07.2021

Imatge inicial

Los ríos de información sobre el papel de las grasas en la salud llevan años inundando a la población con mensajes  cambiantes y a veces contradictorios. De la condena del colesterol, se ha pasado a distinguir entre grasas buenas (monoinsaturadas, poliinsaturadas, omega 3, etc.) y malas (trans, saturadas, etc.). Pero las cosas no acaban de estar claras, por ejemplo con las grasas saturadas. En concreto, ¿hasta qué punto es cierto el mensaje de que comer menos grasas saturadas ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares? 

Una reciente evaluación de Nutrimedia, un proyecto del Observatorio de la Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra (OCC-UPF) y el Centro Cochrane Iberoamericano, ha concluido que este mensaje es “probablemente cierto” porque la evidencia científica disponible indica (con un grado de certeza moderado) que la reducción del consumo de grasas saturadas durante al menos dos años puede reducir ligeramente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, como ictus o infartos de miocardio.

La evaluación de Nutrimedia, apoyada en revisiones sistemáticas de numerosos ensayos clínicos aleatorizados con un total de más de 50.000 participantes, señala además que esta reducción en el consumo de grasas saturadas produce poco o ningún efecto en la mortalidad (con un grado de certeza alto). Esto no es incompatible con la ligera reducción del riesgo cardiovascular observado en los estudios, ya que el efecto observado es muy pequeño (reducción del riesgo del 1,4%).

En términos cuantitativos, esta pequeña reducción del riesgo significa que por cada 100 personas que reducen el consumo de grasas saturadas pueden evitarse entre 1 y 2 casos de ictus o infarto de miocardio. Los resultados son aplicables a mujeres y hombres, a personas sanas y personas con riesgo cardiovascular alto.

Los beneficios para la salud se aprecian tras reducir el consumo de grasas saturadas durante al menos dos años y su sustitución por grasas poliinsaturadas, carbohidratos o proteínas. Pero, ¿qué significa esto en términos prácticos? ¿Qué grasas y alimentos hay que reducir y sustituir?

¿Cómo reducir el consumo de grasas saturadas?

Entre otras formas prácticas de reducir las grasas saturadas de la dieta, están el cambio a lácteos bajos en grasas, la reducción del consumo de grasas animales y de productos con alto contenido en grasas saturadas, como pasteles, galletas, tartas y bollería, mantequilla, ghee o gui (un tipo de mantequilla clarificada o ligera de origen hindú), manteca de cerdo, aceite de palma, embutidos y carnes curadas, quesos duros, nata, helados, batidos y chocolate, según se indica en la revisión Cochrane publicada por el grupo de Lee Hooper en agosto de 2020 y utilizada como referencia en esta evaluación.


Evaluación: http://ow.ly/LR2I50FsrZJ
Informe técnico completo: http://ow.ly/OHoD50FtQXf
Nutrimedia: www.upf.edu/web/nutrimedia

Multimedia

Categorías:

ODS - Objetivos de desarrollo sostenible:

Els ODS a la UPF

Contact

Para más información

Noticia publicada por:

Oficina de Comunicación