La Universidad Pompeu Fabra, fruto de su compromiso de actuar para mitigar el cambio climático y la reducción de gases de efecto invernadero (GEI), y en el marco de la declaración de la emergencia climática que efectuó en mayo de 2019, está realizando actuaciones decididas para llegar al objetivo de la neutralidad de carbono en 2040.

Algunas de las medidas que lo hacen posible son los sensores en puertas y ventanas abiertas que detienen la climatización; los detectores de presencia para controlar la luminaria; la climatización o las células fotoeléctricas para captar cuando está oscuro para encender las luces; buscar alternativas a los plásticos desechables o la implantación de los menús veganos en sus cafeterías.

Cabe destacar como medidas fundamentales, desde 2018, la compra de electricidad procedente sólo de fuentes renovables mediante el Consorcio de Servicios Universitarios de Cataluña (CSUC) y la conexión, cuando está disponible, con el District Heating (climatización mediante agua fría y caliente y en colaboración con el distrito) en el campus de Poblenou.

En este contexto, el estudio “Huella de carbono de la Universidad Pompeu Fabra el año 2022” elaborado por la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático de ESCI-UPF, que tiene por objetivo calcular la huella de carbono corporativa de la Universidad durante el período comprendido entre el 1 de enero de 2022 y a 31 de diciembre de 2022, cifra las emisiones de GEI de la institución en 2.238 toneladas de CO2 -eq.2 durante este período.

Tres tipos de alcances, con una evolución de los indicadores muy positiva

La tercera edición del informe (los anteriores han analizado la huella de los años 1996 y 2018) utiliza el cálculo incluido en el protocolo de gases de efecto invernadero y la norma ISO 14064. Considera los límites arquitectónicos de los tres campus (Ciutadella, Poblenou y Mar) y el edificio del Rectorado (Mercè) y clasifica las emisiones en directas o indirectas.

Contempla tres alcances distintos: el alcance 1 (con aspectos como la combustión de gas natural para la calefacción, las emisiones de vehículos corporativos o las emisiones fugitivas de equipos de climatización); el alcance 2 (consumos de electricidad asociados a cada edificio, aunque en Mercè, Ciutadella y Poblenou no afectan al inventario al tratarse de electricidad procedente de fuentes renovables). Por último, el alcance 3 incluye aspectos como los viajes de negocios y transporte de trabajadores y usuarios, y las emisiones derivadas de la extracción y fabricación de las materias primas, de los productos y servicios utilizados por los usuarios de la Universidad y de la compra de bienes y servicios.

Por otro lado, el trabajo muestra la evolución de los indicadores entre el año de referencia (1996) y los años 2018 y 2022. En cuanto a los indicadores por m2 y por usuarios totales para los alcances 1 y 2 (las emisiones de alcance 3 no se han considerado para no distorsionar los resultados, ya que en 1996 no se tenían suficientes datos y no se han podido cuantificar), la evolución es muy positiva: por metro cuadrado se han ido disminuyendo las emisiones de 29 Kg CO2 eq. en 1996 a 7 kg CO2 eq. en 2018 y 5 kg CO2 eq. en 2022, lo que supone una reducción de casi el 83%. Por usuario, se ha pasado de 248 Kg CO2 eq. en 1996 a 139 Kg CO2 eq. en 2018 y 44 Kg CO2 eq. en 2022, lo que implica una reducción del 83%. Estas cifras suponen haber superado con creces los objetivos iniciales de reducción de emisiones respecto al año de referencia (1996), que eran del 25% en 2025 y del 50% en 2030 (ámbitos 1 y 2).

El informe concluye que la huella de 2022 se redujo en 5,8 toneladas de CO2 equivalentes si lo comparamos con 2018

El estudio también incluye una comparación de los resultados, en cuanto a la evolución de las emisiones, incluyendo los tres ámbitos (alcance 1, 2 y 3), aunque es necesario realizar algunas consideraciones. Así, respecto al año 1996, la dimensión de la UPF era muy diferente a la actual, y por tanto, una comparativa en valores absolutos de las emisiones podría conducir a conclusiones erróneas. Por otra parte, en el alcance 3, en 1996 no se disponía de suficiente información para cuantificar las emisiones (solo se tenía en cuenta el consumo de papel): no fue hasta el año 2018 cuando se contabilizaron los viajes de trabajo y también los viajes diarios del personal y de los estudiantes, con datos extraídos a través de una encuesta.

En relación a la disminución de la huella entre 2018 y 2022, aunque la implantación de compra de electricidad verde en 2018 ya era una realidad, en 2022 la UPF logró aumentar el porcentaje de esa compra en contratos subrogados. Otro hecho destacable, comparando los resultados entre estos dos años, es que dentro del alcance 3 ha habido un notable descenso en los viajes de largo recorrido (en avión y en tren), cercano al 50%, debido  probablemente a la pandemia y a la normalización de las reuniones online.

La UPF progresa adecuadamente hacia los compromisos de emergencia climática

El informe concluye que la huella de 2022 se redujo en 5,8 toneladas de CO2 equivalentes si lo comparamos con 2018, una disminución atribuida sobre todo al uso de electricidad procedente de recursos renovables y a la reducción de emisiones en el alcance 3.

En cuanto a la distribución de las emisiones de GEI de la UPF, los alcances 1 y 2, que son los que la Universidad puede impactar de forma más significativa, suman el 30,8% de todas las emisiones, con un 19 y un 12% respectivamente. En estos ámbitos, la institución se sitúa en una posición favorable para alcanzar la neutralidad del carbono y acercarse a las cero emisiones, con medidas adicionales de reducción y programas de compensación.

Sin embargo, en los procesos del alcance 3 (que representan el 69% del total de emisiones de la UPF), la Universidad depende más de condiciones contextuales, como pueden ser la electrificación de los modos de transporte y la mejora de la combinación eléctrica de Cataluña mediante la implementación de energías renovables.

Propuestas para reducir la huella de carbono en la UPF

Para mejorar la evaluación, la mitigación de las emisiones y la resiliencia de la organización, el estudio realiza una serie de propuestas. Menciona que sería muy positivo considerar de forma diferenciada por campus las emisiones derivadas de la generación y el tratamiento de residuos, el consumo de agua y los menús de las cafeterías. También recalca la utilidad de medir de forma segregada los distintos usos (iluminación, fuerza, clima..) en cada uno de los edificios, y disponer de datos desagregados por campus respecto a los viajes de larga distancia o el consumo de papel.

En cuanto a las propuestas de mitigación de las emisiones, el informe propone obtener el certificado de electricidad renovable del 50% restante de la electricidad del campus del Mar; promover las reuniones telemáticas para evitar desplazamientos; aumentar la autogeneración eléctrica de origen renovable; reducir las pérdidas de las máquinas de refrigeración y mejorar la eficiencia energética de los equipos consumidores de energía, entre otros.