En España más del 90 por ciento de los adolescentes tiene un teléfono inteligente y alrededor del 30% tiene también un portátil y una tablet. Estas tres herramientas informáticas tienen importancia no solo en la vida social de los jóvenes sino en su entorno educativo pues su uso en la escuela es cada vez mas extendido. Entre los formatos con más éxito, sobre todo en la última década, esta el video. Un proyecto de investigación al respecto coordinado por la UPF, y con la participación de investigadores de las universidades de Oxford, Southern Denmark, Pública de Navarra, Autónoma de Barcelona, Lleida y Girona, nos revela una característica muy interesante: son los jóvenes quienes promueven su uso como herramienta educativa.

“En investigaciones anteriores habíamos visto los cambios en la educación producidos por la tecnología”, explica Daniel Cassany, profesor titular de Análisis del Discurso en la UGA de Traducció i Ciències del Llenguatge. “En de las escuelas el cambio no era tan profundo ya que, aunque el ordenador sustituyera al papel, las clases seguían haciendo las mismas prácticas. En cambio, fuera de las aulas los jóvenes sí habían cambiado su forma de comunicarse y divertirse, afiliándose a clubs de fanfic, otakus, mangas, grupos musicales, videojuegos o deportes, de manera más creativa y multimodal, participando activamente como creadores de contenidos”.

“Los jóvenes hacen un uso creativo, cooperativo y personal de estos avances, en las redes sociales comunes (Facebook, YouTube, Instagram, TikTok, etc.) pero también en las propias de cada país (VK, Douyin, Bibibili) y en grupos cerrados, traduciendo series de televisión, mangas, fanfic o letras de canciones, promocionando sus grupos favoritos o fomentando el conocimiento de productos culturales de su gusto. Lo hacen para compartir sus pasiones y al mismo tiempo aprenden idiomas, cultura, tecnología y otros contenidos”.

En los últimos diez años, el desarrollo de los teléfonos inteligentes, de las aplicaciones de edición multimodal, y el auge de las redes y repositorios han sido claves para que el vídeo incremente su importancia como herramienta de comunicación y socialización. Esta investigación muestra que “los jóvenes hacen un uso creativo, cooperativo y personal de estos avances, en las redes sociales comunes (Facebook, YouTube, Instagram, TikTok, etc.) pero también en las propias de cada país (VK, Douyin, Bibibili) y en grupos cerrados, traduciendo series de televisión, mangas, fanfic o letras de canciones, promocionando sus grupos favoritos o fomentando el conocimiento de productos culturales de su gusto. Lo hacen para compartir sus pasiones y al mismo tiempo aprenden idiomas, cultura, tecnología y otros contenidos”.

El proyecto “FORVID: el vídeo como formato de aprendizaje lingüístico dentro y fuera del instituto” se propone entender cómo utilizan jóvenes (entre 12 y 18 años) y docentes la tecnología del vídeo en contextos de enseñanza formal (en Secundaria) o en ambientes informales de aprendizaje. También distingue tres formas básicas de aprovechar el vídeo dentro del aula: visualizar vídeos de terceros como fuente de información (editoriales, redes sociales, medios audiovisuales), producir vídeos de alumnos como tarea de aprendizaje y ofrecer vídeos de docentes a su alumnado para enriquecer la experiencia del alumno.

Entre los objetivos del proyecto hallamos identificar y describir las prácticas de producción y consumo de vídeos, explorar el uso que tiene la escritura (la herramienta de estudio básica hasta ahora) en las mismas o documentar que tipo de aprendizajes proporciona esta tecnología, además de ofrecer recursos, orientaciones y ejemplos de buenas prácticas para mejorar el uso del vídeo en la educación.

Para esto el proyecto ha analizado más de 200 vídeos realizados por profesores y alumnos en centros de secundaria, además de entrevistar en profundidad a 12 docentes que utilizan de forma continuada la producción de videos en sus clases. Este corpus de vídeos y entrevistas fue la base para realizar después una macroencuesta dirigida a todo el profesorado de secundaria de Catalunya (1,230 centros, 54.255 docentes), para explorar la presencia del vídeo en contextos de enseñanza formal. Los resultados de esta encuesta, en fase de publicación en Revista Signos y otros boletines internacionales de educación y lingüística aplicada, ofrecen un retrato completo sobre la presencia del vídeo en secundaria

Entre los objetivos del proyecto hallamos identificar y describir las prácticas de producción y consumo de vídeos, explorar el uso que tiene la escritura (la herramienta de estudio básica hasta ahora) en las mismas o documentar que tipo de aprendizajes proporciona esta tecnología, además de ofrecer recursos, orientaciones y ejemplos de buenas prácticas para mejorar el uso del vídeo en la educación.

Al menos el 92 por ciento de los docentes utiliza el vídeo en sus clases como fuente de información, y un 70% ha propuesto en algún momento que sus estudiantes hagan vídeos como práctica educativa de su programa. Por ello, la prevalencia tradicional del papel y la escritura como herramienta básica de trabajo está cambiando a favor del vídeo, que poco a poco va ganando presencia, a medida que el profesorado se familiariza con esta tecnología y que el alumnado la elige para presentar su trabajo, al considerarla más motivadora y cercana.

La presencia del vídeo se halla en todas las materias, aunque en algunas (Lengua, Idiomas, Literatura, Sociales) tenga más importancia que en otros (Matemáticas, Naturales). Los resultados muestran también que los géneros videográficos se van adaptando a cada asignatura curricular. En Matemáticas se usan y graban tutoriales; en Naturales se graban experimentos en el laboratorio o fuera del aula; en Idioma y Lengua se trabaja con periodismo (reportajes, noticias, etc.), y en Literatura se elaboran vídeos del tipo booktuber, booktrailers o videoclips poéticos.

Finalmente, los datos también permiten distiguir dos tipos muy distintos de vídeos: los centrados en el discurso verbal, como respuestas breves ante la cámara, capturas de pantalla con voz del aprendiz explicándose, presentaciones con busto parlante incrustado; y los vídeos que exploran de manera más multimodal las posibilidades del medio, con elaboraciones visuales, narraciones cinematográficas, pos-edición, subtítulos, etc.

“Todo esto mejora la actitud hacia la colaboración y que los estudiantes tomen un papel más activo”, explica Cassany. “El vídeo pone al receptor en el centro de la clase pues facilita que ellos aporten sus experiencias previas al conjunto de la clase. Así se cambia una practica académica aburrida en algo auténtico, real y generador de más oportunidades de aprendizaje”.