La lección inaugural de los Grados de la Escuela de Ingeniería de la UPF, celebrada este martes 7 de noviembre por la mañana en el auditorio del Campus Poblenou, ha puesto el foco en la evolución del papel de la mujer en los ámbitos tecnológicos y en la importancia de disfrutar del camino, sean cuales sean los objetivos y sueños que se persigan.

Bajo el título “¿Es importante el objetivo? Una paseada por el espacio”, Mònica Roca ha hecho un repaso de su trayectoria vital y laboral, a partir del cual ha reflexionado sobre los objetivos profesionales. Para Roca, a pesar de que algunos sueños no se cumplan, se pueden generar otros nuevos si se trabaja con pasión.

Mònica Roca ha presentado un viaje de su trayectoria, explicando a los estudiantes su pasión por ser astronauta, que le nació desde muy pequeña y que, en consecuencia, hizo que buena parte de sus decisiones fueran escogidas persiguiendo este objetivo. “Es crucial soñar y tener grandes objetivos, pero lo que es aún más importante es disfrutar del camino y tomar decisiones desde el corazón”, ha dicho en este sentido.

Estudió ingeniería en telecomunicaciones en la ETSETB de la UPC, puesto que consideraba que, en aquel momento, era el Grado que más se acercaba a las temáticas relacionadas con las tecnologías espaciales. Una vez acabado el grado, consiguió una beca para trabajar por la Agencia Espacial Europea, en Noordwijk, en los Países Bajos. Es allí donde más cerca estuvo de lograr su sueño, puesto que esta experiencia la ayudó a estar en contacto constante con su gran pasión, llegando a ser responsable del sistema de radar del satélite europeo EnviSat.

Pasado un tiempo, al volver a Cataluña, fundó la empresa IsardSAT, una empresa dedicada a proveer soluciones a retos como el cambio climático a través de la observación de la Tierra desde el espacio. IsardSAT cuenta con físicos, matemáticos e ingenieros, que ya suman más de sesenta trabajadoras y trabajadores y todavía continúa creciendo.

“Alguien podría pensar que he perdido buena parte de mi vida persiguiendo un sueño imposible. De las tres convocatorias para ser astronauta, en la primera todavía no estaba graduada como ingeniera, a la segunda estaba embarazada de mi primer hijo y, en la tercera, ya superaba por sólo dos años la edad máxima permitida.” A pesar de todo, Mònica Roca, ha insistido en la importancia del camino, más allá de las decisiones más o menos trascedentes que se tomen a lo largo de la vida: “No tenemos una bola de cristal, hay que escoger aquello por el cual sientes pasión, veréis que el camino merece la pena.”