A mediados del siglo XX se empezó a asociar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares con los niveles altos de colesterol en sangre y el consumo elevado de grasas saturadas de origen animal. Desde entonces, la investigación para esclarecer el papel de las grasas en el riesgo cardiovascular ha sido intensa e incesante.

Con el tiempo se ha ido esclareciendo el papel de las distintas grasas y trasladando a la opinión pública la distinción entre grasas saludables (poliinsaturadas, monoinsaturadas, omega 3, etc.) y no saludables (saturadas y trans, principalmente). Así mismo, se ha divulgado que la distinción entre grasas animales y vegetales como malas y buenas, respectivamente, es simplista.

Entre las preguntas recibidas en Nutrimedia, algunas se refieren a los beneficios para la salud de la reducción de grasas y la sustitución de un tipo por otro. En esta evaluación, abordamos la pregunta de si la reducción de grasas saturadas previene las enfermedades cardiovasculares, añadiendo como información complementaria las diversas formas prácticas de reducir y sustituir las grasas saturadas en la dieta, de acuerdo con la evidencia científica analizada.

Mensaje probablemente cierto
Comer menos grasas saturadas previene las enfermedades cardiovasculares

Evaluación

La evaluación realizada permite concluir que, en general, un menor consumo de grasas saturadas influye poco o nada en la mortalidad, pero es probable que reduzca ligeramente el riesgo de episodios cardiovasculares, como ictus o infartos de miocardio.

Este probable beneficio se ha observado en estudios controlados aleatorizados realizados con un mínimo de 50.000 participantes, en los cuales la reducción del consumo de grasas saturadas se mantuvo durante al menos dos años. La reducción de la ingesta de las grasas saturadas se sustituyó por grasas poliinsaturadas, monoinsaturadas, proteínas o carbohidratos.

En consecuencia, teniendo en cuenta los efectos observados en los estudios evaluados y su grado de certeza, se considera que el mensaje analizado asociado a una pregunta del público es probablemente cierto.

 

Mensajes principales

  • La reducción de la ingesta de grasas saturadas puede producir una ligera reducción del riesgo de sufrir episodios cardiovasculares, como ictus o infartos de miocardio, pero tiene efecto en la mortalidad.
  • Los resultados son aplicables a mujeres y hombres, a personas sanas y personas con riesgo cardiovascular alto.
  • Los beneficios para la salud se aprecian tras la reducción durante al menos dos años y su sustitución por grasas poliinsaturadas, carbohidratos o proteínas.

 

Entre otras formas prácticas de reducir las grasas saturadas en la dieta se encuentran "el cambio a alimentos lácteos con menor contenido en grasa y la reducción del consumo de grasas cárnicas, así como el de alimentos con alto contenido en grasas saturadas, como pasteles, galletas, tartas y bollería, mantequilla, ghee [gui, un tipo de matequilla clarificada o ligera de origen hindú], manteca de cerdo, aceite de palma, embutidos y carnes curadas, quesos duros, nata, helados, batidos y chocolate”, según se indica en la revisión Cochrane realizada por el grupo de Lee Hooper, publicada en agosto de 2020 y utilizada como referencia en esta evaluación.

 

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