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Cambio climático, sostenibilidad y crecimiento

Humberto Llavador es profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y de la Barcelona GSE. Junto a John E. Roemer (Yale University) y Joaquim Silvestre (University of California-Davis), es autor de Sustainability for a Warming Planet (Harvard University Press, 2015), obra ganadora del X Premio de la Sociedad Catalana de Economía.
20.02.2017

 

Es imperativo preguntarnos qué entendemos por sostenibilidad y si es posible un crecimiento sostenible, equitativo, eficiente y que reduzca efectivamente los riesgos asociados al cambio climático.

Si el XX fue el siglo del crecimiento y el desarrollo, bien puede decirse que el siglo XXI será, o al menos debería ser, el siglo de la sostenibilidad. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobaba por unanimidad en la cumbre de las Naciones Unidas de 2015, o el Acuerdo de Paris, son algunos de los ejemplos que marcan esta tendencia. Es por tanto imperativo preguntarnos qué entendemos por sostenibilidad y si es posible un crecimiento sostenible, equitativo, eficiente y que reduzca efectivamente los riesgos asociados al cambio climático.

Robert Solow (galardonado con el Nobel de economía en 1987) ya defendía la necesidad de ligar el concepto de sostenibilidad con valores éticos de justicia y equidad. Según Solow, una economía se encuentra en una senda sostenible si permitie que cada generación futura pueda alcanzar un nivel de vida tan alto como el de su generación anterior. Por tanto, la sostenibilidad impone a cada generación la obligación de dejar suficientes recursos para que las generaciones futuras puedan alcanzar un nivel de vida al menos tan alto como el que ella está disfrutando. A esto hemos de añadir que la generación presente también debería tener el derecho a alcanzar un nivel de vida tan alto como el de las generaciones futuras.

Pero los derechos no son obligaciones, y una generación puede renunciar a parte de este derecho por el bien del progreso de la humanidad. Nuestra generación puede sacrificar parte de su bienestar para que generaciones futuras alcancen un mayor nivel de vida. De hecho ya lo estamos haciendo cada vez que invertimos en investigaciones y exploraciones cuyos resultados se esperan en el muy largo plazo.

Por tanto, junto a una concepción estática de sostenibilidad, donde todas las generaciones disfrutan del mismo nivel de vida (el máximo sostenible), existe también una concepción dinámica de crecimiento sostenible, en la que generaciones futuras disfrutan de un mayor bienestar gracias a los sacrificios voluntarios de las generación presente.

¿Cuál es la tasa de crecimiento sostenible correcta? Esto depende de cuánto nos importe el progreso de la humanidad y de si queremos que la vida de las generaciones futuras sea mejor que la nuestra, pues este crecimiento requerirá inversiones en el bienestar futuro. También depende del grado de inversión necesario para vivir con el presupuesto de carbono que nos corresponde.

El presupuesto de carbono representa la cantidad de CO2 que podemos emitir globalmente hasta finales del presente siglo para evitar que la concentración atmosférica de carbono alcance niveles críticos. Según el último informe del IPCC, un presupuesto de 250 gigatones de carbono hasta el 2100 permitiría, con una probabilidad del 66%, no superar 2ºC de aumento de temperatura. Sin embargo, nuestra trayectoria representa una realidad muy distinta. Las emisiones actuales están por encima de los 10 gigatones por año, y siguen aumentando, con lo que agotaríamos nuestro presupuesto en menos de 25 años. Incluso los compromisos nacionales del Acuerdo de París quedan lejos de este presupuesto, sumando 272 gigatones ya para el 2030. Por tanto,  cualquier senda sostenible que pretenda contener los efectos del cambio climático requiere importantes reducciones de emisiones, y una buena parte de nuestra inversión debe dedicarse a la investigación y el desarrollo de tecnologías que permitan un futuro libre de emisiones de carbono. Cuanto más pospongamos esta decisión, más drásticas tendrán que ser las medidas para evitar que agotemos nuestro presupuesto de carbono.

Pero, ¿podemos crecer de manera sostenible, equitativa, eficiente y reducir los riesgos asociados al cambio climático? La respuesta, según nuestros estudios, es afirmativa. Sin embargo, los países desarrollados, al menos hasta finales de este siglo, tendrán que frenar sus perspectivas de crecimiento económico, aunque no necesariamente dejar de crecer. Los países en vías de desarrollo también tendrán que contribuir, aunque su crecimiento tendrá que ser mayor para poder alcanzar los niveles de bienestar de los países desarrollados.

Un crecimiento contenido en los países desarrollados puede contar con el apoyo de la mayoría de sus habitantes si dicho crecimiento se distribuye de manera equitativa. En los últimos 25 años, un 44% del aumento en la renta se ha concentrado en el 5% más rico del mundo, y en los Estados Unidos más de dos tercios del crecimiento ha acabado en manos del 1% más rico. Si el crecimiento se modera, pero favorece a la mayoría de la población a costa del 1% más rico, las políticas de crecimiento sostenible contarán con el apoyo mayoritario de la población. Quizás es esta relación entre los beneficios de los más ricos y las medidas necesarias para resolver los problemas vinculados al cambio climático, que requieren de una intervención pública, lo que impide a los partidos más conservadores aceptar la realidad y la urgencia del mismo.

La conclusión de nuestros estudios es optimista. Deberíamos ser capaces de sostener un crecimiento global moderado, mantener los niveles de carbono en la atmósfera dentro de límites razonable y mantener expectativas aceptables de convergencia de los niveles de vida. Pero esto requerirá que cooperemos a nivel global para reducir las emisiones. Además los países desarrollados tendrán que crecer por debajo del 2% anual que ha caracterizado sus crecimiento en la segunda mitad del siglo XX, aunque esto no significará una pérdida en su calidad de vida. Pero quizás el mensaje  más importante es que hemos de dejar de hablar de crecimiento sin reconocer sus implicaciones sobre el cambio climático. De igual manera, no podemos hablar de medidas de lucha contra el cambio climático sin contemplar su íntima vinculación con el crecimiento económico y su distribución.

 

Humberto Llavador es profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y de la Barcelona GSE. Junto a John E. Roemer (Yale University) y Joaquim Silvestre (University of California-Davis), es autor de Sustainability for a Warming Planet (Harvard University Press, 2015), obra ganadora del X Premio de la Sociedad Catalana de Economía.

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