Vés enrere Tres puntos a mejorar para escalar posiciones

Tres puntos a mejorar para escalar posiciones

Artículo de Giacomo Ponzetto, profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y de la Barcelona GSE. Investigador del Centro de Investigación en Economía Internacional y del Institute of Political Economy and Governance.
01.03.2017

 

Una semana al año, el Mobile World Congress (MWC) convierte Barcelona en la capital mundial de la comunicación móvil. Acabada la feria, la ciudad pasa a ocupar un lugar secundario en el mapa de la tecnología global, posición nada despreciable. Según el European Digital City Index, Barcelona es la novena ciudad europea más atractiva para las 'start-ups', delante de cualquier otra al sur de París. Pero las verdaderas capitales tecnológicas están en EEUU, en Asia y en el norte de Europa. Para acercarnos a ellas, tenemos tres prioridades: potenciar nuestras conexiones, invertir en investigación y educación, y mejorar las regulaciones que dificultan hacer negocios.

La conectividad es imprescindible para la creatividad y la actividad empresarial, especialmente en los sectores más innovadores. Aglomeraciones como Silicon Valley nos enseñan que las tecnologías de la comunicación no sustituyen el contacto personal directo, sino que lo complementan. Por tanto, es crucial para Barcelona el intercambio de ideas y personas con otras metrópolis tecnológicas.

La ciudad puede aprovechar su éxito en el turismo de negocios, ejemplificado por el MWC. Es preocupante que la agenda política municipal apueste por el decrecimiento global del turismo. Sin duda, se tiene que proteger a los ciudadanos de los costes de un crecimiento descontrolado del turismo vacacional. Pero Barcelona también tiene que seguir atrayendo congresos y reuniones internacionales. Un aumento de los visitantes profesionales aportaría beneficios directos e indirectos para la ciudad.

Más vuelos directos

Barcelona tendría que beneficiarse también de mejores conexiones aéreas, sobretodo incrementando sus escasos vuelos intercontinentales directos. Además, sería necesaria una mayor difusión del inglés, no solo en los negocios y en la educación, sino también en las administraciones y en el día a día. Tenemos que tender al modelo de Amsterdam, donde esencialmente todo se puede hacer tanto en inglés como en el idioma local.

La importancia de la educación transciende el tema de las lenguas. El capital humano es el motor del crecimiento económico. Vivir en una gran ciudad rodeados por vecinos instruidos nos hace más productivos. Además, las ciudades más instruidas tienen más capacidad de reinventarse y superar las crisis. Así, el ecosistema barcelonés de 'start-ups' tecnológicas ha crecido en los últimos años, a pesar de una coyuntura económica adversa.

Vanguardia mundial del conocimiento

La investigación científica también juega un papel especial en el desarrollo de los sectores tecnológicos. La universidad de Stanford fue fundamental en el nacimiento de Silicon Valley. Otra capital americana y mundial de la tecnología es Boston, sede de universidades como Harvard y el MIT. En Barcelona también van juntos el liderazgo regional en la creación de empresas tecnológicas y en la investigación académica. Tenemos las mejores universidades del sur de Europa según el QS World University Ranking. Incluyendo los centros de investigación del sistema CERCA y del CSIC, las instituciones científicas catalanas (barcelonesas en su gran mayoría) han merecido ayudas por más de 300 millones de euros en 10 años del Consejo Europeo de Investigación. A largo plazo, Barcelona y Catalunya pueden subir su exitosa apuesta por la investigación y optar a colocarse en la vanguardia mundial del conocimiento, al nivel de Suiza e Inglaterra, o hasta EEUU.

Marco regulador más sencillo

Un objetivo tan ambicioso requiere tiempo recursos difíciles de encontrar en este momento delicado para las finanzas públicas. Por suerte, la tarea más urgente para las administraciones es también menos dispendiosa. Barcelona necesita un marco regulador más sencillo y que facilite más la actividad empresarial.

Ya se han tomado con éxito medidas para promover las 'start-ups' en sectores avanzados como la informática y la biotecnología: iniciativas como la asociación Barcelona Tech City, cuya sede acoge un clúster de empresas tecnológicas; intervenciones gubernamentales a todos los niveles, desde el municipal (Barcelona Activa) al autonómico (Barcelona & Catalonia Startup Hub), pasando por la inversión del Instituto de Crédito Oficial en fondos de capital de riesgo.

Sin embargo, mejorar la regulación de los negocios es un reto pendiente para Barcelona. Los participantes del MWC llegan a una ciudad donde el Estado prohíbe Uber y el Ayuntamiento sanciona Airbnb. Decisiones que denotan un entorno institucional poco favorable a la competencia y a la innovación disruptiva. Según la medición objetiva del Banco Mundial, España ocupa la posición 32 del mundo por facilidad para hacer negocios y la 85 para abrir un negocio. Peor aún es la clasificación de Barcelona, sexta y novena, respectivamente, entre las 19 ciudades españolas analizadas, mientras que Madrid es segunda. Podemos y tenemos que mejorar, aumentando la cooperación entre los distintos niveles de gobierno para reducir la carga reguladora total, y replicando las mejores prácticas observadas en otros países europeos como Irlanda o Suecia.

Artículo de Giacomo Ponzetto, profesor del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y de la Barcelona GSE. Investigador del Centro de Investigación en Economía Internacional y del Institute of Political Economy and Governance.

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