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(Sueca, Valencia, 1922 – 1992)

 

Joan Fuster ha sido sin duda, junto a Josep Pla, el ensayista más influyente de las letras catalanas desde los años de la posguerra. Un lector tan competente como Antonio Martínez Sarrión confiesa: «Para mí Fuster, pese a su ejercicio del desdén y la displicencia, es un autor con una mayor preocupación didáctica y moral, y sin la carga de teatro y cinismo de Xènius, e infinitamente más candoroso, pese a todo, que el muy taimado y correoso —ahí se determina su pagesia— aunque arrebatador Josep Pla». Sus inicios periodísticos en el diario del Movimiento Levante, en 1952, abrían un ejercicio regular que no abandonaría hasta su muerte, aunque sí atenuó en los últimos años. Los diarios que más frecuentó fueron catalanes, como La Vanguardia, El Correo Catalán o Tele/eXprés, pero también escribió en la primera etapa democrática en El País. Colaboró además en lugares influyentes como Serra d’Or o en revistas del exilio como Pont Blau, y especial mención merece la serie de «Postales de Valencia», que publicó en Destino, así como su participación, en los setenta, en Por Favor.

 

Entre 1946 y 1956 estuvo al frente, junto a José Albi, de la revista literaria Verbo, publicada en Alicante y de tortuosa trayectoria. Importa señalar, sin embargo, la predilección que allí exhibieron sus directores por el surrealismo, que desembocaría en una Antología del surrealismo español (1952). Cabe reconocer ecos de tal predilección en la lírica del propio Fuster, que cultivaría solo ocasionalmente después de la publicación de Terra en la boca (1953) y Escrit per al silenci (1954).

 

El ensayo en su acepción más estricta no excluyó, en su caso, la tarea del historiador de la cultura, de las ideas o de la literatura, pero casi nunca renunció a la función excitante o provocadora del ensayo, ajeno a noción alguna de verdad: «Nunca he pretendido “tener razón”, ni en estos asuntos ni en ningún otro: esta gloriosa imbecilidad la dejo a quienes se dedican profesionalmente a estar en posesión de la ‘verdad’». Es todavía muy fresca la plástica imaginación crítica de libros tan dispares como un germinal Les originalitats (1956) o una estupenda joya de ironía y lucidez como es Diccionari per a ociosos (1964), Causar-se d’esperar (1965), que retoma un verso de Ausiàs March para el título, o Examen de consciència (1968). De los mismos años es un sustancioso Diari 1952-1960, que constituye el segundo volumen de sus Obras completas, en 1969, y que hoy sabemos más abultado gracias a la edición de Dos quaderns inèdits (2004), incluyendo una vastísima y espléndida correspondencia que va por el tomo noveno y más de un grueso tomo de entrevistas como el de Júlia Blasco, Joan Fuster: converses filològiques (2002) o De viva veu. Entrevistes, 1952-1993 (2003). El descrèdit de la realitat (1955) es un precoz análisis de la estética contemporánea inmediatamente traducido al español, y son muchas las páginas que Fuster dedicó a desentrañar el lugar de los valencianos en Cataluña (o los Países Catalanes) y en España, como el muy divulgado Nosaltres els valencians (1962).

 

La técnica desmitificadora de Fuster se sirve con frecuencia de la comparación inesperada y de la explotación de un aspecto menor que, debidamente manipulado, da el punto de vista exclusivo de un escritor inopinadamente inteligente. El tono desencantado, la huella cínica, el uso sistemático de la ironía y el rastro palpable del lector de moralistas y memorialistas franceses explican el protagonismo del yo, de la voz propia, en su tarea ensayística, con la salvedad solo relativa de los lugares —y no fueron pocos— en que Fuster anduvo más cerca del historiador positivista y documentado, aunque nunca acrítico ni impersonal. Su cultura humanística se reconoce en trabajos de síntesis —hoy indispensables— sobre Salvat Papasseit o Josep Pla, pero también en sus perspicaces interpretaciones de la Literatura catalana contemporània (1972) o en la visceralidad de Contra el noucentisme (1977), aparte los estudios sobre aspectos tan diversos como el bandolerismo (con una monografía sobre Joan de Serrallonga) o la diabólica predicación tanto de san Vicente Ferrer como de Raimon. Su vastísima correspondencia ha seguido publicándose en los últimos años en la editorial Eliseu Climent (el último ha sido el volumen 14), y hoy disponemos de dos volúmenes de Assaigs (2012) con su producción completa, incluida la inmensa dispersión de ensayos, a cargo de Antoni Furió y Josep Palàcios.

 

JG y DRdM

 

El libro póstumo de Josep Iborra, Humanisme i nacionalisme en Joan Fuster (Universitat de València, 2012), complementa dos buenas síntesis interpretativas, obra de Guillem Calaforra, Dialèctica de la ironia. La crisi de la modernitat (Universitat de València, 2006) y Josep Ballester, L’agitacio de l’escriptura. Itineraris entre la vida i l’obra de Joan Fuster (Pagès, Lérida, 2009), aunque la bibliografía sobre el autor ha sido antigua y continuada, entre ella el homenaje Joan Fuster, entre nosaltres (Generalitat de València, 1993), además de los libros de Antoni Riera, La raó moral de Joan Fuster (Curial, Barcelona, 1993) y Rellegir Fuster: textures filosòfiques en l’assaig fusterià (Bromera, Alzira, 1995); Vicent Salvador, Joan Fuster o l’estratègia del centaure (Edicions del Bullent, València, 1994) o la excelente introducción de Antoni Martí Monterde a Les originalitats (Bromera, Alzira, 1999). A propòsit de Joan Fuster es un volumen colectivo con trabajos de Alan Yates o Justo Serna (Universitat de València, 2004), existe un estupendo Album Fuster (Alfons el Magnànim, 1994), además del Dossier Joan Fuster de Afers (42-43, 2002) a cargo de Vicent S. Olmos. En 2006 aparecieron también las actas de las terceras jornadas Joan Fuster, editadas por la Universidad de Valencia, a cargo de Vicent Simbor, Joan Fuster. Relacions personals, relacions literàries, y antes aparecieron los textos correspondientes a otras jornadas, Joan Fuster, viciós de la lectura (2005), editados por Ferran Carbó, mientras que Justo Serna y Encarnación García prepararon la edición de Nuevos ensayos civiles (Espasa-Calpe, Madrid, 2004) y Antoni Martí Monterde y Teresa Rosell editaron en 2012 una valiosa y abierta obra colectiva, Joan Fuster. Figura de temps (Universitat de Barcelona,), en el centenario del nacimiento del escritor.