Atrás “Debemos regular el cannabis medicinal para que determinados pacientes que necesitan un alivio del dolor puedan utilizarlo minimizando el riesgo”

“Debemos regular el cannabis medicinal para que determinados pacientes que necesitan un alivio del dolor puedan utilizarlo minimizando el riesgo”

Rafael Maldonado, Catedrático de Farmacología en la UPF, ha comparecido como experto en la subcomisión del Congreso de los Diputados que estudia la regulación del uso medicinal del cannabis. 

 
29.03.2022

Imatge inicial

Una subcomisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados está estudiando la regulación del uso medicinal del cannabis entre los meses de febrero a junio de este año. Entre las personalidades llamadas a comparecer, ayer, 28 de marzo, intervino Rafael Maldonado, Catedrático de Farmacología en la UPF y director del Laboratorio de Neurofarmacología-Neurophar, también adscrito al Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM). Su grupo de investigación está centrado en el estudio de las bases neuroquímicas de la adicción a las drogas, incluyendo los opioides, cannabinoides y la nicotina. También investigan sobre los trastornos afectivos como la depresión y la ansiedad, el dolor crónico y los desórdenes alimentarios.

En su intervención destacó que el cannabis es una sustancia que se conoce desde hace 5000 años y se utiliza con fines terapéuticos y recreacionales. "Es importante separar la finalidad terapéutica, que es lo que estamos planteando, del uso recreativo, que no abordaremos”, enfatizó. Hace menos de 60 años que se conocen los principios activos de esta planta, por lo que es un conocimiento muy reciente. En cuanto a su mecanismo de acción, solo hace 30 años que se sabe cómo actúan estas moléculas. Detalló que "lo hacen de manera muy selectiva, activan unos receptores en el cerebro y tejidos periféricos que son extremadamente abundantes y tienen un potencial muy importante para poder tratar patologías".

La mayor parte de los estudios se hacen en animales de experimentación. Hay pocos en humanos, entre otros motivos porque es una droga de abuso. “Desde mi punto de vista esto ha creado un estigma que ha dificultado el avance del conocimiento de esta sustancia. Otra gran complejidad es que las sustancias activas en la planta son lípidos, por lo que es difícil trabajar con ellas. Obviamente cuando se usa de manera recreacional no nos cabe duda de que va a generar daños: alteraciones cognitivas, de rendimiento, posibles psicosis, o la afectación en la conducción de vehículos”, afirmó. Según el investigador, “todo ello se ve agravado teniendo en cuenta que la edad de inicio es extremadamente precoz. Pero esto es un tema aparte, estamos debatiendo para regular la utilización de una planta con fines terapéuticos”.

Una regulación para conseguir que el beneficio pueda superar al riesgo

Los usuarios del cannabis médico utilizan esta sustancia principalmente para tratar el dolor. Para conseguir este efecto analgésico son necesarias unas preparaciones a unas concentraciones determinadas y tenemos conocimiento del mecanismo de acción de estos principios activos. ¿Para qué pacientes deberíamos regularlo? “Desde mi punto de vista para aquellos con un dolor crónico que no responden a otra medicación. Disponemos de los AINES para un dolor suave, los opiáceos para un dolor severo, con todas sus importantes limitaciones. Por otro lado, para dolores refractarios, tenemos anticonvulsivantes y antidepresivos”, explicó. “Pero a pesar de esta amplia variedad disponible de medicamentos, hay pacientes que son refractarios al tratamiento del dolor. Aun estando polimedicados no consiguen un alivio, pero experimentan los efectos indeseables de estos medicamentos. Aquí es donde creo que debemos regular y tenemos evidencia”, añadió.

A pesar de la amplia variedad disponible de medicamentos, hay pacientes que son refractarios al tratamiento del dolor. Aun estando polimedicados no consiguen un alivio, pero experimentan los efectos indeseables de estos medicamentos. Aquí es donde creo que debemos regular y tenemos evidencia.

Puso como ejemplo un artículo publicado recientemente, en el que se hace un estudio prospectivo observacional de 10.000 pacientes en Israel, un país que ha regulado el cannabis desde 2007. Se hace un seguimiento durante seis meses y se valora la eficacia y seguridad. Se usan vaporizadores con unas concentraciones determinadas de principios activos en un proceso controlado por personal sanitario y los resultados muestran que un 70% encontraron un beneficio en el alivio del dolor y la calidad de vida. Por supuesto también experimentaron efectos indeseables (mareos, sequedad de boca y aumento del apetito), pero muy diferentes a los observados en el caso del uso recreativo. “Como conclusión, regulando esta planta podemos tener un beneficio en determinados pacientes que supera al riesgo en estas condiciones”, enfatizó.

El sistema endocanabinoide tiene un potencial enorme en nuestro cerebro, todavía no lo hemos explotado. Podemos identificar aquellos componentes en la planta que actúan en ese sistema y hacer los estudios pertinentes para desarrollar nuevos medicamentos.

Es decir, conocemos los principios activos del cannabis, sabemos cómo funcionan y tenemos evidencia científica mediante estudios observacionales de que es capaz de producir un beneficio. Según Maldonado, “necesitamos regular la utilización de esta sustancia como han hecho la mayoría de países europeos, independientemente de que sean gobiernos conservadores o progresistas. Para terminar la ponencia el científico planteó: “¿Cómo veo el futuro? Lo veo en un medicamento. El sistema endocanabinoide tiene un potencial enorme en nuestro cerebro, todavía no lo hemos explotado. Podemos identificar aquellos componentes en la planta que actúan en ese sistema y hacer los estudios pertinentes para desarrollar nuevos medicamentos”, afirmó. “Aun así, los pacientes tienen unas necesidades hoy, no pueden esperar a que el día de mañana dispongamos de estos medicamentos. Por ello, creo que debemos regular la utilización de esta planta con la finalidad de que determinados pacientes que actualmente necesitan un alivio puedan utilizarla minimizando el riesgo”, concluyó. 

 

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