Temblar hasta quebrar los muros
Temblar hasta quebrar los muros
Julieta Hisi, representation for EU Affairs a UNHCR (United Nations High Commissioner for Refugees) i alumni del Grau en Global Studies, reflexiona sobre migració en el recull Cap a on va Europa?
Nadie elige convertirse en un refugiado. Nadie elige verse obligado a huir de su hogar, de su pueblo, de sus rincones. Nadie elige abandonar todo cuanto conoce y quiere.
Y sin embargo, a finales de 2023, la cifra de personas desplazadas forzosamente debido a persecuciones, conflictos, violencia y violaciones de derechos humanos alcanzó los 117,3 millones en el mundo. En el mundo, no en Europa. De hecho, alrededor del 70% vive en países vecinos, lo que subraya la carga desproporcionada que recae sobre las naciones más cercanas a las zonas de conflicto. Entretanto, la extrema derecha europea no cesa de utilizar el término “crisis migratoria” para infundir temores en la población del viejo continente. Huelga decir que estas afirmaciones no son más que discursos pueriles y cargados de intolerancia y xenofobia. Tiemblo de miedo.
"La migración mixta incluye a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos, y aquellos desplazados por desastres naturales o crisis medioambientales."
Por supuesto, no todos aquellos que se desplazan son refugiados. La expresión "migración mixta" es un término relativamente reciente –cuyo uso se ha extendido en la última década– para reflejar los factores interconectados y multifacéticos subyacentes a todos los movimientos de personas. Aunque el cruce de las fronteras nacionales suele clasificarse ya sea como "forzoso" o "involuntario", o bien como "voluntario", la realidad es mucho más compleja y matizada. La migración mixta incluye a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos, y aquellos desplazados por desastres naturales o crisis medioambientales. Estas categorías a menudo se superponen, lo que complica la creación de políticas efectivas y humanitarias; políticas humanas.
En todo caso, la respuesta de la Unión Europea y de sus Estados Miembros deja mucho que desear. Mientras la Comisión se cuelga medallas por haber aprobado un Nuevo Pacto de Asilo y Migración que supuestamente es integral, y tiene en cuenta la dimensión interna y externa y las rutas en todo su conjunto, la realidad dista bastante de las ruedas de prensa.
Paralelamente al Pacto, la Unión Europea está desarrollando y firmando acuerdos con terceros países. Lo preocupante es que la mayoría de los fondos destinados a estos – en su mayoría naciones del Norte de África – serán destinados al control de fronteras y no al fortalecimiento de los sistemas de asilo. Cualquier sistema de gestión de la migración y el asilo que se acerque a la externalización no sólo contraviene la Convención de 1951, sino que, además supone un flagrante menosprecio de vidas humanas.
"Uno de los mecanismos utilizados por los discursos xenófobos reside en la deshumanización."
El lema de la recién asumida presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea es “Make Europe Great Again”. Tiemblo. Este eslogan evoca una retórica que se acerca peligrosamente a la idea de una Europa fortaleza: impenetrable, pura, libre de “contaminaciones” externas. Por supuesto, a ojos de quienes usan (y abusan) de esta palabrería, lo que contamina la patria –o en este caso la Unión– son los extranjeros, así, en general, bien homogeneizados: los otros. Y es que uno de los mecanismos utilizados por los discursos xenófobos reside en la deshumanización. No son vidas humanas, son números. Es más fácil dejar números fuera de nuestros muros que personas, con sus vidas, pasiones, sueños y miedos. Personas que tiemblan.
"No podemos olvidar que cada cifra representa una vida humana, una historia de pérdida, de esperanza; una historia que hace temblar."
En el contexto global tan complejo en el que las fronteras parecen difuminarse y la mundialización ya no es tan incipiente como pensábamos, es esencial que las políticas migratorias se basen en principios de humanidad y solidaridad. No podemos –ni debemos– olvidar que cada cifra representa una vida humana, una historia de pérdida, de esperanza; una historia que hace temblar. Quizás la solución resida ahí. En temblar juntos hasta quebrar los muros.