Carles Ramió Matas, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra y actualmente comisionado para la UPF-BSM y para la estrategia de la UPF, ha abierto el curso académico 2022-2023 de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, con la lección “Los retos públicos de la década 2020-2030 y el papel que deben desempeñar los politólogos”.

El acto de inauguración, que tuvo lugar el 10 de noviembre, a las 11.00 horas, en el auditorio del campus de la Ciutadella, contó con la presencia de David Sancho, vicerrector adjunto al Rector y de Organización y grupo UPF, y Abel Escribà-Folch, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Abel Escrbà-Folch: "Este acto es una forma de poner de manifiesto el pensamiento crítico, la curiosidad intelectual y el acercamiento de la investigación y la transferencia de conocimiento del Departamento en el ámbito de la gestión y la administración pública”

En sus palabras de apertura, Abel Escribà-Folch ha destacado la importancia de este acto inaugural, como una forma de poner de manifiesto “el pensamiento crítico, la curiosidad intelectual y el acercamiento de la investigación y la transferencia de conocimiento del Departamento en el ámbito de la gestión y la administración pública”.

De Carles Ramió ha destacado los diversos cargos que ha ocupado, tanto dentro de la UPF (entre ellos los de vicerrector de Docencia y de Planificación Académica, decano de la Facultad o director del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales) como fuera (director de la Escuela de Administración Pública de Cataluña o presidente de Ivàlua) y ha animado a los presentes a leer su nuevo libro publicado recientemente, La universitat, a la cruïlla, en el marco del proyecto UPF Knowledge.

Seguidamente, David Sancho hizo hincapié en que la gestión pública y las políticas públicas son un campo del conocimiento que permite "fortalecer la capacidad crítica y ver el funcionamiento global de las administraciones". Ha definido a Carles Ramió como "un compañero y uno de los mejores expertos en el ámbito de la transferencia de conocimiento y la innovación en la administración y la gestión pública".

Carles Ramió ha empezado su intervención agradeciendo el hecho de poder impartir la lección inaugural: "Es un honor que hayáis contado conmigo, es como un homenaje", se ha sincerado. Y ha añadido: "Como profesor hay dos cosas que me hacen feliz: que mis alumnos prosperen profesionalmente y que me recuerden con cariño".

Siete retos gigantescos hasta 2030

Ya entrando en materia, Carles Ramió ha repasado inicialmente siete retos de gran envergadura que presenta en la década del 2020 al 2030, a los que los politólogos tendrán que enfrentarse. En primer lugar, ha mencionado la gestión de la post-covid en lo que se refiere al ámbito económico, social y laboral. "La administración pública debe ayudar a la parte más vulnerable de la población, no les podemos fallar", ha exhortado.

En segundo lugar, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sobre los que existen varios vectores que inciden, por ejemplo, la desigualdad social (justo cuando en Europa, España y Cataluña ésta es mayor que nunca) y el bienestar planetario y la sostenibilidad. "Aunque todos cumplamos a escala mundial, que es utópico, tampoco está claro que podamos tener éxito, ya que estamos atendiendo de manera local un problema global" ha explicado.

"No podremos resolver el problema del envejecimiento con los actuales estándares de gestión pública"

El tercer reto de la lista ha sido el de la incorporación de la administración pública a la Revolución 4.0. “Primero es necesario cambiar a fondo el modelo de políticas públicas y de gestión de los recursos humanos. Luego, la inteligencia artificial podrá aportar a la administración pública un rendimiento exponencial”, ha afirmado.

Seguidamente, se ha centrado en el reto del envejecimiento de la población en Europa, España y Cataluña. Apuntó que en los próximos 20 años, este envejecimiento comportará un aumento del 14 por ciento del PIB, sólo en gasto social y sanitario. "No podremos resolver el problema del envejecimiento con los actuales estándares de gestión pública", ha asegurado.

En el quinto reto, ha apuntado que las administraciones públicas deben adaptarse al concepto "glocal", que mezcla el hecho de que el mundo es más global pero también hay que ser más local. Se ha referido a que las áreas metropolitanas deberían ganar peso e influencia, y dotarse de los recursos necesarios, puesto que en el futuro estas estructuras tendrán una importancia fundamental, tanto a nivel de grandes urbes como a escala intermedia.

En esta línea, Carles Ramió ha remarcado que la ciudadanía necesita instituciones cercanas y de confianza, que les den calor, y que las políticas de participación ciudadana o de cogestión entre la administración pública y la sociedad civil sólo pueden hacerse a pequeña escala: "En las grandes ciudades, o en los distritos y barrios de Barcelona, ​​por ejemplo, estas políticas no funcionan, puesto que son demasiado grandes."

En el sexto reto, que gira sobre la complejidad en el ámbito público, Ramió ha destacado que "en todas las políticas públicas y servicios públicos hay nuevos vectores añadidos, nuevas capas, que las hacen muy complejas". Además, hay políticas públicas "malditas", como la gestión de la covid, la inmigración o la policía y el orden público "Hagas lo que hagas, fracasas seguro", ha sentenciado. Como nuevos vectores difíciles de introducir, ha mencionado la igualdad por razón de género o temas de sostenibilidad.

"La administración pública debe apostar por gente joven y bien formada, con valor público y totalmente digitalizada"

El último reto que ha enumerado ha sido el del relieve intergeneracional, que "sin duda os favorecerá", ha comentado, dirigiéndose a los jóvenes estudiantes presentes en el acto. Ha dado algunas cifras, como que en España hay 3,3 millones de empleados públicos, con una media de edad de 58 años, y que antes de 2030 se jubilará de repente un millón de personas de este colectivo.

Para el ponente, todo el conocimiento que atesoran los empleados públicos veteranos se perderá, puesto que “es imposible transmitir ese conocimiento que tenemos si no somos conscientes de que lo tenemos”. Y ha añadido: “La administración pública debe hacer un reset y cambiar de forma radical. Tiene que apostar por gente joven y bien formada, con valor público, y totalmente digitalizados”.

"La administración pública debe hacer un reset y cambiar de forma radical"

¿Qué papel y qué competencias deben tener los futuros politólogos?

Carles Ramió ha enfatizado que los buenos politólogos (como los que forma la UPF) son reconocidos y respetados laboralmente, puesto que aportan un valor, tienen un enfoque multidisciplinar, una visión holística, saben interrelacionar variables. Y tener trabajadores con estas características es cada vez más importante para las empresas e instituciones.

En la última parte de su intervención, ha puesto sobre la mesa el modelo del sistema de selección para acceder a la administración pública, que según Ramió, “es un freno que hace que a los jóvenes hoy en día no les atraiga este ámbito, pese al buen sueldo que cobran desde el primer día”. Ha comentado que es un sistema heterodoxo, que esconde un sistema de selección a dedo, y que el modelo español de oposiciones es anticuado, basado en la memorización de contenidos: requiere muchos años de estudio y la apuesta puede acabar saliendo mal. “Muchos estamos luchando por cambiar el sistema de selección, que debe hacer un cambio radical. Debe ser más confortable tanto para las personas que quieran acceder como para las propias administraciones públicas”. Según el ponente, sería necesaria una prueba (tipo selectividad) para evaluar las nuevas competencias necesarias para abordar todos estos los retos.

"Muchos estamos luchando por cambiar el sistema de selección, que debe hacer un cambio radical"

Respecto a las competencias que deben tener los politólogos en el mercado laboral, ha mencionado tres de básicas y dos de adicionales. En el primer grupo, saber leer (en el sentido de analizar las diferentes vertientes que incluye toda problemática), saber escribir (encontrar soluciones a problemas) y saber hablar (capacidad de oratoria y de persuasión, trabajo en equipo y por proyectos, inteligencia colectiva). En el segundo grupo, formarse en matemáticas y estadística, y en humanidades y filosofía.

En definitiva, “personas que puedan aportar valores personales y públicos, para defender el bien común y el interés general y ayudar a la parte más vulnerable de la sociedad. Éstos son los elementos imprescindibles para la construcción de una sociedad más justa y para mejorar el estado del bienestar, que desgraciadamente cada vez está más en crisis”, ha concluido.

Para cerrar el acto, y después de unas preguntas del público, Abel Escribà-Folch ha declarado inaugurado el curso 2022-2023 de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF.

> Álbum de fotos del acto publlicado en Flickr