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CUANDO EL CAMBIO CLIMÁTICO SE ENCONTRÓ CON LA JUVENTUD.

Se ha publicado el libro "El futuro en llamas: Greta Thunberg y Fridays For Future", 

de Sílvia Díaz, con prólogo de Roger Soler-i-Martí.

27.10.2020

 

El año 2019 estuvo marcado por el nacimiento de un nuevo grupo llamado Fridays for Future y por la aparición en la escena del activismo climático de la joven Greta Thunberg. Las acciones iniciadas por la activista sueca en agosto del 2018 generaron un efecto dominó a nivel mundial y, a través de Fridays for Future, lograron movilizar a más de doce millones ochocientas mil personas en todo el planeta.

Este libro pretende sistematizar y extraer las claves del éxito de este joven movimiento, así como comprender sus principales retos y oportunidades para poder mantener su relevancia en los próximos años. Y es que la crisis climática a la que nos enfrentamos, hace imprescindible que la sociedad civil siga movilizándose y exigiendo acciones urgentes a los líderes mundiales para combatir esta emergencia.

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A continuación te copiamos el texto íntegro del prólogo:

CUANDO EL CAMBIO CLIMÁTICO SE ENCONTRÓ CON LA JUVENTUD

Cada vez somos más conscientes que nuestras sociedades giran en torno a distintas cosmovisiones hegemónicas -como el clasismo, el heteropatriarcado o el etnocentrismo- que sostienen los discursos y patrones de normalidad desde los que se analiza y valora la realidad. Estas miradas sobre el mundo justifican y refuerzan las desigualdades y la sumisión de determinados colectivos respecto a aquellos que ocupan posiciones de poder y centralidad. Una de estas cosmovisiones, menos visibilizada que las mencionadas, es el adultocentrismo: la visión del mundo que prioriza y normaliza los intereses de la población adulta por encima de los de la infancia, la adolescencia, la juventud o incluso la vejez. En la última década han ido ganando relevancia algunas corrientes pedagógicas, estudios de juventud o movimientos juveniles que empiezan a poner sobre la mesa y a denunciar este reparto etario del poder. Sin embargo, a mi modo de ver, no hay ningún movimiento ni corriente de pensamiento con un potencial mayor para desenmascarar esta hegemonía que el movimiento juvenil por el clima.

Uno de los principales recursos del adultocentrismo ha sido la creación de mitos y discursos simplificadores de la juventud que minimizan su papel político en la historia. Al menos desde la revolución francesa, la juventud ha tenido un rol central en los movimientos emancipatorios de las sociedades occidentales. Pero también al menos desde entonces encontramos a todos los niveles discursos sobre su falta de responsabilidad y experiencia, su inmadurez o sus carencias morales y de juicio, así como una constante referencia a su apatía o incapacidad de compromiso y comprensión de la realidad política. Estos discursos persisten hoy a pesar de que los dos últimos grandes movimientos globales han sido movimientos generacionales: La ola de indignación iniciada en el 2011 con la primavera árabe, el movimiento 15M o Occupy Wall Street y el movimiento juvenil por el clima con el liderazgo de Fridays For Future de 2019.

El potencial de Fridays For Future y el movimiento juvenil por el clima para evidenciar la vacuidad de estos discursos adultos es precisamente que el movimiento actúa como un espejo de la inmadurez, las carencias morales y de juicio, de la incapacidad de compromiso y de comprensión de la realidad, no de la juventud sino del conjunto del sistema adulto.

En este libro, Sílvia Diaz aborda una pregunta fundamental tanto para el análisis de los movimientos sociales como para la agenda del cambio climático y sus implicaciones ciudadanas: ¿Cuáles son los elementos que explican la capacidad de movilización y el impacto en la agenda política del movimiento climático en 2019? En otras palabras, ¿Cómo se explica el boom del movimiento climático a nivel global? Con esta motivación de fondo, el libro hace un ambicioso recorrido de investigación por distintos factores que contribuyen a entender la naturaleza del movimiento a nivel global y algunas claves de su éxito en términos de movilización e impacto. Se analiza la figura de Greta Thunberg, su imagen y discurso, así como las características, motivaciones e identidades de los y las activistas de Fridays For Future en el mundo. Un aspecto particularmente meritorio del libro es que no se queda ahí, sino que afronta la complicada misión de incluir en el análisis los factores de contexto y organizativos que sabemos que son extremadamente relevantes en el devenir de los movimientos sociales.

Como evidencia el libro, los factores de éxito de los movimientos sociales son multicausales y están muy sujetos al contexto sociopolítico y a sus ventanas de oportunidad. La pandemia del coronavirus, por ejemplo, ha alterado drásticamente las estrategias y la notoriedad del movimiento a nivel global. Sin embargo, a pesar de la complejidad y la multicausalidad de estos fenómenos, el análisis demuestra que hay un elemento inequívocamente relevante para entender el éxito de Fridays For Future. Es la creación de un marco con un elemento central sobre el que pivota el discurso, la identidad y a las emociones que acompañan al movimiento y que Greta Thunberg encarna a la perfección: La juventud.

En el 2019 el cambio climático se encontró con la juventud. Una juventud que, a pesar de los mitos adultocráticos, es un componente fundamental del cambio social. Que tiene la mirada libre de los laberintos del sistema adulto y le permite ver con claridad lo urgente. Es la misma generación joven de la precarización laboral y la incertidumbre en la construcción del proyecto de vida que ve como, por inacción del sistema y sus gobernantes, ahora también le roban el planeta.

El movimiento juvenil y en general la lucha contra la emergencia climática no tiene un contexto fácil. La crisis sanitaria, económica y social derivadas de la pandemia del coronavirus obliga a repensar las oportunidades y los marcos para incorporar un contexto de múltiples emergencias. La buena noticia es que, como recoge el libro, la flexibilidad y capacidad de adaptación del movimiento se activó prácticamente desde el primer momento. La buena noticia, pues, es que la lucha contra el cambio climático ya cuenta con el motor de rebeldía, fuerza moral y adaptabilidad de las generaciones jóvenes.

Roger Soler-i-Martí

 

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