Atrás La polarización política destruye la cohesión y la confianza social

La polarización política destruye la cohesión y la confianza social

Así lo afirma un estudio elaborado por Mariano Torcal y Sergio Martini, investigadores del Resarch and Expertise Center for Survey Methodology. El trabajo, circunscrito en España y Portugal, ha sido publicado por la revista Party Politics.
24.05.2017

 

La cooperación social es un elemento esencial en el funcionamiento de las sociedades y de las democracias. Ésta cooperación depende en gran medida del grado en el que los ciudadanos confían entre sí para todo tipo de actividades, lo que afecta al buen desempeño económico, social y político.

Pero, ¿en qué medida la vida política de un país y sus conflictos afectan a esta confianza social? Sobre este aspecto no se ha discutido mucho, ya que durante mucho tiempo se pensó que era un rasgo cultural esencial característico de las distintas sociedades. En definitiva, era algo consustancial a nuestros sistemas culturales básicos.

Por ello, durante muchos años se afirmaba, por ejemplo, que los españoles son como son, y que es imposible que puedan convivir pacíficamente o harmoniosamente. La transición política y el devenir político demostraron lo contrario, para el bien de este país. Sin embargo, parece que tras varios años del consenso, los españoles regresan al patrón “cultural” de conflicto y desintegración. Están condenados a ello?

En un trabajo hecho para España y Portugal por Mariano Torcal y Sergio Martini, investigadores del Research and Expertise Centre for Survey Methodology de la UPF (RECSM-UPF), y publicado en la prestigiosa revista Party Politics, se muestra que esto no tiene que ser necesariamente así: según el estudio, no hay nada consustancial en la cultura de las sociedades que haga que sus ciudadanos sean más o menos dados al enfrentamiento y al conflicto desintegrador.

La información política e identitaria determina la confianza frente a desconocidos

En un experimento de encuesta en internet realizado en estos dos países ibéricos en sucesivas olas entre los años 2012 y 2013, los citados autores muestran, con un “juego de confianza anónima” entre diferentes encuestados, como las decisiones que los ciudadanos adoptan a la hora de actuar o confiar frente a desconocidos están condicionadas por la información política e identitaria que van recibiendo respecto de sus sucesivos interlocutores anónimos.

Esto significa que si todo lo que sabemos del interlocutor anónimo es que se identifica o vota a determinado partido político distinto al del entrevistado, el comportamiento social y la confianza social disminuyen de manera notable. En cambio, ocurre lo contrario si resulta que el interlocutor anónimo es de su misma identidad partidista.Este hecho se observa con nitidez en la Figura 1 para los dos países en donde se muestra el efecto de dicho “tratamiento”.

Ahora bien, este efecto es más fuerte en España que en Portugal, resultado posiblemente del mayor grado de polarización política que existe en España (acorde con los indicadores objetivos de polarización). Esto quiere decir que, a mayor polarización política, mayor el efecto desintegrador sobre la confianza interpersonal, y, por tanto, sobre la cohesión social. El efecto los “nuestros” frente a los “otros” se sobredimensiona, y aumentan el recelo y la desconfianza.

Las identidades nacionales, ideológicas y de clase social, menos determinantes

Los autores del estudio, además, repiten el experimento de manera sucesiva y aleatoria en las diferentes olas de la encuesta pero para otras identidades: nacionales/regionales, ideológicas, y de clase social. Lo interesante es que los efectos en la confianza social con dichas etiquetas identitarias (por ejemplo, catalán versus madrileño o andaluz) no son tan importantes y desde luego nada comparables a los efectos de las identidades partidistas (véase por ejemplo la Figura 4). Lo mismo ocurre con el conflicto de clase o incluso el ideológico. Nada como el efecto desintegrador que pueden producir las identidades partidistas.

Pero, ¿qué implicaciones tiene todo esto? Este estudio muestra que los partidos políticos y sus acciones tienen un efecto esencial en el grado de cooperación social y de confianza social de una sociedad, lo que significa que los partidos pueden hacer más o menos harmónicas las sociedades a partir del conflicto que los propios partidos propicien y generen.

Por tanto, la polarización política no sólo afecta al conflicto político y a la arena electoral, sino que puede constituirse en un elemento fundamental de destrucción del grado de cohesión social. Las identidades en sí mismas no generan la destrucción de la cohesión social, sino que depende de su politización por parte de los partidos políticos, que poseen una enorme capacidad para afectar a este grado de consenso.

Como afirma Mariano Torcal, catedrático de Ciencia Política de la UPF y director del estudio, “la recesión económica y sus consecuencias en la desigualdad, o la presencia de ciertos conflictos identitarios históricos dentro de la sociedad española, puede que hayan afectado a la cohesión social de este país; pero lo que realmente la está destruyendo es la creciente radicalización de los actores políticos respecto a algunos de estos temas”.

El profesor Torcal añade que “es necesario que los partidos dejen de adoptar estrategias electorales a corto plazo y empiecen a practicar un ejercicio sincero y responsable de dialogo 'abierto y público' en bien del funcionamiento no sólo del sistema democrático, sinó también, y aún más importante, para poder paliar o detener el creciente deterioro de la confianza y la cohesión social de los españoles. Sin ello difícilmente podremos prosperar”.


Trabajo de referencia: Sergio Martini y Mariano Torcal (2016). “Trust across political conflicts: evidence from a survey experiment in divided societies”. Party Politics, pp. 1-14. DOI: 10.1177/1354068816685933

 
 

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