Hablamos con Ivan Lo Giudice, estudiante del programa de doctorado en Humanidades de la UPF. Hace su tesis sobre la desconocida figura de Juan Estelrich, un personaje histórico que vivió durante la primera mitad del siglo XX y que tuvo un papel clave en la construcción de la diplomacia europea.

La suya es una tesis particular también por el formato. Lo está haciendo en cotutela con la Universidad Ca’Foscari, de Venecia, miembro de la Universidad Europea EUTOPIA. Es decir, de forma conjunta entre las dos universidades. Además, gracias a su participación en la alianza, ha podido realizar una estancia de investigación en la Universidad de Gotemburgo y ha participado en el Science Slam de divulgación científica en la Universidad de Liubliana, en el marco de la última EUTOPIA Week, celebrada en noviembre.

Tu tesis se centra en la figura de Joan Estelrich Artigues. ¿Cuéntanos un poco quién fue?

Joan Estelrich i Artigues es un personaje histórico que vivió durante la primera mitad del siglo XX y que fue muchas cosas: escritor, político, diplomático, periodista… Es un personaje que me ha gustado desde el principio porque en su trayectoria he encontrado todos los elementos que quería estudiar y profundizar en el proyecto de doctorado: la identidad nacional, el catalanismo, las relaciones internacionales, el elemento cultural, la sensibilidad por la literatura, la cooperación intelectual y los ideales paneuropeos.

¿Por qué es motivo de una tesis?

Tras su muerte, Estelrich prácticamente cayó en el olvido, básicamente, por su elección de hacer propaganda desde París a favor de los sublevados durante la Guerra Civil, de acuerdo con su mecenas Francesc Cambó. Evidentemente, esto fue una decisión equivocada. Al mismo tiempo, creo que es fundamental considerar las circunstancias en que se tomaron algunas decisiones y no se puede olvidar que muchos franquistas le miraban con sospechas o, sencillamente, le querían muerto. La creación del Fons Joan Estelrich en la Biblioteca de Cataluña, a principios del siglo XXI, ha puesto a disposición de los investigadores una enorme cantidad de material inédito sobre el intelectual mallorquín y desde entonces han salido muchas publicaciones sobre su vida y sus actividades. En mi trabajo me enfoco sobre todo en su etapa catalanista -es decir, hasta 1936, cuando Estelrich tenía ya 40 años- y en su mirada internacional.

Jugó un rol importante en la Liga de las Naciones y en la UNESCO, pero no es una figura demasiado conocida ni reconocida. ¿Qué metas logró internacionalmente?

Es verdad. Estelrich estaba convencido de que todo intelectual debía tener un rol activo en la sociedad y, de hecho, él mismo era un hombre de acción, políglota y con un excelente don para las relaciones públicas. Estas dotes y el apoyo de Francesc Cambó le dieron la oportunidad de actuar dentro de la primera institución internacional que aspiraba a juntar a todos los gobiernos mundiales: la Sociedad de Naciones, que se fundó en Ginebra en 1919. Allí, actuó sobre todo en la Sección de Minorías con el objetivo de establecer relaciones con los demás movimientos europeos de reivindicación nacional. Por ello, también estaba vinculado a otras realidades, como por ejemplo los Congresos de Nacionalidades, la Unión Interparlamentaria y el Comité Internacional de Cooperación Intelectual.

Toda esta experiencia en el mundo de la diplomacia internacional será clave para entrar a formar parte de la delegación española en la UNESCO en los años 50.

Estelrich estaba convencido de que todo intelectual debía tener un rol activo dentro de la sociedad y, de hecho, él mismo era un hombre de acción, políglota y con un excelente don para las relaciones públicas

La tuya no es una tesis "habitual" porque tiene un componente internacional importante, con una cotutela entre la UPF y la Universidad Ca' Foscari, en Venecia. ¿Qué significa esto? ¿Qué implica?

Solicitar la inscripción en el programa de doctorado en la Pompeu Fabra fue bastante natural dado mi interés por los estudios catalanes y, en general, por el área de estudio en nación e identidades colectivas (formo parte también del Grupo de Búsqueda en Estados, Naciones y Soberanías - GRENS). Además, ya conocía tanto la ciudad como la Universidad porque hace unos años hice un Erasmus en Barcelona. Al mismo tiempo, soy italiano, de Venecia, y me gustaba la idea de poder hacer el doctorado en las dos universidades teniendo en cuenta que Venecia es una de las ciudades italianas donde históricamente se han realizado cursos de lengua y cultura catalana y hay profesores con un profundo conocimiento y gran pasión por este tema, como el profesor Patrizio Rigobon, que es mi director de tesis italiano. Por casualidad, en 2021 la Universidad Ca' Foscari fue una de las nuevas universidades que entraron en la alianza EUTOPIA, así que mi cotutela, de hecho, se convirtió en un doctorado EUTOPIA aunque no sea posible darle oficialmente esta “etiqueta”.

Yo aconsejaría a todo el mundo realizar un doctorado entre dos países y dos universidades diferentes. Creo que es fundamental ver que existen diferencias en muchos aspectos, dentro y fuera de la universidad, es bueno para aprender idiomas, adquirir flexibilidad y salir de la zona de confort. Además, evidentemente, vivir en dos países significa también tener acceso a diferentes fuentes, ideas y encontrar nuevas direcciones de investigación.

También has realizado una estancia en Gotemburgo con una ayuda EUTOPIA. ¿Qué ventajas ha supuesto poder integrarte en esta nueva alianza de universidades?

Como en el personaje de mi tesis, a mí también me gusta viajar y me siento parte de una comunidad internacional: desde hace años me considero un convencido representante de la generación Erasmus. Hace un año leí en la web de EUTOPIA que existía la oportunidad de realizar una estancia de investigación en otra de las universidades miembros y decidí proponer un proyecto con la Universidad de Gotemburgo, que tiene un centro de investigación en estudios europeos (siempre agradeceré a mi director de tesis, el profesor Jaume Subirana, y también al profesor Enric Vallduví, por la disponibilidad con el tema burocrático que siempre acompaña a estas iniciativas internacionales). La experiencia fue muy positiva, tuve la posibilidad de conocer a muchos investigadores y de intercambiar ideas con ellos, de presentar mi proyecto y de investigar en Suecia. ¡Me sorprendió mucho cuando encontré un libro de Joan Estelrich en la biblioteca de Gotemburgo! Por último, otro aspecto positivo es que usé el inglés, que es una lengua indispensable en el mundo de la investigación internacional, aunque en mi proyecto no sea tan central (he trabajado más en catalán, italiano y castellano).

Como en el personaje de mi tesis, a mí también me gusta viajar y me siento parte de una comunidad internacional: desde hace años me considero un convencido representante de la generación Erasmus

¿Por qué crees que es importante trabajar en red en cuestiones de investigación?

Creo que es fundamental trabajar en redes, mejor si son internacionales, porque te da la oportunidad de conocer nuevas metodologías y nuevas direcciones de investigación. No existen personas que lo saben todo, ser investigador creo que es como una formación continua de toda la vida y trabajar junto a profesionales con diferentes especializaciones es una buena forma de crecer y aprender. Por ejemplo, durante los tres años de doctorado he encontrado pistas para posibles desarrollos de mi proyecto en un PostDoc y conocer a investigadores con experiencia ha sido clave para entrar en contacto con nuevos estímulos y nuevas ideas.

Recientemente has participado en la EUTOPIA Week de Liubliana presentando tu investigación en el Science Slam. ¿En qué consiste la actividad?

Digamos que ha sido algo completamente diferente a mi trabajo habitual, que es mucho de investigación en archivos y de leer artículos científicos. Este evento se realiza para comunicar la investigación fuera del mundo académico y a un público genérico. Yo y otros ocho doctorandos o jóvenes investigadores de las universidades de EUTOPIA hicimos una breve presentación de cinco minutos cada uno en el teatro de la Universidad de Liubliana ante más de 100 personas: todo en inglés (¡por cierto!), con dos presentadores eslovenos, cámaras y luces de escena, todo en directo a través de YouTube y Facebook, con votación final del público dentro del teatro y también desde casa. ¡Digamos que, para mí, ha sido cómo participar en una especie de Eurovisión de ciencias!

¿Por qué es importante dar a conocer la investigación que se realiza en las universidades a un público no experto?

Ésta de Eslovenia, para mí, era la primera vez que participaba en un evento de este tipo. Al final puedo decir que fue divertido y, aunque era algo estresante por el hecho de tener público y las cámaras, entiendo que a veces es importante y bastante útil salir de los tecnicismos y de la mentalidad “publish or perish” y hacer cosas para comunicar de forma divertida nuestras investigaciones. Al fin y al cabo, no se investiga para dejar los resultados para siempre dentro de los libros académicos o dentro de los laboratorios, se hace para la sociedad, para mejorarla o para reflexionar sobre nuestra realidad que pertenece a todos.

No se investiga para dejar los resultados para siempre dentro de los libros académicos o dentro de los laboratorios, se hace para la sociedad, para mejorarla o para reflexionar sobre nuestra realidad que pertenece a todos

¿Recomendarías a tus colegas que participaran en EUTOPIA?

Creo bastante en el proyecto EUTOPIA y en un futuro no demasiado lejano en el que las universidades formarán parte de un único campus europeo. Recomendaría a todas y todos que participaran en esta red internacional de conocimiento. Hay iniciativas a distintos niveles: para los estudiantes universitarios de primeros años y para la investigación. Además, este año, la Unión Europea ha decidido continuar con la financiación de la alianza hasta 2026 con más de 14 millones de euros. Esto me parece muy positivo, es una confirmación más de que este proyecto está dando resultados y que tiene todos los elementos para crecer aún más en los próximos años.

¿Que te ha permitido hacer la alianza que de otra forma no hubiera sido posible?

A mí, personalmente, me ha permitido internacionalizar mi proyecto de doctorado, llevarlo a Suecia y Eslovenia, y entrar en contacto con nuevas perspectivas para el próximo año, cuando haya defendido la tesis doctoral. Además, si hacer red es hacer camino, creo que en estos años he dado muchos pasos hacia adelante entre Barcelona, Venecia, Gotemburgo y Liubliana.

¿Cuáles son los próximos pasos en tu investigación?

Ahora estoy trabajando en la revisión de la tesis doctoral, todas mis energías están dedicadas a ese objetivo. En el futuro me gustaría mucho seguir manteniendo una estrecha relación con la Pompeu Fabra, una universidad que ha sido muy importante en mi formación como profesional y también como persona. Tengo ganas de desarrollar el proyecto actual con un PostDoc, cuyos recursos se encuentran tanto en Italia como en Suecia, según las oportunidades que salgan. Seguramente, el estudio de Joan Estelrich no acabará con la tesis, creo que todavía quedan muchas cosas importantes por descubrir y profundizar.