Es lo que esperaba y lo que más deseaba. Han sido cuatro cuatro años de mucho trabajo y emoción. La universidad era mi sueño. He estado toda la vida esperando este momento.

 

Cuando hice la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años, empezaba la guerra en Siria. Al principio, las noticias no llegaban, pero luego hubo un boom informativo difícil de digerir. Cada medio de comunicación daba una versión diferente de los hechos. Yo quería saber la verdad y, por qué no, descubrirla yo misma.

 

Saber, investigar, aprender: la carrera me ha ayudado a sentirme más fuerte. No sé cómo explicarlo, me ha abierto los ojos y me ha dado independencia y fortaleza. Y también conocer gente nueva que se han convertido en amigos y amigas.

 

En Siria, los kurdos no teníamos la nacionalidad y eso me impedía estudiar en la universidad. Tras cursar el bachillerato, el gobierno no me dejó hacer estudios universitarios por no tener papeles de identidad. Fue entonces cuando decidí salir del país y vine a Barcelona con mi pareja.

 

 

Sí, fue muy difícil. Primero porque era joven, no conocía a nadie, sólo a mi pareja. Fue complicado porque no conocía el idioma. Además, el hecho de estar lejos de la familia, también te afecta. Pero poco a poco fui superando los obstáculos.

 

Me caducó el permiso de residencia a un año de graduarme en la universidad y para renovarlo el ministerio me pedía los papeles de Siria. Después de estar unos meses sin papeles, pude resolver la situación al hacer público el caso a través de los medios de comunicación y de las redes sociales.

 

Pues me gustaría hacer de periodista aquí, o volver y trabajar en Siria como corresponsal para algún medio de comunicación de aquí. Ahora mismo me dedico a hacer traducciones y estoy buscando algo en el mundo del periodismo, pero cuesta encontrar trabajo.

 

Les diría que estudien y que hagan muchas prácticas. Que disfruten de cada segundo en la universidad, de cada clase. Y que no olviden pasarlo bien con los compañeros.