Atrás “Todo el sacrificio que pongo en el tenis lo trasladaré si puedo a los estudios”

“Todo el sacrificio que pongo en el tenis lo trasladaré si puedo a los estudios”

Martín de la Puente es estudiante de primer curso de del grado en International Business Economics en la UPF y número 19 del ranking mundial de tenis en silla de ruedas. Reside y se entrena en el CAR de Sant Cugat, y está acogido al Programa de Apoyo a Deportistas de Alto Nivel de la Universidad.
26.01.2018

 

Martín de la Puente Riobó (Vigo, 1999), @tindelapuente, ha comenzado este curso 2017-2018 a estudiar el grado en International Business Economics (IBE) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, que compaginará con su faceta de deportista de élite, como jugador de tenis en silla de ruedas.

Goza de una beca financiada por el Consejo Superior de Deportes, gracias a la que reside y se entrena en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (CAR) de Sant Cugat. En la UPF está acogido al Programa de Apoyo a Deportistas de Alto Nivel, que la ayuda a compaginar deporte y estudios.

Actualmente ocupa el puesto 19º del ranking mundial absoluto de tenis en silla de ruedas, y es el tenista más joven dentro del Top 20 mundial de esta modalidad adaptada. A pesar de su corta edad, tiene un currículum brillante: ha ganado tres campeonatos del mundo junior, ha sido tres veces campeón de España absoluto, ha obtenido el máster nacional y consiguió un diploma en la competición de tenis paralímpico en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 en dobles, en la que llegó a los cuartos de final.

Cuando aún no tenía cinco años le detectaron el síndrome de Proteus, una enfermedad rara que provoca un crecimiento anormal de los huesos, y por la que se tuvo que someter a dieciséis operaciones quirúrgicas. Cuando tenía ocho años, y ya jugaba al tenis, le tuvieron que amputar parte de la pierna izquierda. Dos años después, ya probó la modalidad de tenis en silla de ruedas. Entonces no pensó en todos los éxitos que le esperaban y que llegaría tan lejos en este deporte.

¿Cómo te ha ido la adaptación a la nueva vida universitaria en la UPF y a Barcelona?

He venido a Barcelona pensando en una etapa de transición. De una ciudad como Vigo, que es pequeña, a la inmensidad de Barcelona, que no tiene punto de comparación. Me esperaba una etapa difícil, ya que al principio las nuevas etapas no son fáciles para nada. Estoy muy satisfecho del cambio que he hecho, aunque ha representado dejar muchas cosas atrás, como mi familia y mis amigos; pero creo que era lo correcto: ir al Centro de Alto Rendimento Deportivo (CAR) y a la UPF ha sido un acierto, tanto en lo deportivo como en lo académico. He ido adaptándome a los viajes largos, a estudiar en horas muertas como son las del tren, e incluso entre horas aquí en la Universidad, y a poder compaginar los estudios con el deporte de élite.

¿Qué te supone estar acogido al Programa de Apoyo a Deportistas de Alto Nivel de la UPF?

Una de las cosas por las que intenté venir a la UPF fue por esta ayuda que da la Universidad, ya que no todas las universidades poseen esto. Aparte de ser una buena institución en el plano académico, también se centra en los deportistas de alto rendimiento, y a esto tengo que decir “chapeau”. Yo estoy supercontento de disponer de las ayudas que me pueda proporcionar la Universidad. Me supone sobretodo compatibilidad entre la competición y los exámenes. El hecho de disponer de tiempo extra para entregar trabajos ya es un poco más difícil; pero me asignaron una tutora, que me ayuda tanto a organizarme a mí y como a los profesores, porque la verdad es que la vida del deportista es un poco liante.

Ir al CAR y a la Pompeu Fabra ha sido un gran acierto, tanto a nivel deportivo como académico

¿Estás cursando todas las asignaturas de primer curso?

Hago el año completo, y para mí esto es un reto bastante grande. Estoy acostumbrado a faltar a clase, tanto por las competiciones como por los entrenamientos, y este primer trimestre me ha costado bastante, porque no me esperaba que fuera tan complicado. Salgo por la tarde bastante tarde de la Universidad, y tengo que entrenar, después cenar, y me pongo a estudiar ya por la noche. Creo que es muy ambicioso por mi parte. Quizás algún día tenga que recapacitarlo mejor, pero voy a intentar ir con todo por delante y sacar los estudios lo mejor posible.

El grado de IBE que estás cursando es todo en inglés ¿Cómo lo llevas?

Bien, por suerte he podido viajar mucho, y lo bueno de viajar es que hablas con personas de otros países y de otras partes del mundo, y al fin y al cabo la convivencia es en inglés. Es como aplicar todo lo que he ido aprendiendo con los viajes a lo largo de estos años a una clase, que sin duda es más teórica y de fundamentos; pero me siento cómodo con este idioma. Sí que es un reto estudiar en inglés y IBE me está haciendo sufrir, pero creo que lo llevo bastante bien.

¿Qué aspectos te interesan más de la economía?

A mí siempre me ha gustado llegar a ser director de una empresa, y lo bueno de IBE es que te abre las puertas a empresas internacionales, tanto de dentro de España como de fuera. Con los viajes he hecho bastantes amigos y contactos de casi todos los sitios del mundo, y sé que tienen empresas por ahí. Y si no es en España, me gustaría ir a alguno de estos sitios que me han comentado los compañeros. Ahora mismo me planteo mi vida como un proyecto ilusionante y compartido entre el tenis y los estudios.

Ahora mismo me planteo mi vida como un proyecto ilusionante y compartido entre el tenis y los estudios

¿Cómo es un día normal de tu vida durante el curso?

Me suena el despertador a las siete de la mañana para desayunar rápido e ir a los Ferrocarriles Catalanes, a la estación de Sant Joan, cerca del CAR, hasta Plaça Catalunya, donde cojo el bus y llego al campus de la Ciutadella a las nueve de la mañana. Es un trayecto bastante largo, pero está todo muy bien comunicado. Acabo las clases normalmente sobre las 14.30, algún día antes, a las 12.00, y otra vez vuelvo a Sant Cugat, para comer rápido y empezar el entreno. Suelo entrenar más o menos unas tres horas de tenis, y después viene el entrenamiento físico, de hora u hora y media. Acabamos sobre las 20.00 horas, vamos a cenar, y mientras algunos compañeros se van a dormir, yo me pongo a estudiar para poder llevar las cosas al día. Hay que poner bastante organización porque los deportistas salimos de entrenar y decimos “ya he cumplido, estoy cansado, quiero descansar”; pero yo también tengo que cumplir en el ámbito estudiantil, que me hace dar un plus de mí. Sé que elegí venir aquí para hacer las dos cosas, y que una va de la mano de la otra. Todo el sacrificio que pongo en el tenis lo voy a trasladar si puedo a los estudios.

¿El ritmo que llevas te permite hacer vida en el campus?

Hemos formado un grupo bastante abierto de compañeros en la UPF; he tenido la suerte de hacer un buen grupo de amigos. No estoy tanto rato como me gustaría con ellos. Al fin y al cabo, para organizarme bien, todo el tiempo que recorto es de mi vida social. Soy consciente de que en algo tenía que quitar tiempo, y de horas de dormir no lo haré, porque somos personas. Siempre que puedo intento venir aquí al campus con los amigos, pero sé que les fallo un poquito a veces.

¿Qué significa el tenis para ti?

Sin duda, es una de las cosas más importantes para mí; no sólo por la competición en sí  y por todo lo que me ha hecho viajar, sino porque me hace sentir un deportista. A menudo a los chicos con discapacidad se les ve como enfermos o como discapacitados, pero al final me siento una persona que está haciendo un deporte, un deportista, y que estoy compitiendo para alcanzar mis sueños y mis metas. Al principio, cuando empecé con esto, vi una silla con ruedas y me dije: mira, es imposible que yo me siente ahí a jugar, y al final, después de seguir unas cuantas competiciones, pensé: ¡son atletas estos chicos! Y esto vale para el deporte en general y para el tenis en silla. Este deporte me ayuda a intentar superarme cada día para demostrarme a mí mismo y a todos que se puede ser deportista aunque te haya pasado lo peor del mundo.

Quiero demostrar que se puede ser deportista aunque te haya pasado lo peor del mundo

¿Cuáles son tus principales metas a nivel deportivo a corto y a largo plazo?

Esta temporada tengo objetivos bastante ambiciosos a nivel deportivo, pero también me he fijado objetivos en la universidad. Yo sé que el tenis me está yendo muy bien y que es todo fantástico; pero también quiero llevar bien los estudios. El primer año suele ser el más complicado y querría sacarlo sin problemas. En cuanto al tenis, me gustaría ir subiendo poco a poco el nivel de los entrenamientos, intensificarlos lentamente. Ahora ocupo el número diecinueve del ranking mundial, pero creo que esta clasificación es un número más, al que se acaba llegando sobre todo por los entrenos que haces, más que por los partidos que ganas en los torneos. Una de mis metas a corto plazo es acercarme al Top 15, pero esto sé que se consigue con los entrenos, día a día, y machacándose a uno mismo. A largo plazo, tengo objetivos mucho más ambiciosos, como intentar llegar a competir en un Gran Slam, que es una idea bastante ilusionante, ya  que sólo entran en él los ocho mejores jugadores del mundo. También las Olimpiadas de Tokio se presentan a la vuelta de la esquina, y ahí intentaría lograr algo grande. Tampoco me planteo ganar una medalla, pero sí intentar plantar cara a los mejores, que en definitiva es para lo que estoy entrenando.

De lo que has conseguido hasta ahora, ¿de qué te sientes más orgulloso?

Los Juegos Olímpicos de Río fueron muy especiales para mí. Cuando jugué mi primer partido en la pista central contra un brasileño me sorprendí mucho por la gente que había allí, por los ánimos, la fiesta y el ambiente entre el público, y es algo que nunca olvidaré. Cuando lo recuerdo se me ponen los pelos de punta. Cada vez que mi oponente hacía un punto todo el público le jaleaba, y yo pensaba: ¡cómo grita esta gente! ¡mejor que no gane más puntos porque se me va a caer encima el estadio! Y creo que esta fue una de las mejores experiencias de mi vida.

¿Cómo ves tu futuro profesional?

Cuando acabe la universidad, me gustaría dedicarme al tenis profesionalmente de manera exclusiva, durante unos añitos, a ver como sale. Cuando voy a los torneos, llevo los libros conmigo; cuando viajo, lo hago pensando en los estudios, y es algo que está ahí, y aunque diga “me voy a concentrar en el tenis”, es muy difícil conseguirlo. Ya después, cuando vea cómo acaba mi carrera deportiva, me gustaría trabajar; pero tengo claro que no quiero perder el contacto con este deporte: me gusta mucho, en mi familia jugamos casi todos, y siempre estará presente en mi vida.

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