Martín Rodrigo Alharilla, profesor de Historia Contemporánea del Departamento de Humanidades de la UPF y miembro del Grupo de Investigación en Imperios, Metrópolis y Sociedades Extraeuropeas (GRIMSE), ha publicado recientemente una exhaustiva biografía sobre Antonio López y López, marqués de Comillas, uno de los barceloneses más adinerados del siglo XIX. Esta obra se enmarca en la línea de investigación del investigador, dedicada a los intereses económicos españoles en Cuba y en Filipinas.

A Un hombre, mil negocios. La controvertida historia de Antonio López, marqués de Comillas (Editorial Ariel), el autor define a Antonio López y López (1817-1883), primer marqués de Comillas, como un hombre de negocios, comerciante, naviero y banquero, que tiene una dimensión política y pública destacada, aunque nunca estuvo en primera fila, sino que sobre todo actuó en el marco de los grupos de presión, e hizo crecer su fortuna prácticamente partiendo de la nada.

Con esta obra, el autor aporta las pruebas documentales y los testimonios que confirman que López fue un esclavista y, además, comerció con esclavos cuando era ilegal.

El libro quiere poner luz a la polémica que ha habido en los últimos años en torno a la figura de Antonio López: el 4 de marzo de 2018 el Ayuntamiento de Barcelona retiró una estatua dedicada a este personaje, construida en 1884, y situada en la plaza barcelonesa que aún hoy en día continúa llevando su nombre. Una retirada que algunas opiniones desacreditaron, bajo el argumento de que en ninguna parte constaba que el marqués de Comillas hubiera traficado con esclavos.

Con esta obra, el autor aporta las pruebas documentales y los testimonios que confirman que López fue un esclavista y, además, comerció con esclavos cuando era ilegal, y gracias a este comercio, pudo reunir la fortuna que lo convirtió en uno de los empresarios más ricos de Cataluña, y acumular un patrimonio de cerca de 24 millones de pesetas.

La obra responde a preguntas como quién fue Antonio López; por qué, más de un siglo después de su muerte, genera tanta controversia; si estuvo implicado en el tráfico de esclavos durante sus años de estancia en Cuba; qué negocios le permitieron acumular una enorme riqueza, y cómo articular el mayor holding empresarial de la economía española de finales del siglo XIX.

Una biografía que repasa la trayectoria de Antonio López y desvela aspectos desconocidos de su vida

Entre otras fuentes consultadas, la investigación de Martín Rodrigo Alharilla se ha visto facilitada por la consulta de documentación británica sobre el tráfico de seres humanos, que se ha digitalizado y abierto al público, y por el hecho que ha podido acceder a la biografía inédita que escribió un amigo de la familia, José María Ramón de San Pedro, y que contiene algunos detalles hasta ahora desconocidos. También por una intensa consulta de documentación de archivos públicos y privados, tanto en España como en Cuba.

En 1850 Antonio López fue sorprendido cuando recogía un cargamento de africanos en una playa cubana, transportados a bordo de la goleta La Deseada.

El autor concluye que aquel joven que llegó a Cuba en 1838 para abrir una simple tienda pronto vio la oportunidad de hacer negocio con una actividad que era ilegal desde 1821, el tráfico transatlántico de esclavos. Así, documenta como en 1850 fue sorprendido cuando recogía un cargamento de africanos en una playa cubana, transportados a bordo de la goleta La Deseada. En la Cuba colonial, la compra y venta de personas no estaba prohibida, pero sí la importación desde África.

El 1852 diversas catástrofes naturales y una epidemia de cólera en Cuba empujaron a López a volver a España, y eligió Barcelona. Durante esta etapa, funda una naviera y, junto con otros empresarios españoles, presiona al gobierno para que envíe tropas a la isla (ellos mismos se encargan de reclutar voluntarios) ya que la insurrección en Cuba es creciente. Una operación para la que pondrá sus barcos y le reportará grandes beneficios.

Durante estos años también fue uno de los promotores del llamado Círculo Hispano Ultramarino, el más próximo a un partido negrero que haya habido en España. Aparte de su firma naviera, la Compañía Trasatlántica, López fundó y presidió dos bancos (Crédito Mercantil y Banco Hispano Colonial) así como la Compañía General de Tabacos de Filipinas.