El informe "Paro, salud y bienestar", impulsado por la Asociación Bienestar  y Desarrollo (ABD), en el que han participado Andrés Peralta, Mireia Bolíbar, Irene Galí y Marisol Ruiz, miembros del Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud GREDS-EMCONET del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, se presentó el pasado 26 de noviembre en una jornada en el Palau Macaya de Barcelona. La constatación de que las intervenciones sociolaborales comunitarias tienen el potencial de mejorar el bienestar, la salud y la calidad de vida de las personas desempleadas gracias al desarrollo de acciones y programas con una dimensión grupal, es una de las principales conclusiones que se desprende de la investigación.

"El contexto de cada persona y la confluencia de factores socio-estructurales e individuales pueden provocar la prolongación de una situación de paro".

Según señala el informe, que cuenta con la colaboración de la Federación Enlace, el vínculo entre el paro de larga duración y un peor estado de salud se ve reforzado por las crisis macroeconómicas y, contrariamente, esta relación se suaviza con la implementación de intervenciones sociales. "El paro no sólo se trata de una situación de ausencia de trabajo: el contexto de cada persona y la confluencia de factores socio-estructurales e individuales pueden provocar la prolongación de una situación de desempleo, y pueden comportar situaciones de privación complejas de las cuales es difícil recuperarse", señalan las autoras.

Por ello, el informe hace evidente la necesidad de llevar a cabo programas de intervención complejos y multidimensionales, que puedan complementar el servicio prestado por programas autonómicos y estatales, y que tengan la capacidad de revertir la espiral negativa de apatía, aislamiento y problemas de salud que implica el paro, y así mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas desocupadas.

Dos estudios diferenciados elaborados por investigadores de GREDS-EMCONET

Un primer estudio, que tiene como principal objetivo analizar la relación entre desempleo y salud en una población desocupada, describe las características socioeconómicas y el estado de salud de población en paro en situación de vulnerabilidad en la ciudad de Barcelona. Y lo hace a partir de la información de la Encuesta de condiciones de vida a personas usuarias de los Servicios Sociales (2016), cedidas por el Ayuntamiento de Barcelona.

En un segundo estudio se valoran de manera cualitativa tres estrategias comunitarias de inserción sociolaboral, como complemento a los servicios de orientación y acompañamiento al trabajo: el Servicio de Atención Socioeducativa para la Inclusión Social, en Madrid; el Programa de Orientación Laboral y Acompañamiento (OLA) en Sevilla, y Comunidad Activa de ABD, en L'Hospitalet de Llobregat. Se trata de tres estrategias de las que se ha valorado tanto el proceso de las intervenciones, como sus impactos en la empleabilidad y el bienestar.

Los estudios han sido realizados por los miembros del Grupo de Investigación GREDS-EMCONET Andrés Peralta, investigador predoctoral de la UPF vinculado también a la Agencia de Salud Pública de Barcelona (primer estudio); y Mireia Bolíbar, investigadora Juan de la Cierva del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, junto con Irene Galí y Marisol Ruiz, investigadoras predoctorales (segundo estudio), en colaboración con otros expertos e investigadores de las entidades implicadas.

El desempleo no es un fenómeno homogéneo y hay que crear respuestas adaptadas a cada colectivo

El informe señala cuatro conclusiones destacadas: en primer lugar, se evidencia que el impacto negativo del desempleo no se distribuye homogéneamente, sino que afecta en mayor medida aquellos sectores de la población que ocupan posiciones más desfavorecidas. En Barcelona, ​​por ejemplo, con datos de 2016, las mujeres migrantes y con grandes dificultades socioeconómicas son las que reportan peores indicadores de bienestar respecto al resto de la población encuestada.

En segundo lugar, hay un importante sector de la población desocupada que no recibe prestaciones y que se encuentra en una grave situación de desprotección y vulnerabilidad social. Se constata una cronificación del desempleo, así como la asociación entre el tiempo en desempleo y la mala salud.

En tercer lugar, las actuaciones planteadas individualmente desde los servicios públicos de empleo centradas únicamente en la mejora de la empleabilidad se muestran insuficientes para combatir las situaciones de vulnerabilidad social en las que se ven inmersas las personas después de largos periodos de paro. Según el informe, es necesario crear respuestas integrales a las necesidades específicas de estos colectivos, así como promover un cambio en el paradigma en la intervención sociolaboral que contribuya a mitigar la sensación de culpa y fracaso individual de las personas desocupadas.

Finalmente, se hace patente que las intervenciones sociolaborales comunitarias tienen el potencial de mejorar el bienestar, la salud y la calidad de vida de las personas desocupadas. Se proponen abordajes más respetuosos con los tiempos, las condiciones y las posibilidades de las personas desempleadas, que fortalecen sus redes sociales y rompen las dinámicas de aislamiento. Según las autoras, "estas intervenciones generan condiciones de posibilidad para que las personas puedan sostener procesos de inserción en momentos de gran vulnerabilidad, y garantizan su participación activa en la sociedad y el ejercicio de sus derechos sociales más allá de la vinculación con el mercado laboral".