Se trata de su ópera prima como directora, nacida de uno a Trabajo de Fin de Grado, y ha obtenido una excelente acogida entre la crítica que le ha valido distinciones y reconocimientos diversos. Actualmente está en cartelera en cines como el Renoir Floridablanca o el Verdi.

 

 

Julia es una estudiante de arquitectura que durante el tercer curso de su carrera decide irse a Berlín a hacer una estancia de Erasmus. Es así como, sin planteárselo, llevada por la inercia de esta etapa, se va por primera vez de casa.

 

Llena de expectativas y falta de experiencias, Julia se encontrará perdida en medio de un Berlín gris y frío, viviendo un Erasmus que parece estar lejos de la aventura que en un inicio se planteaba. Poco a poco, se construirá una vida en Berlín e irá entendiendo quién es ella en este nuevo contexto. Conocerá la gran ciudad desde dentro y se dejará llevar por su gente, a pesar de que al final tendrá que volver de nuevo a Barcelona.

 

 

Es una chica inteligente e inquieta, pero que se encuentra en medio de una serie de cambios que la hacen sentir desubicada. Muy sobreprotegida hasta que marcha de casa, Julia descubre en Berlín su dependencia y su egoísmo. El retrato del personaje es una versión exagerada de nosotros. Exagerada, porque lo hemos hecho un personaje más sobreprotegido, más tímido, más inocente. De este modo, nos resultaba más fácil dibujar el choque de su bagaje con su nueva experiencia. Al final, lo que finalmente es autobiográfico son las sensaciones del personaje, pero los hechos y las acciones son ficción.

 

 

Lo que para mí refleja la película son las preguntas e inquietudes que han sobrevolado mi época universitaria. Los años en la universidad son años muy intensos en que de un mes a otro avanzas a paso de gigante, acumulando muy rápidamente nuevas experiencias. En mi caso, todos estos cambios se concretaron cuando me marché fuera y, por ello, las dudas que se plantean en la película seguramente serán un recuerdo de mi sensación interna durante aquellos años.

 

 

Que era un buen contexto, un buen recurso narrativo para condensar este primer paso a la vida adulta, este primer momento en que tomas conciencia de tu inmadurez y empiezas a ver que difícilmente podrás tener las cosas bajo control. Irte fuera te da espacio para tomar perspectiva y pensar en cómo estás haciendo las cosas y esta parte del viaje no la habíamos visto explicada en ficción. Todo esto hizo que pensáramos que era un tema interesante para la película.

 

 

Al contrario, creo que está infravalorada. Quizás la idealizo más ahora, habiéndola vivido tan intensamente y habiendo hecho la película, que antes de marcharme cuando pensaba que serían como unas colonias en el extranjero. Como estudiantes de veinti-pocos, formados, con conocimientos de idiomas..., nos idealizamos a nosotros mismos. E irse a un lugar desconocido nos pone a prueba.

 

 

Partimos de nuestras experiencias individuales motivados por el hecho de que tenían muchas cosas en común con las de otros amigos que habían ido a vivir fuera. Por eso siempre teníamos la ilusión de que la gente que la viera, pudiera llegar a sentirse reflejada si conseguíamos ser suficientemente sinceros y generosos.

 

 

¡Mucho! Durante el camino hemos tenido muchas inseguridades y al final siempre nos hemos guiado por lo que realmente queríamos contar. Y hemos decidido encontrar nuestra propia forma de hacerlo. Hemos escuchado muchas críticas constructivas de gente que admiramos y hemos sido muy autoexigentes. Nunca acabábamos de dar la película por terminada, por buena.

 

Cuando fuimos viendo que la gente podía hacer el viaje, podía conectar y que podía leer lo que habíamos ido cocinando con tanto cuidado, fue una sorpresa muy emocionante.

 

No había más remedio que tomarlo como un reto creativo. Era un Trabajo de Fin de Grado, nunca nos hemos hecho a la idea de poder hacerlo con más recursos. Evidentemente, hay cosas en las que hemos renunciado por cuestiones de producción y también hemos involucrado a mucha gente en el proyecto que en un proceso normal tendríamos que haber pagado. Por tanto, no es el mejor contexto para hacer una película en general, pero sí para hacer esta que hemos hecho. El resultado es totalmente consecuencia del proceso, y nuestro proceso ha sido muy particular.

 

 

Que lo que más ha valido la pena ha sido comprometernos con un proyecto sin saber cómo acabaría. Escuchar la voz de los que tienen más experiencia, discutir, probar, descubrir momentos mágicos de alquimia, frustrarse de nuevo... Lo que más hemos aprendido ha sido a tener paciencia y nervio y cultivar nuestra motivación de mil maneras, por no dejarlo hasta que sintiéramos que habíamos contado la historia que queríamos.

 

Estoy codirigiendo con Anna Serrano y Marc Salicrú una obra de teatro que estrenamos en septiembre en Fira de Tàrrega, y en otoño tengo otro proyecto de teatro. En el audiovisual tengo un par de proyectos pendientes de confirmación que serán un nuevo reto, porque parten de un planteamiento muy diferente a la película.