4. A fondo

Háblame con las manos y escúchame con los ojos

Éste es el sugerente y descriptivo título de un curso online abierto y masivo (MOOC) que ofrece la UPF. Se trata de una iniciativa de aprendizaje de lengua de signos catalana (LSC) que ha recibido la financiación de la Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias y de Investigación (AGAUR) y que, después de las dos primeras ediciones, ha congregado cerca de 9.000 personas inscritas.

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La difusión a la sociedad de la LSC, lengua natural de las personas sordas y sordociegas signantes en Cataluña, es uno de los elementos que perseguía la Universidad cuando en el año 2007 se planteó integrar este idioma en los estudios vinculados al ámbito de la traducción y las ciencias del lenguaje. Porque contribuir, a través de un proyecto global, a su divulgación, aprendizaje e investigación, ayuda a cumplir la función social de la Universidad, en este caso la integración de este colectivo con su entorno.

Contribuir a la divulgación, aprendizaje e investigación de la LSC ayuda a cumplir la función social de la Universidad

La UPF ha sido un actor protagonista para ayudar a que esto sea posible. Como institución, se ha hecho suyo el objetivo de hacer visibles a las personas sordas signantes de su comunidad: profesores, personal de administración y servicios y estudiantes. Ha incorporado con normalidad la interpretación en LSC en actos relevantes, como pueden ser las sesiones del Claustro o el acto de graduación. 

Llenguatge signes català

Una apuesta pionera

“Introducir la LSC como idioma de estudio en el ámbito universitario, con el mismo régimen que cualquier otro idioma es una apuesta única, no solo en Cataluña, sino en casi todo el mundo", afirma con rotundidad Cristina Gelpí, vicerrectora para proyectos para la docencia de la UPF.

“Estudiarla, y favorecer que se pueda aprender y que se divulgue su utilización responde al compromiso social que caracteriza la Universidad”, asegura. “Impulsarla tiene un elemento añadido respecto a las otras lenguas, ya que se trata de una lengua minoritaria y minorizada”.

Esta apuesta decidida se concretó en 2008 gracias a un acuerdo con la Federación de Personas Sordas de Cataluña (FESOCA), que permitió incorporar la LSC al grado en Traducción e Interpretación y, más tarde, en 2009, al grado en Lenguas Aplicadas. La relación con la entidad, sin embargo, venía de lejos. En 2003 ya se puso en marcha de manera conjunta el postgrado de Experto en Interpretación de Lengua de Signos.

La Pompeu Fabra se ha convertido en la única universidad catalana que da la opción a sus estudiantes de grado de especializarse en LSC

De esta manera, la Pompeu Fabra se ha convertido en la única universidad catalana que da la opción a sus estudiantes de grado de especializarse en LSC, con el mismo nivel de dedicación y carga lectiva que los demás idiomas: inglés, francés y alemán.

La comunidad signante catalana es significativa, alrededor de 25.000 personas. De estas, 12.000 son personas sordas pero “pocas tiene escolarización en su lengua natural, pocas llegan a la universidad y el mercado laboral que tienen es mayoritariamente limitado”, explica Gelpí. “Por este motivo necesitamos que la población en general, y la comunidad universitaria en particular, conozca y se aproxime a la realidad de la comunidad sorda”.

Para ello, desde el ámbito de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la UPF se impulsan iniciativas para acercar la LSC a diferentes colectivos. Un ejemplo es la convocatoria del premio UPF-FESOCA de lengua de signos catalana o la organización de un curso de verano en el marco del Campus Junior de la Universidad, iniciativas destinadas a estudiantes de secundaria y de bachillerato.

La presencia de la LSC en la Universidad se completa con todo un ecosistema alrededor del Grupo de Investigación en Lingüística Formal, liderado por profesor de investigación ICREA Josep Quer, que engloba el Laboratorio de la Lengua de Signos Catalana (LSC Lab).

Una nueva estructura con mucho músculo

Centre d’Estudis de la Llengua de Signes Catalana (LSC UPF Actua)

Ahora, se ha dado un paso más allá: la Universidad creó, el pasado mes de febrero, el Centro de Estudios de la Lengua de Signos Catalana (LSC-UPF Actua), que representa un reconocimiento a toda la trayectoria de trabajo constante en esta materia y que tiene que servir, en palabras de Gemma Barberà, su coordinadora, “para consolidar la singularidad de la Universidad y contribuir a posicionarse formalmente como centro de referencia nacional e internacional”.

“Estamos haciendo una labor muy transversal en el ámbito de la LSC y necesitábamos constituirnos bajo un paraguas que uniera y que representara el proyecto global y único que somos”, asegura Barberà. 

Miembros del LSC-UPF Actua

Gemma Barberà
Alexandra Navarrete
Jordina Sanchez Amat
Cristina Gelpí
Giorgia Zorzi
Sara Cañas
Ryan Simoens
Raquel Veiga
Joana Rosselló
Santi Frigola
Josep Quer
Xavier Álvarez
Delfina Aliaga

La importancia de la investigación en LSC

“Como lengua minorizada, hay muy poca investigación en LSC si la comparamos con otras lenguas orales como el catalán, el castellano o el inglés, explica Josep Quer, investigador ICREA y jefe del Grupo de Investigación en Lingüística Formal (GLIF) de la UPF, uno de los mejores especialistas universitarios en este campo. En su día, en el año 2006, fue nombrado director científico de la Gramática Básica de la lengua de signos catalana por parte del Instituto de Estudios Catalanes (IEC).

Esto tiene consecuencias negativas importantes que afectan al aprendizaje del idioma. “No conocer bien la gramática de una lengua como la LSC o cualquier otra también quiere decir que los materiales para su docencia no están suficientemente cimentados y los maestros y formadores tienen que trabajar con recursos propios elaborados ad hoc”, afirma Quer. Además, añade que “es muy difícil evaluar la competencia lingüística de un signante y también determinar los déficits lingüísticos cuando se detectan”.

Para afrontar esta problemática la UPF, a través del GLIF y con la coordinación de Quer, lidera “SIGN-HUB: preservación, investigación y fomento del patrimonio lingüístico, histórico y cultural de las comunidades sordas signantes europeas con un recurso integral”. Se trata de un ambicioso proyecto de investigación que se enmarca dentro del programa Horizon 2020 de la Comisión Europea. 

Llenguatge de signes català

Su principal objetivo es “proporcionar la primera respuesta global al problema social y científico que deriva de la negligencia generalizada de la identidad cultural y lingüística de las comunidades europeas de personas sordas signantes”, explica.

Es vital cambiar la percepción de las lenguas de signos para entenderlas “no como una muleta comunicativa de una deficiencia sensorial”, afirma Quer, sino “como un regalo de la diversidad de la cognición humana que se manifiesta como un elemento más del conjunto de la riqueza lingüística y cultural de nuestras sociedades”.

SIGN-HUB está desarrollando una plataforma innovadora e inclusiva que concentrará recursos diversos sobre lenguas de signos: gramáticas de referencia de seis lenguas de signos en formato digital, un atlas interactivo de estructuras gramaticales de lenguas de signos, diversas herramientas de evaluación en línea para el diagnóstico de déficits lingüísticos en signantes, especialmente destinadas a escuelas e intervenciones clínicas.

"La LSC no es una muleta comunicativa de una deficiencia sensorial, sino un regalo de la diversidad de la cognición humana”

También incorporará el primer archivo digital de narraciones de vida de la generación más grande de las comunidades sordas de los países participantes, con el objetivo de documentar su memoria como minoría.

En definitiva, tal y como explica Quer, “se trata de un proyecto clave para rescatar, mostrar y promover una parte ampliamente desconocida de nuestro patrimonio común, y para impulsar la participación de los ciudadanos sordos en las esferas de la vida pública en condiciones de igualdad con los ciudadanos oidores”.

Los miembros del consorcio internacional del proyecto SIGN-HUB son: 

  • Universidad Pompeu Fabra
  • Universidad de Milán
  • Universidad de Amsterdam
  • Universidad Bogazici
  • Centre National de la Recherche Scientifique
  • Universidad de París VII (Denis Diderot)
  • Universidad de Tel-Aviv
  • Universidad Georg-August de Göttingen
  • Universidad Ca’ Foscari de Venecia
  • Consorzio Interuniversitario Nazionale per l’Informatica

Hablamos con Berta Moya. Se graduó el curso pasado en Traducción e Interpretación por la UPF, en la especialidad de Lengua de Signos Catalana. Este año está cursando el máster en Estudios del Discurso: Comunicación, Sociedad y Aprendizaje.

“Con las lenguas ya se sabe, hacen falta horas de dedicación, motivación, interés y práctica, mucha práctica”

Berta Moya

¿Qué te llevó a elegir la LSC como idioma de tus estudios?

Desde pequeña me habían llamado mucho la atención las lenguas de signos y siempre me quedaba boquiabierta mirando la intérprete en la televisión. Un día, expliqué a una conocida que me estaba planteando estudiar lengua de signos catalana y, casualmente, esta chica tenía una muy buena amiga en la Pompeu Fabra estudiando, precisamente, interpretación en LSC. Nos pusimos en contacto; tuve la oportunidad de hablar con ella y me contó su experiencia. Fue entonces cuando decidí matricularme y comenzar estos estudios.

¿Tenías conocimientos previos de LSC?

La verdad es que sólo conocía el alfabeto dactilológico, las expresiones de cordialidad y contar hasta veinte. Todo lo aprendí de manera autodidacta antes de empezar las clases. Es una lengua compleja y como la modalidad es diferente de las lenguas orales, al principio puede ser complicado. Pero con las lenguas ya se sabe, se necesitan horas de dedicación, motivación, interés y práctica, mucha práctica.

¿Qué aptitudes debe tener un buen intérprete de LSC?

Yo diría que tiene que tener muchas, de aptitudes; pero si tengo que destacar las más importantes, diría que son: un muy buen dominio tanto de la LSC como del catalán y el castellano, memoria y discriminación visual, alta concentración, atención dividida, gestión del estrés, capacidad de reformulación, capacidad descriptiva, buena postura y expresión corporal, entre otros. La lista es larga.

Ahora que has terminado, ¿qué valoración haces?

¡Muy positiva! He aprendido mucho, he vivido experiencias muy enriquecedoras y, sobre todo, me voy sabiendo que he recibido una buena formación. Ahora bien, el aprendizaje nunca termina. Han sido cuatro años muy intensos, pero todavía queda camino por hacer y por mejorar.

¿Cuáles son tus retos de futuro?

Este año estoy cursando el máster en Estudios del Discurso, aquí en la Pompeu Fabra. Gracias a estos estudios podré tener acceso a un doctorado. La investigación en LSC es un ámbito en el que estoy muy interesada.