Atrás La realidad virtual en la lucha contra la ansiedad de hablar en público

La realidad virtual en la lucha contra la ansiedad de hablar en público

Diferentes estudios han mostrado la eficacia de la Realidad Virtual para reducir el miedo escénico, pero hasta ahora no se había probado empleando distractores. Emma Rodero, catedrática del Departamentp de Comunicación de la UPF, ha publicado una investigación que analiza ejemplos de posibles distractores para que los estudiantes reduzcan su ansiedad al hablar frente un público.

11.07.2022

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Hablar en público es una actividad necesaria tanto en la vida académica como en la profesional. Hacerlo bien, sin embargo, es una habilidad que necesita ser entrenada pues son muy pocas las personas que no sienten miedo, o incluso pánico, al hablar frente a una audiencia.

En un estudio realizado en 2016, investigadores de la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil, encontraron que el 63,9% de una muestra de 1135 estudiantes universitarios manifestaron tener miedo al hablar en público y el 89.3% dijo que recibir formación sobre esto sería muy beneficioso. Por eso varias universidades han comenzado a educar a sus estudiantes, quienes deben enfrentarse con frecuencia a hablar en público en ambientes académicos y profesionales, en el arte de hablar bien frente a una audiencia y aprender habilidades de comunicación oral.

La directora del Media Psychology Lab del Departamento de Comunicación de la UPF y especialista en comunicación oral, Emma Rodero, y la profesora del departamento de Filología y Comunicación de la UB, Olatz Larrea, han publicado un estudio en la Revista Comunicar en el que utilizan herramientas de realidad virtual (RV) con ejemplos de posibles distractores para que los estudiantes reduzcan su ansiedad al hablar frente a un público. “Mantener la calma y controlar los nervios es algo muy difícil de conseguir si existen acciones ajenas que interrumpen mi discurso”, comenta Rodero. “Estas distracciones pueden ser, por ejemplo, que alguien haga un ruido inesperado, un teléfono que suena, alguien moviéndose, y los nervios ante lo impredecible que son los turnos de preguntas”.

Las investigadoras reunieron 100 estudiantes (58 mujeres 42 hombres) que fueron divididos en dos grupos, uno control que recibió el curso de oratoria habitual, y uno experimental al que se añadía un entrenamiento con la tecnología Psious de realidad virtual. Con Psious se recreó, primero, un entorno virtual al que se podía modificar la cantidad de gente que había, el silencio o ruido que se generaba y la actitud de la audiencia; y segundo, se podrían provocar diferentes tipos de distracciones.

Se emplearon tres tipos de distractores: una persona que tose en el público, una persona que se levanta de la silla y se va y, durante el turno de preguntas, una persona que hace una pregunta difícil. Para medir la ansiedad antes y después del test utilizaron una Escala de Ansiedad al Hablar en Público (PSA por sus siglas en inglés) de Bartholomay y Houlihan (2016), y registraron la actividad electrodérmica (EDA) para medir los niveles fisiológicos de PSA. “Les pusimos electrodos en las manos a los estudiantes para medir el sistema nervioso simpático y registrar así los niveles de ansiedad mostrados”, explica. “Era muy importante obtener esta medida pues es una reacción que los estudiantes no pueden controlar de forma consciente y con ello obtenemos un registro objetivo de su ansiedad”.

Los resultados de la actividad electrodérmica mostraron que el grupo que utilizó la tecnología de realidad virtual redujo en mayor medida el nivel de ansiedad comparado con el grupo control

“El momento de mayor stress fue en el turno de preguntas”, continua Rodero. “Es un momento que no controlamos. La presentación depende mucho de nosotros y de nuestro control de la ansiedad. Una pregunta complicada expresada con dureza puede producir también mucho stress. Frente a ello confirmamos que el entrenamiento con realidad virtual permite que los estudiantes se habitúen a estos distractores”.

Las investigadoras también se interesaron en estudiar las diferencias de género, un aspecto que no ha recibido mucha atención empírica en los estudios de este tipo. “Ningún estudio ha comparado hasta el momento la actividad electrodérmica de la piel al hablar en público en hombres y mujeres”, comentan en el estudio las autoras. “Dado que la mayoría de los estudios autoperceptivos concluyen que las mujeres manifiestan más ansiedad que los hombres, nosotros esperábamos encontrar un mayor nivel de ansiedad en ellas”.

“Los resultados no confirmaron esta hipótesis, fueron los hombres los que registraron un nivel más alto de ansiedad en su respuesta fisiológica”, explica Rodero para terminar. “La posible explicación es que la mayoría de los estudios que se han realizado antes eran auto informes donde se les preguntaba de manera consciente acerca de su ansiedad. En este caso, los hombres tienden a minusvalorar su propio estado de ansiedad porque no está bien visto que el hombre sea muy nervioso. En cambio, las mujeres tienden a sobrevalorarlo. Esta sería una posible hipótesis que explicara las diferencias encontradas entre una medición consciente a través de una pregunta y la reacción fisiológica inconsciente. Será un tema que deberemos investigar más a fondo en el futuro”.

La investigación estuvo financiada a través del programa de ayudas de la UPF PlaCLIK en su Marco Educativo Común EDVolución que tiene como objetivos centrales poner al estudiante en el centro de sus aprendizajes y destacar todos los proyectos e iniciativas de innovación docente.

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