Atrás ¿La televisión pública puede seducir al público joven? Ona Anglada

¿La televisión pública puede seducir al público joven? Ona Anglada

Ona Anglada, estudiante del programa de doctorado en Comunicación y miembro de los grupos de investigación MEDIUM y UNICA.
24.11.2021

 

La televisión pública noruega (NRK) logró con SKAM lo que muchas cadenas europeas anhelan: recuperar al público juvenil que han perdido ante otras ofertas audiovisuales. SKAM, una serie que sigue el día a día de un grupo de adolescentes y con una interesante apuesta transmedia, se convirtió en un fenómeno internacional. De hecho, se han llegado a realizar hasta siete adaptaciones en diferentes países (en España, Movistar+ la adaptó y ha hecho cuatro temporadas).

Últimamente sentimos casi como mantra una preocupación por el descenso de la audiencia juvenil de las televisiones tradicionales. Esta preocupación –a veces más cercana al lamento– a menudo cae al querer reproducir fórmulas de éxito del pasado. En el caso más cercano, el de TV3, suele construirse en torno al deseo nostálgico de querer volver a la época dorada del Club Súper 3, recuperar el 3XL, abrir un canal sólo para los jóvenes... Pero la realidad audiovisual y social de hoy en día ha cambiado mucho, no podemos pretender que las fórmulas exitosas del pasado funcionen en el presente de la misma manera.

La realidad audiovisual y social de hoy en día ha cambiado mucho, no podemos pretender que las fórmulas exitosas del pasado funcionen en el presente por igual
 
Los jóvenes –un colectivo que a menudo se aborda de forma simplista, como si fuera homogéneo o las experiencias de los adolescentes de 13 años pudieran asimilar a la de los jóvenes de 22– cada vez pasan más tiempo consumiendo contenidos de otras plataformas, como Netflix o HBO, pero también de Twitch, YouTube o TikTok. ¿Pero realmente se están poniendo los esfuerzos y recursos suficientes para volver a atraer a este público?
 
Algunas televisiones parecen dormidas, y su oferta para el público más joven es tímida, irregular e inconstante. Otros hace años que se dieron cuenta de que hacía falta una estrategia atrevida, a largo plazo y dotada de recursos para hacer frente a este bajón de audiencia. RTVE, en 2017, inauguró la plataforma online Playz, destinada exclusivamente a un público juvenil. Han apostado por diferentes tipos de contenido, y algunos con mayor éxito que otros, pero cada día más se configura como un actor muy interesante, en constante innovación y experimentación.
 
En cambio, en el caso de TV3, llevan años flotando ideas (una plataforma online, sacar espacio a Esport3 para dedicarlo a una franja juvenil...) pero que nunca acaban de materializarse. En octubre del año pasado TV3 produjo cuatro nuevos programas para público juvenil, disponibles exclusivamente online. Pero se trataba de una apuesta discontinuada y con pocos recursos, ya que sólo uno de ellos tuvo una segunda temporada (“La Comunitat”). Otras televisiones autonómicas también han realizado aproximaciones tímidas para dirigirse a esta audiencia, aunque algunas, con un notable éxito, como es el caso de IB3 con series como “Nunca nieva en la ciudad”.
 

Si ponemos la mirada en las televisiones públicas europeas, que también se enfrentan al mismo reto, este patrón se repite de forma similar. Por ejemplo, la Rai, la televisión pública italiana, tampoco ha mostrado ninguna estrategia ni plan transversal para atraer a los jóvenes, y sobrevive a programando thrillers adolescentes. En cambio, en Francia han apostado por un modelo similar al de RTVE y en 2018 lanzaron la plataforma France.tv Slash, con una amplia oferta de contenidos, tanto de ficción como documentales, animación -un campo generalmente poco explotado- o programas culturales. La BBC, en el marco de recortes presupuestarios, en 2016 cerró el canal lineal juvenil BBC Three y trasladó todos los contenidos online. Otras televisiones europeas han seguido caminos similares, también por recortes, cerrando canales lineales y pasándolos a un servicio a la carta, como DR (la televisión pública danesa) o RTBF (la televisión pública belga francófona). Pero seguramente no es acertado asumir que simplemente por trasladarse al ámbito digital esto ya supondrá un reclamo y un éxito entre los más jóvenes. Y menos si este cambio viene motivado por unos recortes.

En otra línea, las cadenas nórdicas (DR, Yle, NRK y SVT) han entendido que frente a los presupuestos reducidos de las televisiones públicas frente a las plataformas, trabajando juntas son más fuertes. Desde hace años que coproducen la mayoría de contenidos de ficción conjuntamente: se comparten esfuerzos y recursos, el presupuesto de las series crece y el público al que llegan es más amplio. Parece que por fin, TV3, IB3 y À punt empezarán a trabajar conjuntamente de forma sistemática, una colaboración que esperamos sea muy fructífera.
 
Las estrategias de las televisiones públicas ante el mismo problema no nos ofrecen ninguna fórmula única y mágica: la realidad de cada país es muy diferente y es necesario adaptarse a las nuevas realidades del sistema audiovisual, que cambian muy rápidamente
 
Esta breve panorámica de las estrategias de las televisiones públicas frente al mismo problema no nos ofrece ninguna fórmula única y mágica: la realidad de cada país es muy diferente y es necesario adaptarse a las nuevas realidades del sistema audiovisual, que cambian muy rápidamente. Además, el presupuesto de muchas televisiones públicas es muy pequeño frente a las grandes plataformas. Pero quizás podemos ofrecer dos pistas o intuiciones.
 
La primera: son necesarios recursos, estrategias a largo plazo y asumir que no se conseguirá recuperar al público de un día para otro. NRK ya había producido series muy similares a SKAM antes de conseguir el gran (y merecido) éxito que tuvo la serie. Habían experimentado con las redes sociales, la emisión a tiempo real, series con temáticas y un tono cotidiano similares... Si hubiera sido un proyecto puntual, tímido y sin estrategia alguna detrás, no habrían llegado a producir SKAM.
 
Y la segunda: ¿cuántos de estos programas para jóvenes tienen realmente un equipo de talento joven detrás? ¿Cómo podemos conocer lo que quieren los jóvenes, sus inquietudes y su lenguaje audiovisual si no les damos la oportunidad de crear a sí mismos? ¿Cómo queremos atraer a este público si ni siquiera confiamos en ellos para contar sus propias historias?

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