Atrás Dar classes durante la pandemia. Daniel Cassany

Dar classes durante la pandemia. Daniel Cassany

Daniel Cassany, profesor del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la UPF.
17.02.2021

 

Una clase de 2h me ocupa toda la mañana, entre conversaciones y preparación, pero no llego nunca a hacer todo lo que habría hecho cara a cara. Es también una docencia muy técnica: hacer y deshacer grupos, reconducir estudiantes descarriados, controlar la asistencia, la transcripción, responder el chat, gestionar la pizarra, compartir pantalla, activar apps añadidas...

Desde que nos hemos (semi)confinado, he hecho sólo tres clases presenciales de máster y otra híbrida en la UPF Barcelona School of Management. En las primeras debuté en esto de abrigarme en clase, vocalizar tras la mascarilla o ejercitar el oxímoron de hacer trabajar en grupo y distancia social.

En cambio, la sesión en la UPF-BSM fue una bofetada de sofisticación. "Híbrido" significa que tienes estudiantes en el aula y otros en el Zoom (en cuarentena, en riesgo, viviendo lejos). Fueron necesarias dos horas de formación previa, conseguir un QR para entrar en el edificio, controlar el zoom (con minúscula) y el movimiento de la cámara del aula, que trackeava mis pasos, mantenerme dentro del espacio marcado en el suelo o aprender a repartir turnos de habla ahora a los estudiantes de la pantallita (virtuales) ahora a los de carne y hueso ... Qué esquizofrenia!
 
He convertido el despachito en un modesto plató de grabación, bajando la altura del asiento para que la webcam me encuadre bien, ajustando las cortinas para que entre menos luz, tapando detalles indecorosos del fondo o sustituyendo las camisas floreadas por camisetas austeras.
 
Por lo tanto, casi toooooda mi docencia la he hecho desde casa. He convertido el despachito en un modesto plató de grabación, bajando la altura del asiento para que la webcam me encuadre bien, ajustando las cortinas para que entre menos luz, tapando detalles indecorosos del fondo o sustituyendo las camisas floreadas por camisetas austeras. Y me he acostumbrado a hacer clases sentado ya vivir pegado a la pantalla, además de lanzarme a la fascinante aventura de descubrir las affordances del Meetno, no Teams...  Collaborate Ultra, revisando tutoriales y persiguiendo la sufrida Factoría .
 
En abril pasado, como algunos estudiantes ni tenían wifi ni buenas condiciones de trabajo, monté toda la asignatura asíncrona. Los lunes les explicaba el trabajo semanal: tareas y recursos, con las horas de dedicación -que no superaban nunca los ECTS marcados-. Grabé 17 vídeos, colgué decenas de recursos, hice tutorías individuales y salió bien. Pero en el AVALDO, los alumnos criticaron que "se ha aprovechado de la pandemia para incrementar el volumen normal de trabajo".
 
Por ello, en septiembre abracé la fe de la modalidad mixta (a)síncrona. En las sesiones síncronas, adaptaba el aprendizaje cooperativo en el Aula Global, distribuyendo los alumnos en equipos (enseñándoles a entrar y salir solos de cada sala), tutorizando por separado o chateando en "Todos", "Grupo 1 "o" Individual "... Me conectaba también un poco antes de clase y me quedaba hasta que no se iba todo el mundo para charlar y conocer un poco más el grupo.
 
Así, una clase de 2h me ocupa toda la mañana, entre conversaciones y preparación, pero no llego nunca a hacer todo lo que habría hecho cara a cara. Es también una docencia muy técnica: hacer y deshacer grupos, reconducir estudiantes descarriados, controlar la asistencia, la transcripción, responder el chat, gestionar la pizarra, compartir pantalla, activar apps añadidas... Tienes que hacer capturas de pantalla, editar imágenes, usar los atajos del teclado, teclear rápido, copiar y pegar... y es un sufrimiento, por si cae la wiki, se congela la imagen o no encuentras ahora la pestaña o el vínculo que buscas... Pero qué le vamos a hacer... Con ironía se aguanta mejor.

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