Autor:
SÁNCHEZ, Alonso |
Localización
y transcripción: Manel Ollé Rodríguez |
Relación
de las cosas particulares de la China, la qual escribio el P. Sanchez de la
Compañía de Jesús que se la pidieron para leer a su Magestad el Rey Don Felipe
II estando indispuesto.
De
las cosas de la China ay tantas relaciones de mano y aún impresas que no me
parece necessario hacer otras, ni que da apetito para dezir más. Y aunque es
verdad que todas ellas están faltas, por que dizen algo que allá no ay y se
dexan mucho que ay y, de lo que dizen y ay hablan muy confuso. Por que unos que
escriben no han estado allá y hablan a tiento, y otros que han estado ha sido
poco tiempo y en poca tierra y en poca libertad y muy de paso y sin lengua ni
trato para poder hacerlo de raiz y con claridad y fundamento. Lo mismo me
acontecio a mi, por que aunque fui a la China dos vezes y vi tanto como otros y
algunos dizen que más, pero no me atrevo a tratar de sus cosas por ser muchas y
muy grandes y muy obscuras y confusas para poder acertar aun los que nacen
entre ellas. Y ansí en ninguna manera puedo agora hazer memorial largo por que
lo habría de ser tanto que fuera muy grande libro, que no pudiera dexar de
hablar en muchas cosas a tiento. Más por que Vuestras Señorías me aprietan,
tanto menos me atrevo a excusarme del todo. Y ansí, tomando un medio haré unos
breves apuntamientos no con certidumbre de que quanto yo puedo juzgar y se me
acuerda, remitiendome a quien mejor los supiera y dixese.
Descripción
Distancia. Desde
la punta del Boxeador, que es un cabo de una isla de Luçón, a lo más cercano de
la China, que es cerca de Chucheo, y caminando al norte, ay tres o quatro días
de camino. Yo fui en tres días aunque desviamos un poco al poniente. La punta
está en 19, y lo que corresponde a China, en 24.
Mar.
Este mar, aunque breve, es el más tempestuoso que ay descubierto, pero limpio
de baxos. Y aunque tiene muchas yslas, ninguna cossa ay de qué guardarse el
navío sino de lo que se descubre fuera del agua.
Costa.
La costa de la China toda a lo largo también es muy limpia y el fondo de cieno,
que encallan muchas veces sin daño ni peligro. Tiene muchos puertos y bocas de
ríos por donde se recogen los navíos en temporales o quando quieren.
Grandeza.
Toda la China es como una quadra y el lado o lienço que mira a nuestras yslas,
desde la bahía de la Cochinchina hasta la otra bahía o mar de la Corea, más de
quatrocientas leguas de este a oeste; y el otro lienço de norte a sur más de
seiscientos, cogiendo algo de la Tartaria, que tienen ganada de la otra parte
de la cerca, que es cierto que la ay.
Boja.
Bojea la China dos mil leguas poco más o menos, que con esta cuenta es el mayor
Reyno continuado y macizo y de un solo señor de quantos agora se saben.
Ríos. Toda
la China tiene muchos ríos naturales y más los que ellos han hecho abriendo
zanjas de unos a otros para navegar y para riego, con lo que está toda la China
hecha ysletas. Y aunque ay algunos puentes, para que cruzar puedas ay a cada
paso, y ocho o diez embalses con que sacan mucha agua.
Calidad de la tierra
Temple. El
temple de la China tiene más de frío que de calor. Y un imbierno que yo pasé
allá fue tan frío como en España, aunque no con nieve, pero con muchas aguas.
Tierra.
La tierra de la China comúnmente es llana y casi toda labrada y hecha tablares
que están siempre o la mayor parte cubiertos de agua. Áranlas con un búfano y
las laderas las labran con azadas. Y todas las tienen hechas tablarillos
pequeños por que todo se riega. La tierra estéril sirve de sepulchros.
Frutos.
Aunque ay mucho trigo, cebada y frijoles y otras cosechas, pero casi toda la
tierra ocupa en arroz. Cógese tanto que vale un pico, que son cinco arrobas y
algunas libras, tres reales y medio. En una palabra, ay todo lo de acá, pero
como la gente es mucha y muy ingeniosa y trabajadora y muy gobernada, es mucha
más la abundancia.
Frutas.
En muchas partes donde nos apartábamos del camino, vimos muchas huertas y
frescas arboledas, particularmente de las de lechias, que es una fruta muy
delicada, y de mangas, que es otra como melocotones, y otras propias de la
tierra. Las más son de las nuestras: peras muy redondas, castañas mayores y
mejores que las de acá, nueces muchas y muchos melones, differentes suertes de
naranjas dulces y agrias y que se comen con corteza, que la tienen muy dulce, y
otras tan grandes como melones y la carne colorada y enxuta.
Ortaliza.
Ortaliza ay toda la de acá en gran abundancia y otra mucha propia de la tierra.
Animales.
Ay muchos cavallos, pero pequeños y ruines y que quando llovía caían con
nosotros. Llevan un frenillo con su silla y los estribos de palo. No usan
espuelas, sino un mozo con un açote tras cada caballo. Ni son ligeros ni
fuertes, ni para cossa de guerra. La comida dellos y de las demás bestias es arroz
por mondar. Ay muchas vacas muy pequeñas, búfalos, cabras, carneros, benados y,
señaladamente, puercos muy largos y afillados, que casi van arrastrando el
vientre por la tierra.
Aves.
Gallinas ay tantas que nos daban los pollos grandes a conderín, que son tres
maravedís y medio. Y 160 huevos por un Real. Gansos, ánades, palomas mansas y
bravas, como las de acá, y tanta cría que sacan 400 y 500 aves de una piada con
hornillos de fuego. Perdizes pequeñas y con pocas pintas y todas las demás aves
de acá y otras de la tierra, extrañas, que ya pintadas decían haberlas.
Mantenimientos
Pan. El
común pan es arroz cocido con solo agua y sin sal. Tienen trigo y harina y
tanto que nos daban en Canton quinze panes de a libra y más por un Real. Mas
ellos no lo usan a ese modo, sino quando están allí portugueses, que dizen que
es áspero y grosero y que hace rudo ingenio. Usanlo para empanadas y pasteles y
otras frutas de sarten que hazen de muchas maneras y de que tienen grandes
tableros en las calles.
Vino.
Tienen mucho vino de muchas suertes y mucho blanco como el agua, pero tan
fuerte que no se puede bever. Otro rubio y suave que llaman de mandarín. Todo
es de arroz y otro de lechias, que es como de uvas. A ninguno echan agua.
Conocen que nuestro vino es mexor y lo beben si se lo dan, pero nunca lo
compran.
Manjares.
Los manjares comunmente son gallinas, puerco y pescado, todo junto y
desmenuzado, por que lo comen con dos palillos, que son de marfil o de ébano,
engastados en plata.
Bebida.
Siempre beben vino y muy caliente y si beben agua ha de ser quemando para lo
cual tienen barriles forrados por fuera con algodon y cuero que la conservan
caliente un día natural. Ayla siempre en todos las casas y caseríos y bentas.
Mesa.
Comen en bufetes, sentados en sillas, sin manteles ni servilletas. Sirven
muchos platos que ponen lo más juntos en una bandexa que es una tablilla menor
que el bufete, guarnecida a la redonda, barnizada y dorada con muchas pinturas.
Gastan dos o tres horas en comer, interrumpiendo a trechos la comida con
cuentos y juegos de unas pedrezuelas como a pares y nones. Siempre comen tres
veces principales: en amaneciendo y a medio dia y antes de anochecer.
Salvas.
Tienen grandes porfías sobre comenzar a comer y muchas salvas en el bever, con
muchas porcelanitas como medio huevo con ambas manos. Y aunque el vaso es
pequeño, beben tantas veces que quedan satisfechos.
Cha. El
cha es una hierba muy estimada que se bende seca por libras con que beben agua
que queda amarilla y un poco amarga, pero es muy pectoral y de sustento.
Tienenla siempre en taza caliente y la mayor honra y amistad que hazen al
huesped es bever con él de la agua en tazas de plata, con unas cucharitas para
sacar tres o quatro ciruelas pasas que bienen cocidas con el agua dentro de las
tazas y en este convite se hazen grandes salvas y grandes porfías con las tazas
sobre cual ha de bever antes.
Riqueza
Oro. Tienen
mucho oro muy subido, hecho barquillos como de media libra. No es moneda sino
hazienda que se bende como qualquiera otra por plata. Ay mucho en panes muy más
batido y delgado que los nuestros. Tienen mucho uso de piezas doradas,
asentando sobre el barniz fino y sin bruñir. Anda mucho en madexas pero no
bueno, por que lo asientan sobre papel revuelto sobre seda.
Plata.
Plata ay muchas minas que el Rey no quiere que se labren por que no cese la
labor de la tierra y por que no salga del Reyno sino bendiendo hazienda entre
plata. Y ansí ay mucha en uso y extremamente estimada dellos. Sirve de moneda,
más no acuñada sino por peso. Traen todos romanillas en las mangas y aunque sea
menudencia lo que se compra pesan la plata el que la bende y el que la compra.
Metales.
Ay mucho azogue, que se lleva en herradas o barriles al Japón, mucho cobre,
azófar y peltre y cobre blanco y tanto hierro que aún llevado a Luzón lo dan a
siete y a ocho Reales el pico.
Olores.
Ay tanto azmicle que yo vi muchas arcas o cangilones de ello, en papillas y,
aunque ay otras muchas maneras de pebetes y pastas, pero mucho más de palos
preciosos con que perfuman los ídolos.
Madera.
No se puede creer la mucha abundancia y diferencias de madera: muy gruesa y muy
larga y olorosa, blanca y negra, colorada y amarilla. Y mucha tan suave, sin
vetas ni nudos, que parece cera. Topámosnos muchas maderadas por los ríos.
Obras de madera. Lo que se hace en madera -retablos, imágenes, camas y mil maneras de
cajoncillos y escritorios-, es tan barato que yo vi dos o tres retablos para
Manila que se pueden poner en qualquier yglesia que costaron diez y nueve
ducados de madera y manos y poco más de treinta de oro y dorar.
Porcelana.
Por las costas ay montes grandes como de sal de conchillas menudas para que se
cure y remuela con el temporal. Desta dizen que se hace la loza, hechando esta
masa en pilones grandes hasta que se asienta la loza y despues van sacando la
más fina de encima y mientras más abajo se hace, más grosero desta dizen que es
la que más se bende y ay tanta de toda que vi yo bender unos platillos muy
finos por centenares y me parece que salían a tres blancas el par.
Loza tosca.
Para los criados, trabajadores y gente baja, la usan de barro vidriado
amarillo, más grosera y basta que la más tosca nuestra.
Telas.
De la muchedumbre de telas de seda, tafetanes, rasos, brocadillos, telillas,
mezclas de todos los colores y de otras de oro, seda y plata y otras de seda
torcida con relieves de figuras y las de algodón de diversos colores y de otras
hierbas a manera de lino y cáñamo, es tanta que ni yo se dezirlo ni quien no lo
ha visto podrá creerlo. En Canton vi comprar a unos xapones telas de algodon de
diez y doce varas a Real cada una.
Piedras.
De piedras preciosas no se más de que un padre de los nuestros que están allá
dentro dize que tienen muchas muy diferentes y de gran valor. Las que más
estiman para el ornato de la caveça son las que los portugueses llaman ojo de
gato. Y de las telas nuestras las que más estiman es el terciopelo, amarillo
por que es el color de la librea Real, y esto es lo que nunca han acertado a
hacer.
Edificios
Ciudades. Todas
la ciudades, a lo que yo vi y se dize de las otras, están asentadas junto a
ríos que siempre se sube para entrar en ellas. Tienen buenas cercas de sillería
menuda y almenadas, más yo no vi ni torres ni troneras sino todo raso. Sobre
las puertas ay algunas garitas.
Puertas.
A la entrada de las puertas ay muchos guardas de justícia, pero de armas yo
poca o ninguna vi. Y, entre los guardas y los que nos llevaban, siempre havía
grandes cuestiones sobre una entrada aunque mostráramos chapa.
Calles.
Las calles son largas, derechas, anchas y enlosadas, entiendase algunas
principales, que en lo general son como las de acá: anchas y angostas, torcidas
y derechas. De trecho a trecho ay arcos triunfales, unos antiguos y otros
modernos, y cada día se hazen más. De una parte y de otra están llenas de
tableros que pone admiracion ver tanto puerco fresco, vaca, pato, gallina y
otra infinidad de cosas que no podía creer que todo se gastase. Y debajo de los
tableros, muchas vasijas de agua de barro y de madera llenas de pescado vivo
que allí lo ceban.
Casas.
Las casas todas son bajas y de ruin edificio, de poco parecer, sin altos ni
bentanas de ordinario. Las de los mandarines y audiencias reales son
razonables, más casi todo es tapiería y con poco cimiento. Los tejados son
mexores que los de acá. Las canales muy anchas, las canaleras muy angostos y
todo encajado y tomado con cal, que casi nunca es menester trastejar. Son de
poco peso por que las tejas es tan delgada como nuestro vidriado tosco.
Tiendas.
Aunque el edificio es tan bajo y poco suntuoso, pero la mucha abundancia de
tiendas y riqueças que en ellas aparece, con el enlosado y arcos, bastimentos y
gente, lo hace vistoso y de mucha estima.
Audiencia.
Las audiencias son muy grandes y de grandes solares, con plazas delante,
grandes portadas, puertas anchas y muy altas en desproporcion. Muchas tienen
tres patios con sus portales, más no son altos. Por medio dellos, va una lonja
de piedra ricamente labrada por donde ninguno no entra ni sale sino el mandarín.
Al cabo de ella está una quadra de tres naves a donde está el juez con los
ministros. Y delante desta tienen su casa y morada.
Torres.
En las ciudades que son caveças de provincias y en otras principales ay unas
torres redondas, muy altas y de hermoso edificio. Son muy anchas de abajo y, un
buen trecho en alto, se retiran adentro y queda un corredor a la redonda. Y
otro trecho hace otro tanto y ansí se van subiendo hasta que rematan en una
pirámide de punta muy alta. En esta dizen que se guarda el tesoro del Rey.
Poblacion.
Aunque vi algunas ciudades y villas cercadas y a menudo, pero de unas a otras y
por las costas y ríos es todo aldeas y caseríos, mesones y bodegones. Y todo
bullendo como hormiguero de gente. Y ordinario es dezir que es más la que anda
en barcos y vive sobre el agua que la de tierra.
Muchedumbre.
Lo que más nos cansaba en las ciudades era andar siempre rompiendo por la gente
y por los caminos tropezando en ella. Y por los ríos tantos barcos que muchas
veces diximos que no ay acá tantos caballos, mulas, jumentos y bueyes en uso
como allí embarcaciones.
Calidad de la gente
Gente. La
gente como se ha dicho es muchísima, bulliciosa, codiziosa, sinverguenza,
deshonesta, ladrona, sutilísima en comprar y bender y engañar. Sin amistad ni
fidelidad, ni compasion a estrangeros y poca entre si. Y que por sacar un
panizuelo u otra cosilla daban mil abrazos y besos en el carrillo y daban
servicios y juguetes y quando por aquí no pueden, se buelben con enojos y
amenazas.
Natural.
Aunque es verdad que el vulgo y muchedumbre es como se ha dicho, pero más lo
causa la corrupcion de los muchos vicios suyos y la ceguedad en que están que
no su natural: por que de suyo son tiernos, fáciles y alegres y quanto más
tienen de condizion de muchachos o de mujeres, tanto más tienen también de los
siniestros dichos por falta de luz y de ayuda sobrenatural y de educacion y
doctrina
Hombres.
Los hombres son altos, derechos, blancos, carnudos, sanguinos, alegres y de
buen parecer. Los ojos pequeños y salidos con la frente. Las narices chatas,
que parece que tienen toda el ánima en la frente.
Traje.
Traen mucho cabello y muy largo. Gastan tanto como una mujer de acá en lavarse
y peinarse cada mañana. Cogenle muy apretado con unas albaneguillas por medio
de la cual en la corona sale aquel rollo de cabellos que retuercen y dan un
nudo gracioso, luego ponen un bonete de cerdas que nunca quitan, por que con
las manos se saludan.
Bonetes.
Los manderines traen bonetes redondos de cerdas y oro que de medio atrás sube
como media mitra, y por encima las orejas salen dos alas del tamaño de una mano
que les da mucha gracia y autoridad. Los mercaderes y gente honrada le traen
muy alto y quadrado. La gente común redondo.
Barba.
Barba casi ninguno la trae, pélansela con tenacillas, y todo el vello del
cuerpo sin dexar un pelito. Aunque de esto tienen poco, algunos biejos en barba
larga solo en la punta de la barbilla.
Vestido.
En toda la China es tan uno el talle del bestido como en una religion. Debajo
traen ropillas cortas de algodon, quantas pide el tiempo. Encima la gente
honrada trae una ropa abierta, con buelta y benederos y a media pierna, las
mangas largas y anchas y que se recogen a la muñeca, y las manos metidas como
religiosos. Gente del campo viste de corto y pobre y casi todo el color del
bestido es morado y azul. Lo blanco es luto y es hábito de ciertos monjes. El
Padre Miguel Rogerio, que estuvo tantos años en la China me dixo entre otras
cosas que en dos mil años ni se havía mudado en la China el traje del bestido
ni el precio de las cosas.
Calzado.
Véndanse las piernas con unas bendas largas y luego medias de fieltro pardas
muy anchas. Los zapatos como pantuflos. Y, al fin, su calzado y bestido toma
más de mujeres y religiosos que no de hombres ligeros ni desenvueltos ni para
cossa de hecho.
Mujeres.
De las mujeres dizen todos y es ansí, que son naturalmente recogidas, honestas,
humildes, sujetas a los maridos, trabajadoras, caseras, no salen sino en sillas
y raras veces y tapadas que no vi en todas las ciudades casi ninguna. En los
barcos vi algunas varoniles y trabajadoras y muy curtidas. Los portugueses de
Macán se casan con ellas. Y algunos de mexor gana que con portuguesas, por
muchas virtudes que dellas cuentan. Los chinos tienen tantas como pueden mantener
y de aquí probiene la muchedumbre de gente y de riqueza.
Niños.
Los niños y los muchachos eran tantos que no podíamos defendernos dellos.
Bonitos y hermosos, los cabellos de la mitad de la caveça arriba en redondo con
aquel modo ordinario, la otra mitad abierta con una crencha ancha y cogidos
atrás, que los hace muy vistosos. Otros traen la mitad cogidos arriba y los
otros sueltos sobre los hombros.
Mozuelos.
Los mozuelos mayores de dce a quinze y veynte años, traen el mesmo adrezo de
cabello y por bonete chiquito cogido con un punzon de plata con los cabellos,
por que no se le caigan. Todos son de ordinario estudiantes y muy graciosos y
comedidos.
Universidades. Otras escuelas mayores y universidades de filosofia y otras ciencias
naturales, ni yo las vi ni puedo creer que las ay. Lo que se estudia todo es
lengua mandarín, que es dificultosísima y muy amplia, de más de cien mil
figuras y, al fin, tantas quantas cosas se han de nombrar, que ha de menester
la edad de un hombre para aprenderse. También se estudian las cosas que están
en esta lengua que son: historia, leyes civiles y moralidad de proverbios,
ciertas fábulas y otras muchas composiciones. Ay algunos grados o aprobaciones
de letras en esto.
Ciencias.
De las ciencias divinas ni rastro tienen. De las naturales no más que algún
rastro sin algún método ni arte, sino proposiciones o noticias sueltas, según
es mayor o menor el ingenio y estudio de cada uno. En las matemáticas, por la
experiencia de los movimientos y estreiento de hierbas de que usan mucho y
algunas que curan.
Lengua.
Aunque esta lengua mandarín que se ha dicho es universal para todos los
letrados de toda la China, por que se aprende como la latina o griega, pero ay
otras muchas y diferentes vulgares en diferentes provincias, en las quales,
aunque de palabra no se entienden unos a otros, más sí por escrito, por que las
letras o figuras son unas formas para todos y significan lo mesmo, más no
tienen el mesmo nombre ni prolacion.
Escritura.
Escriben con pinceles, el renglon hazia abajo. Tienen muchos libros de mano y
muchos impresos, pero todos de muy mal papel y mal encuadernados y mal
alineados.
Papel.
Tienen grandísima abundancia de papel y de muchas maneras, uno para escrevir,
otro para pintar, otro para envolver cosas, otro como encerado y de otras
maneras. Y las hojas casi tan grandes como el cuadro de una cama. Y de allí
cortamos nosotros pliegos a nuestro modo. Hazense de algodon y de cortezas de
árboles.
Tinta.
La tinta es unos panecillos muy secos de una masa negra y, quando han de
usarla, echan un poco de agua en el tintero, que es una piedra llana y quadrada
y del ancho de una mano sin algodones. Y allí bruñen el panecillo hasta que el
agua queda teñida. Nosotros también usamos desta en toda aquella tierra, pero
muy presto se come la letra ansí por la tinta como por el papel, que todo es
ruin.
Imprenta.
Labran los moldes de la imprenta en una tabla y con aquella hazen tantas
páginas quantos cuerpos han de imprimir y para otra página diferente es
menester grabar otra página de fuente. Ni en el arte de sus letras, que son
tantas, ni en sus libros, ni papel, ni tinta, ni imprenta, ay qué alabar.
Comedias.
Son grandes representantes con tablado bestidos campanas y a tambores, coros y
voces a sus tiempos. Yo he visto comedia de diez o doce días con sus noches sin
faltar gente en el tablado ni quien mire. Van saliendo personajes y escenas
diferentes y mientras unos representan otros duermen o comen o tratan cosas
morales y de buen ejemplo, pero envueltas en otras no tales y de gentilidad.
Religion
Secta vulgar.
No he visto quien hable con certidumbre de esto, lo que se ve es que la gente
vulgar tiene muchos ídolos en las casas y barcos. Y a la luna hazen gran
reberencia y cada mes fiestas. Usan mucho de fuertes hechicerías y
supersticiones y, a lo que dizen, y en algunas cosas parece que tienen trato
con el demonio. Todos sus ritos y religion dizen que les vino de Siam, pero en
esto como cossa muy confusa, ya que los padres que están en la China
escribieron que aun hasta agora no lo han podido averiguar de raiz. Yo hablé a
tiento de los mandarines. Dicen los padres que ningún caso hazen de los ídolos,
ni les dan ninguna creencia, por que dizen que bien saben ellos que todo
aquello es burla, pero que el pueblo lo ha menester para entretenerse y estar
enfrenado y que la bienabenturanza es la vida de los mandarines y el infierno
las cárceles dondellos tienen y castigan a los malhechores.
Idolo del mar. En la popa de los navíos, en una capillita traen una doncella de
bulto, sentada en una silla con dos chinas delante de ella de rrodillas a
manera de ángeles. Tienen lumbre de noche y de día. Quando no ha de dar a la
vela, le hazen muchos sacrificios y ceremonias con grandes ruidos de tambores y
campanas y echan papeles ardiendo por la popa.
Bonzos.
Tienen diferentes maneras de religiosos. Yo vi unos de hábito blanco con bonete
y otros de negro sin bonete ni cabello. De ordinario son poco estimados. Y los
mandarines los azotan y los aborrecen por que profesan no comer carne ni
pescado ni cosas vivas, sino arroz y hierbas, más de secreto lo comen y son
peores que la gente común. Los de la corte dizen que son muy estimados.
Templos.
A las barelas o monasterios de estos monjes van de ordinario los mandarines a
holgarse y casi siempre buelben borrachos y, aunque estas casas están de
ordinario fuera de las ciudades, dentro dellas también tienen templos y en los
campos ay otros puestos señalados para sus sacrificios sin ningún edificio
sino, quando mucho, un cerquillo de tapias y unos poyuelos que sirben de altar.
Entierros.
Lloran mucho sus difuntos y pareciome que era más ceremonia que sentimiento y
que deben de ella más y pagan a quien lo hace. Entierranse en ataud y mortaja.
Ponen sobre las sepulturas unas piedras cubiertas con papel encerado y como la
gente es tanta, están los campos llenos de sepulturas y algunas muy suntuosas.
También descienden muchos cuerpos muertos por los ríos, por lo cual, de
ordinario, no se bebe dellos.
Justicia
El
gobierno de la China todos le alaban. Tiene dos maneras de mandarines o jueces.
Unos gobiernan la gente de guerra y en estos va el oficio por sucesion y
herencia. Los otros son de justicia y gobierno de la tierra. Estos son más
principales que los primeros y sus superiores.
Eleccion.
Dicen que ay para cada plaza que se ha de proveer quatrocientos o quinientos
letrados que se oponen y de allí se escoge uno. No se tiene en cuenta el
linaje, aunque sea muy bajo, sino con las letras y buena presencia, grave
severo, modesto y señaladamente manso y que por ninguna ocasion se descomponga.
Y eso aprenden en las escuelas desde niños y con castigo.
Autoridad.
Dicen que ay entre ellos usanza de no salir sino raramente de casa a las
barelas o a visitarse unos a otros. Ningún particular puede entrar en su casa
ni ellos en otra. Juzgan en aquellas quadras que diximos arriba, arrimada la
silla a un respaldar muy ancho y alto de madera, y la mesa delante adornada con
seda a manera de frontal, muchos oficiales de una parte y de otra y siempre se
hablan de rrodillas y andan corriendo y mirando al suelo o a las paredes. y en
largas pláticas de los que negocian, hablan ellos muy pocas palabras. Fuera de
casa, van en sillas a hombros, con muchos ministros delante de dos en dos y a
trechos, de manera que tengan una larga calle, unos con cañas arrastrando,
otros con cadenas haciendo ruido, otros con mazas de hierro plateadas, otros
con unos cofrecillos en que van los despachos y otros con otras insignias que
no me acuerdo. Y luego la guardia como de quinze o veynte soldados y a tiempos
dando aquellos gritos tan desentonados que meten grima. Y no para en la calle
hombre ni animal por que hasta los perros y gatos saben ya que han de
recogerse. Y pasa el mandarín tan sereno que ni las pestañas parece que menea.
Castigo.
El común castigo es azotes. Los mandarines menores dan más azotes y con menores
cañas y los mexores menos y con cañas más pesadas. Los virreyes nunca dan más
de dos o tres azotes y muchas veces matan con ellos. También usan crucificar o
aspar con clavos como se hizo con uno estando yo en Canton. Y con los brazos
abiertos le echaron de la audiencia, para horror y ejemplo de la gente, con el
aspa a las espaldas.
Visitador.
Cada año biene un visitador que llaman Chaen y solo este tiene poder para
ejecutar las sentencias de muerte que halladadas e los otros mandarines. Suele
benir disimulado y mira bien primero todo lo que pasa y como proceden los
mandarines y despues se descubre. Visita siempre cerradas las puertas de la
ciudad y puede deponer a todos los jueces sino es al Virrey.
Cohechos.
Aunque los mandarines en público hacen muestra de no recebir presentes ni
cohechos, de secreto reciben muchos y muy gruesos, los quales les da la gente
común por el grande miedo de los azotes y por la poca ocasion que han menester
a ellos se toman para hacer crueles castigos.
Oficiales.
Para que los escrivanos y ministros abrevien los negocios y los verdugos
ablanden la mano, también los cohechan muy de ordinario. Y aunque lo saben los
mandarines, pasan por ello, por que dizen que quieren que ganen sus oficiales.
Cárcel.
Sentencian a cárcel perpetua y son muchos los que mueren en ellas con extrema
crueldad y desamparo, unos de hambre y otros comidos vivos de ratones que dizen
los rompen por los (...) sin poderse defender por que están con esposas y cepos
y tableros al cuello. Como los chinas son poco recatados en descubrirse, casi a
todos se les ben grandes callos, manchas y cardenales como si les oviesen
pegado grandes planchas de hierro ardiendo desde las corbas hasta cerca de los
riñones. Algunos etán muchos días en curarse y sanar despues de azotados.
Milicia
Aunque
algunos dizen o escriben grandes cosas de la mucha gente de guarnicion que ay
en las ciudades, pero ni yo ni otros que han estado en la China con quien lo he
tratado, vimos más soldados que aquellos de la guardia de los mandarines, pocos
y viles, con aquellas picas y unas cañas con muchos ganchos al cabo y alfangillos
cortos. y si alguna otra cossa ay en las ciudades y pueblos debe de ser de los
mesmos vezinos y de solo nombre, más no al exercicio ni de uso de armas. Y esto
se entiende destas partes que caen hazia el mar, que en las otras de hazia
Tartaria es mucha la gente de armas y mucho el exercicio.
Fuertes.
En algunas partes de la costa vi algunos fuertes con buenas y gruesas murallas
y almenas y las puertas de hierro con sus vueltas y rebellines, más no con
torres y troneras sino llanas como las de las ciudades. De ordinario están
éstos en puertos señalados, adonde se recogen las armadas. En éstos vimos gente
de guerra con picas y arcabuces y pocos capacetes, pero entendimos que la más o
casi toda era la de los navíos.
Todas
las fuerzas que ellos tienen por esta parte de hazia nuestras yslas son las
armadas gruesas de a doscientos y quinientos bancones, juncos y juncabos, que
guardan la costa desde Japon hasta la isla de Aynao o la Cochinchina. Los
bancones son muy grandes y de bordo, dos veces más altos que los Galeones
portugueses y los juncabos son muy ligeros a manera de fragatas y los juncos
más son para cargar que para guerra y todos ellos son muy flacos y débiles y
que nunca se apartan una legua de la costa. Andan muy cargados de gente con
picas, arcabuces, alfanges y algunos tirillos de hierro de poco más que una
nuez de municion. yo no vi sino dos o tres en cada navío.
Quando
acometen algún corsario, cincuenta y cien navíos a uno. Procuran mucho ganar el
barlobento y yendo de paso echan mucha cal viva por el aire para cegar y
afligir al enemigo, y tanta abundancia de abrojos de acero que (...) la
cubierta del navío con (...) Y con los pezones a caveças de las vigas gruesas
que salen por los costados de sus navíos, procuran de paso romper y echar a
fondo los contrarios. Traen por todo el borde, de trecho en trecho, hincadas
unas varas y en cada una dellas una red negra y menuda. Aquestas tienden quando
han de acometer todo al derredor, para que no puedan tirarles a puntería.
Quando
la armada sale de guerra, pone quatro banderas quadradas de color morado en las
popas y dos muy largas en la gavia del árbol mayor, la cual visten entonces con
una funda morada. Hazen grande ruido, demostracion con el menear las picas y
alfanges, redoblando mucho los tambores que son como armeros y las campanas que
son unas vacías de azófar.
Ansí
como los soldados es gente vilísima y la más despreciada entre los chinas, y
que se dize que todos son esclavos, ansí sus armas y bestido es cossa infame.
El bestido es corto y encima una ropilla azul con una buelta y benederos muy
anchos de amarillo, en señal de que son del Rey, y la traen ceñida con sus
alfangillos al lado. Las rodelas, corazas y capacetes mexores son tejidos de
una caña a manera de mimbre que los portugueses llaman rota y nosotros bejuco.
No
se puede creer quan cobardes y pusilánimes son todos los chinas que solo un
hombre de hecho de los nuestros pondrá en alboroto toda una ciudad. Y de esto
pudiera poner aquí dos o tres ejemplos y alguno que paso estando yo presente.
Lo que hace mucho para esta cobardía, a lo menos en la gente de tierra, es
estar tan sujetos y amilanados con los azotes y, por otra parte, no tener
licencia para traer armas so grandes penas.
Sus
riñas y cuestiones son despachadas muy a la larga, con grande griterío. Y
quando ya se encienden, asense de los bonetes y cabellos, destrozandose y
mesándose. Y luego los llevan al mandarín y los azotan y quedan en paz y muy
quietos. Es verdad que la segunda vez que fui a la China me dixo el padre Rogerio
que de las otras partes de hazia Panquín pasaban gente de guerra aquestos de
acá. Y es de creer que ellos no se duermen y que si en estas partes se
exercitasen y usasen guerra, que hasta agora no la han tenido ni usado, serían
tan valientes y poderosos como los de la frontera de Tartaria y más que todos
los Reynos de hasta Malaca y toda la Yndia
Renta.
Comunmente se dize que el rey de la China tiene ciento setenta millones de
renta y que gasta cada año los ciento y los demás ahorra y que se guardan en aquellas
torres del tesoro que diximos que ay en las ciudades y yo he visto algunas. Más
por que sería nunca acabar tratar destas cosas y de lo que la China es en si,
tratemos de lo que es de la disposicion en que está para con nosotros que es
más necessario.
Del encerramiento y repugnancia en que está la China para nuestro
evangelio
Lo
primero, la China tiene leyes que vedan so pena de muerte que ningún estrangero
entre en sus tierras. Lo 2º tienen muchas y muy gruesas armadas, como está
dicho, para guardar de la costa y de las entradas, con gran salario y premio
por los estrangeros que mataren o prendiesen. Lo 3º que la gente de la costa y
de toda la tierra adentro tiene grandes penas si metiere, recibiere o
encubriere algún estrangero o le guiase o enseñase o diese cuenta de sus cosas.
Lo 4º que para evitar la ocasion desta entrada no dexan salir ninguno de su
Reyno y, si en algo a más no poder han quebrado en esto, es con gran recato y
hechura y examen para salir y por tiempo limitado y rígida cuenta de si tornan
a tiempo y con quién y como. Lo 5º que los jueces oficiales y alguaciles tienen
gran vigilancia que los chinas no traten con estrangeros que por alguna ocasion
andan por allá dentro o en la costa. Y si alguno dellos save alguna palabra de nuestra
lengua o de portugueses, no nos osan hablar, sino muy en secreto y con gran
sobresalto y a mi me hablaban por los agujeros de las paredes de allí
temblando. Lo 6º, que ningún intérprete osase, aunque le maten, servirnos de
lengua si el mandarín no lo señala, ni el que va señalado osa hablar lo que
queremos, particularmente si es de ley o costumbres ajenas de las suyas. Y ansí
les dizen muchas mentiras de que benimos hechados del mar y que pedimos
misericordia y cosas semejantes, porque sería gran desacato dezir al mandarín
que ay otra verdad, ni ley, ni buenas costumbres sino las suyas. Lo 7º, que los
mandarines nos hazen muchas pruebas para ver si savemos algunas cosas de su
lengua, o de su escritura, todo con sospechas, y si llevamos alguna chapa o peticion
o carta en su letra. Hazen gran pesquisa por quien lo escribio, por que si lo
supiesen, o le matarían o castigarían cruelmente. Estas y otras muchas cautelas
que sería largo contar, usan y guardan con tanta cuidado y sospecha que aun a
los mesmos suyos no dexan ir de un pueblo a otro sin chapa, o tiempo limitado y
en la parte donde va no entra sin licencia y que muestre la chapa razón de su
yda.
De los effectos que ha hecho este cerramiento
El
primer effecto que este cerramiento ha hecho es que con haber tantos años que
los portugueses llegaron y tratan con la China, nunca han podido alcanzar
entrada llana con ellos. Y aunque despues de algún tiempo se albergaron en la
isla de Sanchon, y despues, poco a poco se atrevieron más y se fueron quedando
en la de Macán, que está más cerca de Canton, pero a lo más que han llegado con
tan largo curso y porfía, ha sido a tener licencia de subir por el río arriba a
cierto tiempo del año y por días señalados y para salir a los arrabales a hacer
sus compras, sin tenerla para dormir en ellos sino en los navíos, y cumplido el
termino se tornan a Macán, despues de muchas licencias y dificultades y de
haber pagado no solo grandes derechos, sino muchos cohechos y muchos presentes
y con grandes trabajos y angustias, como yo lo he visto salir del río como de
una carcel y aun muchos dellos de noche y pagando grandísima de los barqueros
que los saquen.
Lo
2º que en el discurso de todos estos años, han tomado los chinas a los
portugueses muchos navíos gruesos y, a lo menos, yo me acuerdo de quatro
señalados que ellos me han contado. Y estas y otras veces ha muerto mucha gente
y tenido presos muchos años algunos que no mataran. Y yo traté uno que lo
estuvo más de veintiquatro, y otro de quinze o veynte y otros que a más de
treinta, que lo están escrito en cartas muy lastimosas y llorosas, en que piden
a los de Macán limosna o a lo menos que los encomienden a Dios, y con el mesmo
recato van los portugueses por sus costas despues que han cargado en su propio
puerto y llevan chapa de ello, como si fuesen corsarios.
El
3º que quando están los portugueses en esta mercancía de Canton, fuera de los
muchos agravios y cohechos que dixe, piden a algunos, azotan a otros y yo vi algunos
presos y agora están otros con gran afliccion y por cosas bien injustas como
que paguen por otros ausentes. Y vez ha habido que por esto han llevado a la
audiencia a todos los de un navío y a dos religiosos que estavan con ellos con
cordeles al cuello y, si no diesen fianzas y firma de pagar en Macán, o los
azotaran o quedaran presos. Pero de esto ay tan ordinario en Canton y en Macán
que sería largo de dezir.
El
4º que, de parte de los eclesiásticos y religiosos portugueses, se ha probado
también la entrada con mucha insistencia y celo de la conversion, y los padres
de la Compañía por largos años lo han intentado sin haber podido hacerlo hasta
el tiempo que yo fuí. Y dos o tres veces los han tenido en las audiencias para
azotar y una vez dellas al que era obispo, por que volvio por un cristiano
china. Y lo hizieran si los portugueses no lo defendieran y los sacaran de la
audiencia. Y aunque los mandarines en estas cosas de revueltas disimulan, pero
siempre se pagan bien en el dinero antes que les dexen salir del río con la
mercancía.
El
5º, que algunos chinas christianos que los padres de la compañía han hecho en
este tiempo, los han pedido los mandarines de Canton a la ciudad de Macán con
rigor. Y por no ponerlo todo a riesgo, se los entregan y los han castigado por
ello y escondido la tierra adentro, con gran dolor de los padres y de los
mesmos christianos.
El
6º, que aunque es verdad que quando yo estuve la primera vez en la China,
entraron en ella dos padres de la Compañía, y la segunda que volví hablé con
uno dellos, y me dixo que tenían una casita y capilla y que havían impreso unos
mandamientos y tratado de imprimir un catecismo en su letra y podría Dios deste
principio hacer alguna cossa, más con todo esto, está agora la China tan
cerrada y más que nunca ha estado. Por que ni entraron ni están hasta agora
debajo forma de predicadores. Y en tanto están seguros en quanto hazen poco
ruido de introducir cosas nuebas. Y si nosotros le hacemos porfiando y
mostrando mucha gana de entrar, no haremos sino causar sospecha como cada vez
se causa. Y por ventura será ocasion de que desechen a los que están allá, que
por miedo desta sospecha, aun ellos no osan pedir licencia para otros
compañeros.
De las diligencias que se han hecho para esta entrada por parte de las
yslas castellanas
También
por parte de las Philipinas se han hecho hartas diligencias para esta entrada ,
y aunque los seculares y soldados nunca se han hallado con brazo ni poder para
entrar a nuestro modo, pacificando y allanando; pero los religiosos han
intentado muchas veces y nunca han podido hacer pie en la China. La primera vez
fueron los Frayles agustinos y entraron por Chincheo con la ocasion de aquel
corsario llamado Limahon, que saqueó a Manila, más no hizieron más los
mandarines que darles las gracias por lo que los castellanos havían hecho
contra el ladrón. Y, repartiendo a los Frayles y a los soldados algunas piezas
de seda y lienzo y otras cosillas, echarlos fuera.
La
2ª vez, en tiempo del Governador Francisco de Sandi, se fueron de secreto los
Frayles descalzos y un china los guio y metio de noche en el río de Canton,
donde estuvieron en su fragata encallados en un estero siete meses, sin otra
posada, ni entrar en Canton, donde gastaron los cálices y ornandos en la comida
que les traía a la fragata un china que havía sido cristiano y despues fue
también nuestra lengua. Y, al cabo deste tiempo, sin descalzos entrar en la
ciudad, a unos dellos enbiaron a Macán y a otros a Manila. y esto me contó uno
de los Frayles que se halló entre ellos.
La
3ª vez se fueron sin licencia con una fragata y con otros soldados, un fulano
Arias que era caudillo, y los cogieron y tuvieron en la cárcel de Cantón, cerca
de un año, con unas esposas de unos grandes zoquetes de madera a las muñecas y
con mucha hambre y trabajo. Y despues de harto peligro, los portugueses de
Macán los abonaron y fiaron y llevaron consigo.
La
4ª vez me enbio a mi el Governador Don Gonzalo Ronquillo, por que se supo en
las Yslas que Vuestra Magestad era ya Rey de Portugal y que Don Antonio no
parecía y se temía allá no acudiese a la Yndia. Y como lo de Macán era lo más
cercano a nosotros y que tanto importaba para los designios que Vuestra
Magestad puede tener a la China, se procuro asegurar aquella ciudad de
portugueses como se hizo, recibiendo y jurando a Nuestra Magestad. Pero por lo
que tocaba a la China, por donde de fuerza se havía de pasar, dando en las
armadas o en las costas, yo llebaba carta y son de embajador a embajador, para
el Virrei de Canton y, aunque entramos y nos llevaron por algunas ciudades la
tierra adentro, pero al fin nos echaron a Macán, y nunca fué ocasion de hablar
una sola palabra de nuestra fe.
La
5ª vez fueron otros Padres Descalzos y los prendieron y los tuvieron muy
maltratados y por ladrones en la cárcel pública de Canton, donde también
comieron de los cálices, como ellos me contaron, y al fin los portugueses los
rescataron y llevaron a Macán.
La
6ª vez fueron otros padres descalzos a la Cochinchina,. y como allá los
trataron muy mal y les dieron muchos palos y tales que algunas veces daban con
ellos en tierra, según que un padre dellos me lo dixo a mi, y les despojaron la
fragata y les echaron con ella el río abajo. Vinieronse a la isla de Aynao, que
es muy grande y rica, poblada de chinas, y allí los prendieron y, a pie y
maniatados, los pasaron a tierra firme y de cárcel en cárcel vinieron a la de
Canton, de donde tambieén los sacaron despues de mucho tiempo los portugueses
con mucho trabajo y amenazas de los mandarines en la Chapa de que havían de
matar de allí adelante a los que fuesen
La
7ª vez fué un navío llamado San Juan, que, yendo desde Manila a la Nueva
España, dizen que se alzo y se fué a la China. Y, aunque no usaron con él de
fuerza, pero con maña y con derecho y cohechos y hurtos, les cogieron la más de
la hazienda y, a los que saltaron en tierra, los despojaron y llevaron presos a
Canton. Y yo les vi después los cardenales de los cordeles en las muñecas que
ellos me mostraban.
La
8ª fuimos el factor de las Philipinas y yo a la reduccion de aquel navío
alzado, y con intento de tomar más noticias de las cosas de la China. Y también
por que los padres que estavan allá dentro lo havían pedido encarecidamente
para tratarnos de aquella su entrada. Y como ya yo sabía y llevaba la carta y derrotero
del primer biaje, entramos en Macán sin dar en la costa ni en sus armadas. Y
aunque hablamos a algunos mandarines y se hizieron otras diligencias, pero no
pudimos entrar la tierra adentro y ansí nos volbimos, llevándonos Dios primero
por muchos Reynos de tierra firme y de las yslas, que seria largo contar. Y de
camino trajimos con nosotros a todos los Frayles descalzos habían salido para
la Cochinchina, Siam y Malaca, los quales todos, con los que también estavan en
Macán que despues se vinieron a Manila, están desengañados y ciertos de la poca
disposicion que ay en la China ni Cochinchina , ni en los otros Reynos, y de lo
poco que se puede hacer por este camino. Y, con estima de lo que son las
Philipinas y lo mucho que en ellas se hace, me decían muchas veces en Malaca y
después en Manila que Dios havía permitido que oviesen andado de aquella manera
para que no solo asentasen ellos, pero se hizieron asentar a todos los de
Manila y a los que fueron yendo y les pudiesen afirmar con verdad y experiencia,
que era grandísima tentacion el deseo y porfía de pasar a la China y tierras no
allanadas, dexando aquellas que los están, donde tanto se hace en servicio de
Dios y bien de las almas.
La
nobena vez fue una fragata de portugueses que havían hecho biaje a la Nueva
España con mercancía y vuelto a Manila y, desde allí, yba a Macán. Y los chinas
los cogieron y uno dellos me escribio de Canton que estavan presos y les havían
tomado la fragata y mucho dinero. Y en casi todos los viajes, se han quedado
con las fragatas, matalotaje y todo lo demás.
Lo
último que aquí se ha de advertir es que, en todas las jornadas y prisiones, no
han muerto ni retenido preso ninguno de las Yslas, ni osaron haber presa en el navío
grande que dio en su costa. No lo han hecho por virtud ni misericordia, sino
por que aunque saben que los de las yslas son pocos para poderlos conquistar su
tierra, pero a la menos entienden que es bastante para bengasse muy bien si les
diesen alguna ocasión con mal tratarles o retener por esclavos a algunos. Y que
les podrán hacer grandes daños y molestias en sus armadas y saquearles
qualquier ciudad o pueblo de la costa en que diesen de repente y por eso
disimulan y pasan con nosotros.
De lo que a todos parece por allá de lo dicho
Vista
la disposicion de aquel Reyno y de la gente de la allá y las muchas diligencias
que se han hecho para la entrada, ansí por la parte de Macán como de ls
Philipinas, con tan poco efecto, parece a todos los de una y otra parte:
Lo
primero que por agora Vuestra Magestad ataje totalmente el passo y idas de las
Philipinas a la China ni Macán, por que si se hace por vía de mercancía, las
Yslas no lo han menester, y a los portugueses se hace daño y les es muy pesado.
Y si por razon de la predicacion, hasta agora no se ha hecho ni se haze más que
alterar los chinas y hacer que se recelen y fortifiquen por la sospecha que
siempre tienen, de los portugueses por una parte y de los castellanos por otra,
o, de que todos juntos con estas idas y benidas tratamos o podemos tratar algo
contra ellos, no solo se hace cada día más difícil la entrada por qualquier vía
que aya de ser, pero se teme que, o de hecho han de echar de Macán a los
portugueses, o a lo menos hecerles tantas molestias y agravios que no los
puedan sufrir, ni sustentarse allí.
Lo
2º que pareze a todos el que, ya que los de Macán no se pueden fundar ni
fortalezer ni mudar del estado que agora tienen, que es estar de gracia, por
que se habría de romprer del todo con los chinas, o poner en peligro de ser
echados de allí si quisiesen fortificarse; que importa muchísimo que las
Filipinas se funden y fortifiquen y vaya allanando y poblando por que del
sostén que ellas tuvieren de españoles y de muchos yndios amigos y fieles a
nuestras cosas, y de la amistad con los del christianos Japon se ha de tener,
por los Babuyanes y isla Hermosa y Lechios hasta ellos pende no solo la
seguridad de las mismas Yslas y de todo lo circunscrito, sino lo que Dios
querrá haber en todo ello y en la gran China. Y esto es agora lo sumamente
necessario y de gran importancia.
Lo
3º que pareze a todos los de allá es lo que biene tratado muy a la larga en la
segunda parte del Memorial General de las Philipinas para Vuestra Magestad, lo
cual yo no trato, por que no se puede dexar de ir más a la larga. Y a las dos
cosas dichas importa mucho que Vuestra Mejestad, con toda brevedad, mande mirar
y proveer, por que en esta flota les vaya la resolucion, que con todo esto no
les puede llegar de aquí a año y medio.