Autor:
JUAN BAUTISTA ROMÁN Y MATTEO RICCI
|
Localización
y transcripción: Manel Ollé Rodríguez |
Relación de Juan Bautista Román, Factor de las Islas Philipinas en Macán.
Copia de la carta que me escribió el P. Matheo Resi, italiano de la Compañía
de Jesús, que reside con el P. Miguel Ruggiero en la ciudad de Juaquín, cabeza
desta provincia de los Cantones en los Reynos de la China, i donde reside
el Virrei desta dicha provincia, la qual recebí en Macao, veinte leguas de
Cantón, he cincuenta de Juaquín.
Esperando
esta buena ocasion de la ida del Padre Miguel Ruggiero a Macao, para responder
a la de vuestra merced, no tanto por no abenturar otros pocos renglones, quanto
por el temor que tenemos de que semejante cartas no bengan a manos de algunos
de estos manderines que nos podría hacer no poco mal; de mas de que yendo allá
el padre á negocios, es el que más importa i el que más nos movió verse con
vuestra merced i suplirá las faltas desta, ansí porque sabe lo de por acá mejor
que yo porque las cosas se tratan mas copiosa i claramente de palabra, especial
donde hay quien pregunte lo que desea saber. Ansí que dejando en la presente
todo lo demás, como es el dar gracias a vuestra merced i a todos esos señores
por la voluntad y deseo que tienen de ayudarnos i el negocio de la embajada de
Su Magestad para el Rey de la China, en que remito al Padre, solamente haré
agora la relación que me manda desta China, aunque brevemente, porque estoy
determinado a dezir solas las cosas que se de sertidumbre por haver las visto o
haver las sabido de sus libros, o de personas de autoridad; las demás dejo para
hacer una Relación mui copiosa después de haver residido más tiempo en esta
tierra i entrando más adelante en días, i porque vuestra merced me dice en la
suya que le contentó el modo de la relación que en los días pasados le embié,
procuraré en ésta tocar todas las cosas que en la otra i lo que más me
acordare.
El
Reyno de la China es antiquísimo, como se ve por sus anales i corónicas de
tantos años atrás i no fué conocido de nuestros antepasados sino de nombre, que
la llamaron China con poco fundamento, a lo menos los chinos que no lo saben
agora sino que ellos se llamaron Tan antiguamente i el nombre de agora
es Tamin. Costumbre es de la China mudar el nombre del Reyno, i del
tiempo cuando se muda el Rey de diferente linaje, por lo qual de ducientos años
a esta parte se llama Tamin, porque dura hasta agora la sucesión de una
misma família i durarán sus sucesores: cosa mui útil para libros de historias.
Cerca
de los tiempos de Tolomeo parece que se llamava el Reyno i el tiempo Chin, de donde
conjeturo que como aquel Rey Chin fué mui ingenioso i potente, que
allende de otras fortalezas hizo la muralla septentrional en frontera de los
Tártaros, de tantos de centenares de leguas mui selebrada entre ellos, que
solamente la fama deste llegó a nuestra Europa i ansí entre nosotros para
siempre el nombre de China, aunque como digo entre ellos es ya mudado, mas esto
poco hace al caso.
Quanto
a la situación de la China parece que hace una quadra la qual comienza del
poniente de la Cochinchina hasta Lebante a la punta de Chincheo,
provincia de la misma china, desde donde buelve la costa hacia Japón, que será
desde 120 grados o 136 0 137 de longitud de las islas fundadas, como he visto
claramente por dos eclipses de luna, el uno observado en Macán, mui
diligentemente, i el otro aquí en Juaquín, que no está en mui diferente
meridiano de Macán, i hallámonos en 120 grados poco más o menos. Esta costa
después hacia medio día está toda de veinte a veinte i ocho grados de altura
del polo septentrional i paréceme que ésta al septentrión divide la China de
Tartaria: está poco más o menos en 44 i 45 grados del polo; i digo poco más o
menos, porque estos no usan de altura, sino que lo he colegido por la cantidad
de los días que ponen en el camino i por la distancia de sus leguas reducidas a
las nuestras.
Antiguamente
hubo en esta tierra 18 Reyes i así fué dividida en 18 Reynos; después reducida
debajo de un Rey, fué dividida en nueve Chuis, que son como islas, por
estar divididas con ríos. Agora está partida en 15 provincias, es a saber: Paquín,
Nanquín, Santon, Sansi, Suensi, Honanxi, Chiquian, Quiansi, Huquan, Suchen,
Foquien, Canton, Quansi, Tunan, Queichieu. Cada provincia tiene una ciudad
mui grande, que es su cabeza, i tiene su mismo nombre, i en esta reside
hordinariamente el Virrei o Tutan, que ellos llaman, Governador de la
provincia de Can, que ellos llaman de estas provincias. Están las Fus,
que son ciudades mui grandes. Debajo de las Fus están las Hus, i
las Chus i la Hos, que son otras ciudades menores e debajo de
estas están las villas, castillos i fortalezas, aldeas en grande número i con
bellísima orden. No puedo por esta vez enbiar a vuestra merced toda la China,
pintada en cartas planas a nuestro modo, i después de cada provincia de por sí
en su carta, por no haverlas aun puesto en orden, mas espero en Dios de
enbiarlas mui presto a vuestra merced donde quiera que se hallare i allí verá
todas estas provincias i ciudades en lindísisma vista.
Pues
querer yo agora tratar de la fertilidad, hermosura, riqueza, saber potencia i
estado de la China, será locura mui grande i quererlo escrevir en breve
Relación como lo es esta; como quiera que requiera grandes bolúmenes, no digo
para engrandecer i amplificar las cosas, sinó para escrevir solamente la pura verdad.
Mas por satisfacer al deseo de Vuestra merced diré estas pocas que me ocurren.
La
fertilidad de la China aun quien no ha entrado en ella podría juzgar claramente
por su situación, que es una tierra mui grande, bañada de dos costas de mar i
toda llena de aguas dulces, continuada con las tres diferentes zonas i puesta
la mayor parte en la templada: por lo qual tiene los fructos que demandan frío
i los que quieren calor i los que quieren templanza, i así produce trigo en
mucha abundancia i arroz mucho más, porque están acostumbrados más a ello que
al pan; carnes de toda suerte, sin tener invidia a ninguna otra tierra, aunque
nuestra Lombardía. Aquí hay muchos rebaños de ganado de obejas, carneros i
cabras, aunque como usan poco de la lana i no comen cosa de la leche, no es de
tanta estima entre ellos como entre nosostros. Más precian el ganado bacuno i
bufanar, que hay grandísima copia i se sirben también dellos para harar la
tierra i para otros usos. Para el bestido, allende de algunas lanas e infinita
suma de algodón de que hacen telas con que proveen sus Reynos i los vecinos, i
van a la Yndia i a Portugal, les ha dado la naturaleza tanta seda i tan fina,
que no lo podría creer sino vuestra merced i otros, que ven en este puerto de
Macán cargar las naos poderosas que van a la Yndia i a Japón, i a tan buen
precio, i que en la China, con ser gente de poco gasto, es mui ordinario
vestirse de seda. Y fuera desto, tienen también cáñamo i otras muchas cosas de
que hacer telas i bestidos que nosotros no tenemos comunmente. Hacen el vino de
arroz i de otras muchas suertes, de modo que por pobre que uno sea, con dos
quatrines de vino beve todo el día suficientemente, i no acostumbran a bever
agua. De las huvas no hacen ordinariamente vino, no se si es por no saberlo
hacer o por haver pocas; lo mesmo digo de los aceites, que con haver aceitunas
que creo darían aquí fructos, hacen aceites mui buenos i en mucha abunadancia,
de diferentes maneras, para quemar. Y para comer fructas hay también
abundantemente i por la mayor parte como las nuestras, i si alguna falta parece
que les dió luego la naturaleza otra que, si no es la mesma especie, es otra
equivalente, que no sabe la persona conocer qual es mejor. E finalmente es toda
la China mui fértil de árboles frutíferos i, aunque hay muchos que no hemos
visto aun en esta comarca, sabemos por sus libros que los hay en otras. De aquí
resulta que tampoco hay falta de leña, por haver grandes montes de la común, i
particulares que la traen a vender a las ciudades sobradamente. Sería cosa mui
larga querer contar el azucar, la miel, el ruibárbaro i otras drogas que nacen
en esta tierra i las que vienen de mui cerca: baste decir, en una palabra, que
es tan fértil i abundante que de ninguna cosa de fuera tienen necesidad. Por
esto hacen ellos tan poco caso del comercio de otras naciones, i sobre todo se
ha de notar que el trigo i el arroz i las otras legumbres, allende de darse
tanto en España, he sabido i visto por lo menos dos cosechas al año, i
maravíllanse de oir decir que nosotros dejamos algún año reposar los campos,
porque ellos, como digo, no solamente dos, mas tres vezes suelen cojer en un
año, especialmente el trigo, que no quiere tanta agua como el arroz. Bien es
verdad que parte de esto atribuiría yo al buen modo i cuidado que tienen en el
labrar la tierra, que lo saben hacer mejor que nosotros.
Y
de aquí nace que la China es tan hermosa i fresca que parece toda un jardín, i
no se puede pintar cosa tan apacible. La tierra como he dicho, está llena de
arboledas i de vergeles, que están la mayor parte del año verde de las
labranzas de las mieses, i todo está dividido con ríos de aguas dulces,
navegables por todas partes, como desde aquí a Paquín, que hay tres meses de
camino, e se anda por agua u por tierra, como cada uno quiere o puede, de
manera que todo es una Benecia grande. Los ríos son tan apacibles, umbrosos i
frescos, que están todo el año berdes, a lo menos en esta comarca. A los ríos
naturales acrecentaron ellos otros hechos por arte, cavando muchas e muchas
leguas para llevarlos por donde i donde han querido; i así redujeron la China
en el estado en que está, que cada hidalgo e manderín tiene sus barcas hechas
de maderas oloríferas para ir por los ríos, e mui pintadas, con tantas cámaras,
salas i despensas i otras comodidades que son, no digo ya para ir camino sino
para estar mucho tiempo i mui comodamente qualquier gran príncipe. Y en estas
barcas van los hombres particulares a ver sus heredades i sus amigos i los
grandes Governadores a visitar las provincias i estados que goviernan. Qué diré
de las ciudades, las quales como de grandeza e abundancia e multitud de gente
nos dan ventaja a las de Europa, ansí en hermosura son poco inferiores, aunque
aquí vemos solamente lo peor de la China, que es esta provincia de Cantón, donde
de las otras provincias enbian los hombres desterrados. Con todo eso puedo
decir esto, por lo que tengo visto están las ciudades que llaman Fus
puestas en tan igual distancia unas de otras e de las que llaman Cius i
demás ciudades i pueblos de sus distritos, que parece toda la China edificada
por algún matemático que andava con el compás en la mano, poniendo cada
población en su lugar, i esto se entiende de las grandes, porque de las villas
i ciudades pequeñas, son en tanto número, que me parece que podemos llamar a
toda la China junta una sola ciudad inmensa. La magnificiencia de las ciudades
dicen, i así lo creo yo, que está más en las otras provincias, especialmente en
Paquín, donde reside el Rey, i en Nanquín, donde antiguamente residía, i en otras
partes donde vivieron algún tiempo los Reyes de las quales no quiero decir las
cosas admirables que quentan, algunas creo yo i otras deseo vellas para
creellas, que así es como dicen, están en competencia con las obras de los
Romanos. Estas pocas ciudades que he visto son lindísimas, las calles mui bien
hechas i derechas, enlosadas, llenas de arcos triunfales, mucho más que las de
Roma, i estos arcos hacen las ciudades a los magistrados que las goviernan bien
i que hacen alguna obra insigne, i en ellos ponen sus epigramas e títulos
esculpidos en los mármoles con sus letras, que son de mui mejor parecer que las
nuestras. Los palacios de particulares son muchos i ya como no sean tan fuertes
como los que tenemos en Europa, son de gentil apariencia, los de governadores i
magistrados son donde ellos se esmeraron más en hacerlos grandes, galanos,
sumptuosos i tas esto en los templos de su idolos; i todo con tal orden, que
las casas i los templos parecen hechos a manera de librea, donde la variedad de
las colores hace hermosura. Y tienen siempre atención a que haya diferencia de
casas entre los magistrados, conforme a sus oficios, i en los templos conforme
a la beneración del Ydolo. Fuera desto tienen torres mui bien labradas i
galanas de hombres particulares, i las de las Repúblicas son mui grandes.
Tienen
lagunas i montes selebrados entre ellos, que sería prolijidad descrivillos i
nombrallos. Los montes principales son cinco: Pagou, que está hacia el
norte, en la provincia de Paquín; Nangou, que está más cerca de aquí, i
al mediodía Sigou, que está hacia el poniente; Tangou al lebante
i Emgou que está en medio; de los quales escriben cosas maravillosas i
agradables, de lo que la naturaleza i el arte pusieron en ellos, de que agora
no trataré. Y, finalmente, no puede dejar de ser felicísima una tierra tan
abundante i tan rica de oro i plata, piedras de todas suertes, tan llena de
ríos i fuentes, arboledas i flores oloríferas; de tal modo que la gente de ella
no cree ni espera otro paraiso sino el que ellos mismos se hallan en esta vida.
Toda
la gente se viste de un mismo trage. los magistrados los traen algo diferentes,
i los demás solo difieren en la materia de la color: todos son graves i largos hasta
la espinilla, con mangas anchas como los benecianos i, aunque en sus casas se
pueden vestir cortos, con todo eso no hay labrador que no tenga un buen vestido
para ir a ver a los magistrados i a sus amigos i recebir visitas, i antes se
esconden i no quieren parezer quando no se hallan con este bestido, que visitar
o recevir al Manderín o al amigo sin él. En la cabeza i en el bonete está la
diversidad de los estados, porque de diferente manera trae el bonete el
magistrado i de diferente el graduado en sus letras, i de otra el letrado, de
otra el escrivano, de otra el plebeyo, de otra el hijo del noble, de otra el
hijo del ciudadano, pero todos los modos son de buen parecer, con muchas
labores que hacen encima de sus cabellos que, como las mugeres en España, todos
los tienen largos, sino son sus Religiosos.
Las
mugeres nobles quando salen de casa, que es pocas vezes, van cubiertas en una
literilla pequeña que llevan quatro hombres, e no se pueden ver según son
honestas.
La
tierra es tan sana que no hay en ella memoria de haver havido pestilencia o mal
contagioso; i así está llena de viejos mui canos he de mucha edad, aunque esto
en parte lo podríamos atribuir a su buen govierno, que en teniendo alguna
posibilidad, todo su intento i todo el día gastan en visitarse i en convidarse
unos a otros, con mucho aparato de comidas, cantares he instrumentos músicos de
todas suertes, de que son mui curiosos, i se precian tanto dello, que tienen
escriptos libros sobre el modo i los tiempos del tañer, danzar i cantar para
todo el año, i tienen sus casas de placer i huertas llenas de pesquerías i de
otras cosas de mucho pasatiempo, que no tengo lugar de contarlas.
Cerca
de la riqueza de la China, aunque havia mucho que decir, paréceme que por lo de
atrás se puede colegir lo que falta. Dejemos agora al Rey que, por quuenta de
pluma, es el más rico de rrenta que hay en todo el mundo, porque en todos sus
Reynos, quan grandes son, no hay ningún señor de título ni de una villa i de
todo quanto se coje, allende de otros tributos i alcabalas, le pagan el noveno
o diezmo, no me acuerdo bien qual. Dejemos también los de su Consejo, que están
en Paquín i los llaman Calaos i son como Reyes i tienen más mano en la
governación que el mismo Rey, que estos son de excesiva riqueza. Dejemos
también los tesoros de plata fundida que tiene el Rey en cada provincia i lugar
guardados para las necesidades del Reyno, dicen que tiene el Rey ciento
cinquenta millones de renta cada año, solamente diré de esta tierra i del común
de la tierra de la China no he tenido tiempo de pasar diez libros de las cosas
desta tierra, donde ponen las minas de oro, plata i otros metales, como hierro,
cobre, estaño i azogue, i el lugar donde están i donde pescan las perlas, i
donde hay perlas preciosas i otras cosas notables de la China, que vuestra
merced se maravillaría mucho de su multitud i grandeza: mas ya habrá visto hay
en Macán la mucha copia de oro, i quan fino i de quan buen precio es, i como
entre ellos no es moneda, sino mercadería, sola la plata es moneda, i no la
hacen acuñada sino compran e venden con peso, de modo que para toda la China
los que compran i venden andan con balanzas e la plata en la mano, e no hay
otro género de moneda, sino una de metal, como los quatrines de Ytalia. Lo
demás todo es plata mui fina, de que toda la China está llena, i no hay casa
por pobre que sea donde no tengan alguna, i puedese dezir dellos que no sueñan,
ni desean ni adoran otra cosa. Allende de las minas que están descubiertas, hay
otras, i ellos no saben aun beneficiar las de oro i plata. No creerá vuestra
merced quanta multitud de gente que, como no saben el fin de nuestra venida,
qualquiera cosa cosa se persuaden antes que pensar que es por amor de Dios i
bien de sus almas. Vienen secretamentea mostrarnos tierra de minas, diciendonos
que provemos a sacar plata dellas, que trairán mucha i que harán compañía con
nosotros, con que seremos ricos. Este deseo de plata les hace buscar mil modos
de mercaderías, inbenciones de ganancias. Y así la tierra, ayudada del arte i
de la naturaleza, es riquísima. Bien sabrá vuestra merced quanta plata viene
cada año de la Yndia i de Portugal i del Japón, de donde biene siempre una nao
cargada i la plata que viene en las naos de Macán para también en la China por
la vía de Samatra i Sunda en la Java i toda entra en Cantón, que es una
provincia de la China, sin que de ella se saque jamás un maravedís, sino todo
mercaderías. Y aunque le es defendido el comercio de gente forastera, con todo
eso salen del Reyno a escondidas i van a diversas partes. Demás desto, la China
es tan grande que solo dentro della hay tanto comercio que basta para
enriquecer, i de aquí nace que los ríos estén siempre tan llenos de navíos i
que continuamente van he vienen, de tal manera que confieso a vuestra merced
verdaderamente no me atrevo a decirlo porque no se puede creer si no se ve:
todo el camino parece un continuo puerto i si se va a Cantón o a otra feria,
Lisboa ni Benecia tienen tanta cantidad de embarcaciones. En estas lleban, para
dezirlo en una palabra, todas las cosas que se pueden desear. A esto se junta
la vecindad que tienen de Reynos tan ricos como Japón, Cochinchina, Sian,
Malaca, Java, Maluco i otros que no es necesario nombrarlos aquí.
El
saber de los chinos se podrá ver por la inbención tan gentil aunque dificultosa
de sus letras, que para cada cosa tienen la suya i está bien rebuelta i
enlazada, de manera que quantas palabras hay en el mundo, tantas son sus letras
diferentes unas de otras, i con todo esto las aprenden i saben i aprenden en
ellas sus ciencias, en que son mui doctos, como es en la medecina, en la física
moral, en las matemáticas i astrología, que sacan los eclipses mui clara i
puntualmente por diferente estilo que nosotros, i en la aritmética i finalmente
en todas las artes liberales i mecánicas es cosa de admiración questa gente,
que jamás tuvo comercio con la de Europa, haya alcanzado casi tanto por si
propios, como nosotros con la comunicación de todo el mundo. i solamente quiero
que vuestra merced juzgue por su govierno, en el qual ellos emplearon todas sus
fuerzas i tuvieron en esto tanta luz que dejan mui atrás a todas las otras
naciones; i si a la natural quisiese Dios añadir la divina de nuestra Santa Fe
Cathólica, parésceme que no supo tanto Platón poner en especulación de República
quanto la China puso en plática. Bien se que deste particular desearía vuestra
merced saber todo lo que hay, mas ni soi yo suficiente para escrivirlo, ni se
puede hacer en tan breve tiempo, por lo qual dirélo poco que al presente me
ocurre.
La
China se govierna por un solo Rey, elegido por succesión de primo génitos.
Agora reina Vanlie, de hedad de veinte i quatro años, de doce de govierno,
porque el año de Reynar del Rey es la hera o principio de quenta. Tiene ya hijo
heredero. Siempre se está en su casa, si le hemos de llamar casa un circuito
mayor que una ciudad, i no sale fuera sino dos vezes en el año, el verano a
hacer sacrificio al cielo i el invierno a la tierra. Quando sale lleva diez
coches, todos de una misma manera, e porque no se le pueda hacer ningún mal, no
sabe nadie en qual dellos va. Tiene treinta i seis mugeres, hijas de sus
vasallos i algunas de gente baja. Luego que nace el hijo segundo del Rey e los
demás menores, los embian luego fuera de la corte a criar, a otras provincias,
donde los crían i viven con grande estado como la persona Real, mas no tiene
ningún govierno sobre vasallo, ni poder alguno, i si estos hacen algún delito
digno de muerte no los matan con hierros, sino métenlos en una torre, donde
vienen a morir de hambre, por lo qual viven con mucha cautela i temor. En la
casa del Rey hay un parque que tiene toda suerte de animales i dos elephantes
que le guardan la puerta. El Rey govierna todos los Reynos por los magistrados
que llaman manderines, i estos son de dos condiziones: la una, de los que se
hacen por el valor de sus personas u por succesión de aquellos primeros que
conquistaron el Reyno, i estos son siempre oficiales de guerra he que tienen el
govierno de los esclavos del Rey, de que hay en la China número infinito por
muchos delitos suyos i de sus hijos he de sus padres e de otros parientes, por
los quales son condenados a perpetua esclavitud ellos i sus descendientes, mas
es un cautiverio mui suave, estos son soldados que hay en la China; la otra
condición es de los manderines de letras, que son mui mayores e tienen
superioridad sobre los de guerra. Todos estos se dividen en nueve grados i cada
grado tiene tantas suertes de oficios, que es menester mucho tiempo para que
nosostros los vengamos a entender, siendo ya para ellos cosa mui clara. Y por
estos nueve grados van ascendiendo de tres en tres años conforme a la justicia
que administró cada uno i al talento que mostró para governar, i así llega
hasta el primer grado, que es cosa del consejo del Rey he quiere decir en
nuestra lengua viejos del Reyno. entre estos manderinos hay gran subordinación,
tanto que el que es más inferior habla de rodillas al mayor i cada uno tiene su
oficio propio sin entrometerse en el ageno. Es su particular bestido he modo de
quita sol i de andar por los caminos i por las calles, agora sea a cavallo,
agora sea en silla, conforme a la calidad del oficio, i lo mismo en la cantidad
de los criados, lacayos i oficiales de su casa. Dichos manderines se tienen mui
grande respecto, i dejado a parte el hablarles de rodillas, el ir todos
acompañándoles, bestidos de negro, el no poder reirse delante dellos, van con
tanta magestad, especialmente los grandes quando van por las calles, que el
Papa ni el Emperador no lleva tanta. Va el manderín en una silla, que llevan
seis u ocho lacayos en los hombros, he delante sus oficiales con ciertas
escripturas i llaves e los ministros de justicia con todos los instrumentos con
que atormentan i castigan los súditos, como son unas cañas con que azotan i
cadenas para atarlos, las quales llevan arrastrando por las calles delante del
magistrado, i todo el acompañamiento va bien apartado dél i en este medio unos
hombres van gritando o bramando como tigres con la voz más alta que pueden i
más formidable. A estas vozes se descombran las calles i plazas que estaban
llenas de gente, porque se meten los hombres en las primeras casas que hallan
abiertas i aun por los agujeros para no ser vistos, cierranse las puertas, las
tiendas, las ventanas i queda un silencio que no se oie el resuello, i
solamente para mirar la cara del magistrado hay pena i castigo. de aquí se
podrá juzgar cómo están en el audiencia: el abrir i cerrar de las puertas se
hace con tantos pregones i ruidos que parecen las del infierno. Fuera destos
magistrados ordinarios, embía el Rey desde Paquín cada año un Visitador o
Comisario a cada provincia que viene a hacer informaciónes de todo lo que pasa,
con poderes mui grandes para privar de oficios i hacer justicias. A este
visitador llaman Chaen he no tiene juridición sobre la persona del Tután
o Virrei. Trae bordada una mano en el hombro porque allí se la puso el Rey
quando le enbió por cerimonia a su despacho i oficio, i a las vezes para
informarse mejor biene desconocido i ve todo lo que hay i después parece en público,
muestra sus patentes, castiga los malhechores i, después de haber visitado la
provincia, se buelve al cabo del año a Paquín a informar al Rey i a los de su
Consejo, del estado della, i esto basta, para agora deste particular.
El
poder i estado de la China más se funda en la multitud de gentes he ciudades i
buena governación que en los muros i fortalezas i brío de los naturales para la
guerra. Las provincias, como he dizho, son quinze: Paquín es la principal en
nobleza i Nanquín en grandeza. Las Fus son 160, las Cius 234, las
Hus i las Chus i la Hos son 1.116 con las fortalezas i
otras poblaciones pequeñas, que dificilmente se puede saber el número i mucho
menos el de la gente que tendrá, que parece infinito. Sesenta millones de
tributantes se hallan por los libros del Rey, sin la gente inútil que no paga
tributo i los ministros de justicia, hacienda i guerra. Todos estos Reynos
comarcanos le pagan tributo eceto Japón, que agora no se lo paga. Viendo el Rey
e sus naturales una cosa tan grande, pensaron que la China era todo el mundo o
a lo menos la mayor parte i cabeza dél, i así se intitulan: Reyes de todo el
mundo. Y son tan soberbios que no tienen en nada a otra nación en comparación
de la suya, i por esto temen su poder estos circunvecinos, porque apersive en
un instante una armada de tantos bajeles que pone espanto a qualquiera dellos,
por grande que sea en estas partes. Por lo qual son los chinos poco ejercitados
en la guerra i el arte militar entre ellos es mui apocada i uno de quatro
estados bajos que hay en la república, porque, como arriba dije, la mayor parte
de los soldados son hombres malhechores i de baja condición, condenados a
esclavos perpetuos del Rey. Los esclavos solamente los ejercitan alguna cosa
porque vienen dos o tres fragatas de japones e, desembarcando en la costa de la
China, la queman e métense por la tierra adentro i toman pueblos i ciudades mui
grandes i pónenlo todo a saco i fuego sin haver quien lo resista, aunque a las
vezes son ellos de tan poco govierno que por traición o por emboscada se dejan
tomar i matar, que pocos vuelben a Japón. Otros ladrones se alzan dentro de sus
tierras entre ellos mismos, i se hacen fuertes en algún monte i no es bastante
el poder de toda la China para hacelles daño. También dicen que los Tártaros se
ejercitan algo en sus confines, mas para dezir la verdad, qualquiera otra cosa
escriviré a vuestra merced antes que decir que son hombres de guerra, porque en
el aspecto i en lo interior de sus corazones son como mugeres, i si alguno le
muestran dientes, luego se humillan i a quien se le sujeta luego le ponen el
pie en el pescuezo. Todas la mañanas gastan dos horas en peinarse el cavello i
en vestirse mui pulidamente dándose todo el buen tiempo que pueden. El huir no
es entre ellos deshonra ni hay injuria ni afrentas como entre nosostros, sino
una ira mugeril con que se hasen por los cabellos i, después de cansados de
mesarse, se hacen amigos sin que aia herida ni muertes sino mui raras vezes, i
aunque quieran no tienen aparejo para ello, porque si no son algunos pocos
soldados, todos los demás no pueden tener en casa ni un cuchillo. Finalmente no
hay que temer dellos sino lo que se puede temer de una grande multitud de
hombres, verdad es que tienen muchas fortalezas i las ciudades todas tienen sus
cercas con que se defienden del ímpetu de los ladrones, no son murallas de
proporción geométrica ni tienen traveses ni fosos.
Ya
no me parece que falta sino decir alguna cosa de las Religiones i Setas de la
China, pero yo no me escuso deste particular, porque en la China no hay
religión i el poco culto que hay es tan intrincado que sus mesmos religiosos no
saben dar razón dél. Están divididos en tres setas, sin la de los moros, que no
se cómo, se sembró entre ellos La una se llama Seguia i la otra Silitan
i la otra es la de los letrados i esta es la más celebrada, que comúnmente no
creen en la inmortalidad del ánima he tienen por burla las cosas que dicen las
otras dos de los demonios i solamente dan gracias al cielo i a la tierra del
beneficio que dellos reciben, mas no les piden paraiso.
Desearon
siempre nuestros Padres entrar en esta tierra por el estado miserable en que se
halla, i alludalles a venir en conocimiento de Dios, pero como estava tan
cerrada esta puerta, todo el el esfuerzo fué en vano. finalmente el Padre
Visitador habrá cinco o seis años que embió de la Yndia al Padre Miguel Rugero
para que estuviese en Macán aprendiendo la lengua i las letras chinas i
llamando a la puerta, hasta que Dios sirviese de abrirla por su misericordia,
el qual Padre con su prudencia i paciencia hizo tanto que comenzó de adquirir
no solo familiaridad con estos manderines sino también crédito. Y fué necesario
que el Padre Visitador le diese un compañero, i un Tutan le dió un sitio
para estar en esta ciudad e no salieron con él. Nos dió otro este subcesor,
donde a ya un año que comenzamos una casa i capilla que acabaremos presto i en
este inter hemos entendido poco enseñar esta gente por la ocupación de la labor
i de aprender las letras en lengua china, en lo qual por la gracia de Dios
estamos tan adelante que ya podríamos predicar i confesar cuando hubiese
oportunidad. Cada día se van afficionando mas a nuestras cosas, así en lo
temporal como en lo espiritual. Tenemos impreso en su letra el Pater-noster i
el Ave Maria, los mandamientos, que a todos les parece bien i lo reciben con
alegría. no sabemos aun lo que Nuestro Señor querrá hacer e lo que resultará
deste pequeño trabajo. Plegue a él que en todo podamos hacer su sanctísima i
divina voluntad, que es lo que deseamos.
Esto
es lo poco que se me ha ofrecido i en lo demás me remito al P. Miguel Rugero
que de palabra dirá también lo que no puedo yo escrivir aquí. i entre tanto
vuestra merced me perdone si no va todo lo que deseava, porque mi deseo fué
cierto de satisfacer a vuestra merced cumplidamente. Reciba la buena voluntad
i, llegando a salvamento a las Philipinas, me mande avisar de su dicha llegada
i salud que Nuestro Señor aumente. Es de Juaquín a 13 de Septiembre de
mil quininetos ochenta i quatro. De vuestra merced siervo indigno en el señor.
Matheo Resi.
Hasta
aquí es la Carta del P. Matheo Reci, el qual así por la priesa con que la
escrivió como por remitirse al P. Miguel Rugero que vino a Cantón i a Macán, i
por la modestia de su hávito en algunas cosas dejó las que yo pondré adelante
sin las que he añadido en el margen, las quales parte he visto en esta China e
parte he sabido del Padre he de los mismos chinos, porque la Relación no vaya
corta.
Las
armadas que el Rey de la China tiene para guardar de estas costas es una de sus
maiores grandezas, porque sin tener guerra con nadie, sino solo por su
autoridad i buen gobierno está un proveedor que dicen Haitao en una isla
aquí cerca que llaman Lantao, que no entiende en otra cosa sino en echar
navíos al agua de un astillero i tarzanal proveido de todo lo necesario, porque
en la isla hai madera abundantísimamente he de otras partes traen los demás
materiales. Los navíos principales son tan altos i tan largos i capaces como
las naos, las tragazas con muchas cámaras i salas doradas en parte de pincel o
molduras, he lo que no es dorado tiene un barniz transparente como un espejo,
por de dentro i fuera del navío. Esméranse particularmente en las capitanas he
navíos donde andan grandes personajes, de los quales i otros menores traen
doscientos cinquenta de armada en jurisdizción de esta provincia de Cantón
hasta cerca de Chincheo, que es otro distrito he tienen otras armadas
para su custodia. Al General llaman Chumpín i es un cargo de gran
podería i autoridad aunque inferior al Tutan. trae siempre mucha guarda i gran
aparato de chirimías, flautas i atabales a su modo, que para el nuestro es mui
disonante. Todo este ruido de navíos i armada venido a averiguar es más, como
dicen, que las nuezes, porque son fragilísimos e no curan ni saben más que
hacellos galanos i fanfarrones, tan de poco sostén que no se atreven a salir
con ellos tres leguas a la mar, todo es discurrir por la costa en tiempo de
calmas i en tentando algún viento recio luego encallan sin peligro alguno por ir
todo limpio i raso i los navíos planudos. La artillería que usan son algunos
esmeriles de yerro i pocos, de bracel ninguno, ruín pólvora e no los tienen
todo se más los traen para hacer salvas que para pelear. También tienen algunos
arcabucillos mal hechos, cortos, de gran munición i poco hierro, que a mi
parezer lo resistiría qualquier corselete ordinario, de más de que ellos no los
saben tirar bien. Las demás armas son picas hechas de cañas o de otras barras,
unas con hierro, otras con las puntas cortadas, alfanjes cortos i pesados i
algunos capacetes de estaño i otros de hierro. Suelen, cuando dan con algún
corsario, cercarle cien navíos i echarle de barlobento mucha cal cernida para
cegar al enemigo i, como son muchos, al fin hacen efecto i esta es una de las
mejores inbenciones que saben de pelear. Los corsarios comúnmente son japones o
los mismos chinos levantados, he si algunos navíos de esta armada se encuentran
con algún navichuelo de paz, agora sea de la tierra, agora sea de Japón o
portugués, róbanle e quémanle e matan los hombres i échanlos a la mar, de modo
que no parezca pelo ni hueso. Esto hacen aunque traigan patentes i
salvosconductos del Tutan, pero es sin sabiduría suya ni de su General,
que si se viene a saber como ha acontecido, los castigará mui bien. Cuando yo
llegué en una fragata e bien armada, algunos navíos se llegaron a reconocer de
infinitos que andaban por la costa, e nos tomaban siempre el barlobento, pero
nunca trataron desta cosa hasta surgir junto a Macán, que me intimó un capitancillo
de la guarda de Cantón cierta patente que traía engrudada en una tabla como
aranzel de mesón, pidiéndome el nombre para avisar al Cochinfu, que
cobra los derechos del Rey. Yo se le di i algunos reales a él i a sus soldados
por entrar con buen pie en la tierra.
Bergüenza
es decir el talle destos soldados de la china. Pocos días ha que traían
pendencia con otros chinos que traían bastimentos a la tierra i anduvieron a
los palos en que los otros fueron descalabrados i se quejaron a este mandarín
que govierna Macán, el qual asió a quarenta soldados i los mandó dar sendas
bueltas de azotes, i los vi salir llorando como niños. Es gente vilísima, de
poco ánimo, desarmados, pícaros, que no hay que temer millares dellos. Mas, qué
milicia puede haver en tierra, que tienen por estado infame el de la soldadesca
i que los demás son esclavos? Por cierto ninguna. Harto más animosos son
nuestros Yndios de Philipinas.
Todas
la ciudades i villas son cercadas de piedra terrapleno i se hace centinela por
los ladrones, no solo por las murallas he puertas, sino en las calles, las
quales se atajan cada una de por si, i cierran de noche he tienen su centinela
a que son obligados por su rueda todos los vecinos e castigan con rigor a quien
se duerme o descuida, pero las murallas no tienen proporción geométrica, ni
traveses ni casamatas ni fosos ni artillería.
Armas
ningunas no pueden tener los chinos en sus casas, sino estos soldados
desarrapados, mas hay almacenes públicos i del Rey con mucha suma de lanzas,
espadas, partesanas, capacetes, que se guardan para las necesidades. Caballos
hay muchos, son pequeños i no los usan sino para ir camino la gente plebeia,
que los manderinos llévanlos comúnmente en sillas en hombros de lacayos. Estas
sillas son mui doradas i cubiertas por el sol i el agua. No usan freno sino de
un barriquejo. Cabalgan medio a la jineta de ruin garbo. en fin no tienen ellos
milicia de a caballo, aunque dicen que en la provincia de Paquín hay
caballos grandes. Solían los reyes vivir en Nanquín i pasaron a Paquín
por ser frontera de los tártaros, con quien tuvieron guerra.
A
la nación de los chincheos tienen ellos por más belicosa i habrá pocos
años que se rebelaron he levantaron Rey, mas el Tutan de aquella
provincia se dió tan buena maña por vía de conciertos que les aseguró i después
hizo justicia rigurosa de muchos, i estando como está defendido por sus leyes
que ningún chino pueda salir del reino ni por mar ni por tierra, se disimula
com estos chincheos por tenerlos quietos e así les permiten que naveguen e
contraten excepto con los japones, que son enemigos públicos, e van a las
Philipinas, a las Javas, a Siam, a Patán, a Cambodja, a Tor, a Samatra e a
otras partes cargados de sedas, telas de algodón, loza i otras muchas
mercaderías de la China, i vuelben plata, pimienta, clavo, brasil." Las
mugeres son más hermosas, blancas como españolas i cabellos negros e mui
honestas naturalmente. Tienen por gran gentileza tener los pies pequeños. Este
se ha convertido en autoridad e ansí a las hijas de los nobles les cortan
cuando nacen un niervo en las plantas e traen siempre los pies fajados porque
no les crezcan, e con esto andan mui despacio e menudo, e no son tan andariegas
como las nuestras. El Rey tiene, como dice el Padre, treinta i seis mugeres e
cuando ha de haver conversación con alguna se toma testimonio i auto de
escribano con día, mes i año, porque haya fidelidade certidumbre en la estirpe
real, aunque todo el servicio de la casa es de eunucos. El pago que dan a estas
mugeres en muriendo el Rey es sacarlas a la plaza a vender, no para esclavas
sino para que se case con ellas el que las comprare, i llévanlas cubiertas que
no sabe ninguno el talle de las que compra, ni si es hermosa o vieja. Y hay
grandes pujas, lo uno por la calidad i lo otro porque aciertan algunas a llevar
muchas joias he dineros que el Rey les había dado, que suelen llevar mucho más
que cuestan a los nuevos maridos.
Entre
otros vicios enormes destos chinos son maculados del nefando, i no se castiga
entre ellos, antes todos estos manderines tienen muchos que les sirven desto i
se precian dello, i aunque hay mancebía de las mugeres, las hay también destos
miserables.
Son
aficionados a la música he tienen arte e libros della, pero mui diversos de los
nuestros i que nos suenan mal.
Tienen
papel delgado e lisos que hacen de algodón. el uso de la imprenta es entre
ellos mui antiguo i quizás el que dió la inbención en Europa la tomó desta
tierra.
Minas
de plata hay muchas en estos cerros de Macán, e todas estas islas de Cantón
tienen betas conocidas. El Rey no las deja beneficiar porque la gente no olvide
la agricultura i el comercio, antes en unas que comenzaron los chinos a labrar
tiene puesta una cerca e presidio con un Capitán de mucha confianza para que no
consientan sacar plata della, i es tanta la que vienen de fuera como en la
Relación de arriba está dicha, i en cada metrópoli tiene el Rey su caja real i
tesorero de lo que aquel reyna le renta, guardando para sus mesmas empresas.
En
la margen puse que tiene el Rey 150 millones de renta i, aunque los cabos de
admiración no se havían de contar, diré lo que en esto hay para que no lo sea.
Lo primero la tierra es mucha, que la costa tiene cerca de quatrocientas leguas
de largo, que es el un lienzo digamos de la quadra, i la muralla que divide a
Tartaria de la China, que es el otro, tiene aun más distancia, pues casi de
necesario han de ser tan largas las otras dos lineas que no sabemos lo otro.
Toda esta tierra es mui fértil como está dicho, que no hay palmo della perdido.
Lo otro no hay en ella quien tenga campos ni solares en propiedad, todo es del
Rey, e dello le paga arrendamiento o por lo menos feudo. Lo otro no hay señores
de vasallos. Hay iglesias con renta, no hay hospitales, ni hay monasterios ni
abadías. Tiene el Rey diezmos de nueve uno, tiene pecho universal que le pagan
por cabezas, todos arrendamientos dichos de labranza, solares y casas. Tiene
los almofarifazgos i puertos de los ríos. Tiene la sal, que se beneficia por
sus ministros, que es otra gran renta. Luego no será mucho que sea tan rico,
especialmente donde no hubo pestilencia ni hambre ni mucha guerra. Es tierra
donde nunca sale dinero sino que siempre entra. También dicen que los cien
millones gasta el Rey en ministros de gobierno e justicia i en la armada e
riparos de murallas i en su casa i fronteras con los tártaros, i en hacer
mercedes, particularmenteen los Colaos de su consejo i a sus deudos i mugeres.
E lo demás se guarda en los otros tesoros para las necesidades que podrían
ocurrirle.
Entre
otras cosas que el Padre dejo de decir de lo que hay en la China es una el
azmicle, que de ella i no de otra parte sale todo para el mundo i es tanta
cantidad que hay mercader que tiene seis i ocho quintales dello. Dicen que es
de unos animalicos como hurones, que los toman en lazos i los matan a palos i
ponen al sol abiertos después de cuajada la sangre, i todo vienen a ser aquel
unto oloroso.
Los
portugueses que residen aquí en Macán o están por vía de vasallos del Rey de la
China, i como tales tienen dada obediencia i reconocimiento en Cantón, o pagan
cada año quinientos Taes de plata de tributo, que son otros tantos
ducados de Castilla. i de los navíos que cargan pagan no conforme a las
mercaderías sino a la capacidad i medida del navío, que por algunos llevan seis
o siete mil ducados i de la saca de Cantón a dos por ciento. Están los más
casados con mugeres chinas, no hijas de nobles sino esclavas o gente suelta. Si
los tratan mal, que en las audiencias negocian de rodillas i a las vezes les
hacen estar seis horas ansí al sol, descaperuzados. En los pleitos civiles o
criminales entre los mismos portugueses conocen el Capitán Mayor i el Oydor,
pero en los que intervienen chinos conocen el Manderín he juezes de Anzón
i Cantón. Y les entregan los portugueses, que muchas vezes les azotan i
castigan públicamente, he agora tienen preso al Capitán Antonio de Caraballo
por ciertas deudas que se deven en Macán a unos mercaderes chinos, e la presión
es un calabozo o galera, donde no ben ni sol ni luna, lleno de suciedad i
horror porque en esto de las prisiones i castigos judiziales son cruelísicos.
Con menos de cinco mil españoles podrá Su Magestad pacificar estos reynos ser
señor dellos, a lo menos de los lugares marítimos, que en todo el mundo es lo
más sustancial del señorío, i con media docena de galeras lo sería de las
costas de la China i provincias adyacentes, e toda esta mar del sur i
arcipielago de la China al Maluco por la costa continuada i por las islas.
Puédense
sacar del Japón por medio de los Padres de la Compañía seis o siete mil
infantes, gente cristiana i belicosísima, temida de los chinos como la muerte,
he de las Philipinas pueden llebarse tres o quatro mil Yndios de la nación de
los pintados, que llaman Vizarras, que con nuestras espaldas son animosos, a lo
menos mui mejores soldados que los chinos i servirían de gastadores. Pero no
consiste en la multitud del ejército la vitoria, que del cielo nos ha de benir
fortaleza. Fecho en Macán, a 28 de setiembre de 1584 años.