Autor:
Manrique, Fr. Francisco |
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y transcripción: |
Carta a S. M. de Fr. Francisco Manrique, OSA., Prior del convento agustiniano
de Macao, haciendo relación del Reino del Japón, de su viaje a China y de
lo mal recibido que fue de los portugueses y jesuitas.
Señor. 1. Lo que en ésta escrivo tengo escrito por otras dos vías a V. Magestad,
aunque creo confussamente, por ser yo viejo y no tener quien me escriviese.
Y es que el año de ochenta y tres [1583] rreçibió una carta la provinçia de
las Philipinas, de la horden de san Augustín, y yo en su nombre, que entonçes
tenía cargo della, fecha en Lisboa a 27 de otubre, por la qual nos mandava
y pedía. V. Magestad que, allende el cuidado que teníamos de las dichas yslas,
procurásemos de ver las otras tierras convezinas a las dichas yslas, y ver
en qué se podía aprovechar a los naturales, y lo hiziésemos avisando de todo
a V. Magestad para que en ello proveyese. Luego enbié dos religiosos al rreino
de Sián y a Macán, puerto de China y arribaron; no se hizo efecto ninguno.
Luego el julio de 84 [1584], que avía acabado mi ofiçio en la dicha provinçia
salí con un conpañero a procurar poner en obra lo que se nos mandava, y con
los tiempos rrezios anduvimos por la mar más de 25 días perdidos, y a la postre
nos hallamos en Japón, en el reino de Firando, donde estuvimos dos meses y
más esperando viaje. En este tiempo procuré entender la tierra y las cosas
della, la qual es mayor toda en sí que españa y muy al vivo con ella, questá
en 34 grados; tiene invierno y verano; ay mucha plata, y mui buena, y otros
metales; tiene quinze reinos, y uno dellos enperador, que confirman [sic]
los demás, los quatro dellos ya cristianos, y por no aver quien los ponga
en orden no lo son ya todos; es muy abundante de todas las cossas; tiene muchas
vacas, venados, puercos mansos y de monte, liebres, faisanes, los canpos llenos,
que vale uno seis maravedís, muchas gallinas mansas, trigo, çevada, arroz
y otras semillas, muchas en abundançia frutas, peras de muchas maneras buenas,
durasnos, albérchigos, castañas, nuezes, bellotas, melones y mucha uba negra
pequeña, todos los canpos llenos, que, benefiçiadas a neçessidad, se podría
dezir missa con el vino dellas, el qual se bebe bien; ay mucho vino de la
tierra bueno, todo tan barato que quinze panes de trigo, casi de media libra,
blanco y bueno, valen un rreal, 27 libras de vaca, sin hueso, un real; una
vaca, çinco o seis reales, y aún es cara; ay mucho pescado mui barato y muy
bueno. Traté con la gente de la tierra, espeçial con el rrey y su pueblo.
La gente es mui linpia y pulida en su trage, muy belicosa y valiente y armada
de todas armas y buenos arcabuzes, lanças, catanas que corta a un hombre de
un golpe, arcos, flechas, murriones, y pecho y espalda. Los cavalleros cristianos
tienen sus casas mui linpias, y mui lindas sus armas; como los españoles tienen
muchos cavallos, aunque pequeños; están mui prontos a ser cristianos, si oviera
quien les oviera predicado y predicase; los que lo son, son buenos cristianos,
a lo que pareze, y sin serimonias.
2. Con el Rei y con su padre fue más mi trato, pretendiéndolos atraer a la
fee, los quales se afiçionaron mucho al ábito de san augustín y san francisco
que fueron conmigo, y se holgaran tenernos en su tierra, y lo procuraron hasta
enbiar enbaxada a Manila sobrello al Presidente y a nuestra horden, los quales
vinieron a tanto conmigo, que se harían cristianos, si me quedava yo allí,
y me harían un monesterio y darían un pueblo para mantenernos, o que les enbiase
de la horden para que les predicasen en su rreino y se baptizarían, porque
con los teatinos no quieren, aunque los tienen en su pueblo, porque están
mal con ellos, porque le quitaron, según ellos dizen, su puerto, a donde avía
ido la nao, que va de aquí de Macao cada año, y le pasaron a Langansac, puerto
de los padres.
Vuestra Magestad avía de ser servido de mandar que la nao corriese por todos
los puertos, porque se rrepartiesen los provechos, por quitar quistiones y
murmuraçiones. Yo no me quedé para batizallos por dos rrazones: la una, porque
ellos estavan metidos en guerras, y me pidieron que hasta que pasasen estuviese;
la otra, porque el navío en que fuí era de Bartolomé Váez Landero, vezino
de aquí de Macao, capitán mui antiguo, en el qual enbiava un sobrino suyo,
que se llamava Vicente Landero, que venía a Macao desde Manila, donde el tío
le quedava esperando para que llevase mantenimiento y pólvora y soldados para
el Maluco, todo a su costa del dicho Bartolomé Váez, y quedado yo allá, y
venido el dicho navío, quedava en condiçión de venir yo a Macao donde era
mi disignio.
3. Y por concluir con estas cossas del Japón digo que, si V. Magestad oviere
de entrar por vía de guerra en la China y tomarla, á de ser por allí, procurando
los rreyes estuviesen de parte de V. Magestad, los quales, aunque no fuesen
sino los quatro cristianos, podrán ir más de cien mill honbres de guerra,
y capitaneando de los nuestros era fáçil de tomar la China, porque son mui
valientes, atrevidos y crueles y temidos de los chinos. Y para este efecto
harían mucho al caso, si a V. Magestad le pareze, queste Bartolomé Váez, arriba
dicho, que á venido del Maluco, que á tres años que está allá en servicio
de V. Magestad con sus navíos y hazienda, ésta es mui conoçido de los Xapones
y rreyes dellos, porque á gastado mucha cantidad de hazienda, que pasan de
sesenta mill ducados, en los años passados, como á sido notorio a los padres
teatinos, que se an hallado presentes yendo él con sus navíos a los puertos
de los dichos Reyes, pidiéndole les favoreçiese contra los otros rreyes gentíos
[gentiles] espeçial un don Protasio, que es agora gran Señor, por averle él
favoreçido, y viéndole allá con favor y mando de V. Magestad, no solamente
los rreyes cristianos, mas aún los gentíos, le darían gente y favor para el
dicho efecto. El queda aquí agora en Macao, viejo y pobre; entiendo que embía
a V. Magestad memorial, en que le á de hazer merced; yo con licencia de V.
Magestad digo sin afiçión que de las mui largas, mercedes que V. Magestad
á hecho a la naçión portuguesa, y aún quizá sin méritos de su parte, a éste
le viene ya de mui lejos hazérselas, pues siempre se á ocupado en servicio
de V. Magestad.
4. El Rei de Firando se hizo vasallo de V. Magestad, como tengo ya escrito;
está esperando aver alguna letra de V. Magestad en su favor; entiendo hará
qualquier cossa que V. Magestad le mande; está a la frontera de la China,
no más de treinta leguas de travesía, ques gran negocio para la gente que
oviere de pasar por allí.
5. No es razón de nuestra parte poner a pleito, y menos quejamos, en lo que
está en la boluntad de V. Magestad, el entrar a predicar en el Japón, pues
allá nos piden, que es la maior señal de ser aprovechados, y esto entrando
e sin estar de una orden subjetos y que no puedan ni aún rresollar, porque
los tienen tan señoreados los padres, que piensan que en dexarlos ellos se
an de perder, y así se an alçado con ellos y con la China. Dios lo provea,
que aquí mucho avía que dezir, mas basta que V. Magestad no lo inore y haga
lo que fuere servido, que yo con esto cunplo en avisar, porque en más de cien
años no pueden ser predicados los del Japón, si no tienen más ayuda; de muchas
partes nos pidieron, y para averse de començar de cumplir con ellos, será
menester al presente por lo menos dos dozenas de frailes, y si de allá V.
Magestad los mandare, no faltará quien los truxera, pues de acá no tengo quien
vaya por ellos; si adelante no oviere quien vaya, estaremos sin hazer ningún
fruto en estas tierras.
6. Yo vine aquí a Macao este todos santos, que viene hará dos años; fuimos
mui mal reçebidos de muchos, aunque no de todos, por ser Castellanos; en tanto
grado procuraron con todo cuidado echarnos fuera, y visto que otro rremedio
no me quedava, conpré una casilla secretamente, como tengo escrito, en la
qual hasta agora estarnos con toda autoridad de monesterio, confesando y predicando
y administrando los sacramentos, y por la gloria del Señor y no más, con toda
observançia y rreligión, como nuestra horden manda, y con todo eso dura la
pasión hasta la ora de agora en algunos que no tienen por qué, que sería mejor
harto que ellos no estuviesen en estas partes por no ser linpios de porque
algunas vezes son causa y casi sienpre los tales no conoscan a V. Magestad
por rrei ni a la ley ni a nadie, en tanto se an soltado palabras por el pueblo
que esperan al mesías, que se nombra rrey, ques el señor don Antonio, y a
V. Magestad Philipe allá y philipe acá, y lo mismo en Malaca. Bien sé que
digo algo desto con sangre y cólera, que quisiera a todos quemallos, si en
mí fuera, mas tiempo vendrá, si guarda Dios a V. Magestad algunos años, que
no faltará quien los allane, que agora comen pan de la boda, son todos rregalados
y así hablan con livertad demasiada.
7. Si V. Magestad fuere servido que permanescamos aquí en Macao, son necessarias
dos cossas: la una que V. Magestad lo mande con su autoridad y provisión,
o como V. Magestad mandare, porque es nesesario para esta gente tan libre;
lo segundo, que nos mande dar la limosna ordinaria de las Indias, que son
çien pesos y çien anegas de arroz, y a dos arrobas de vino para missas, y
esto para cada rreligioso, quatro arrobas de azeite para el sancto sacramento,
y hazer la cassa y hornamentos y cálix y canpana, y todo lo nesesario para
el culto divino. Para quitar a V. Magestad de cuidado por algunos años, se
á hallado que dando o mandando dar V. Magestad dos mill pesos, para que con
ellos se conpre dozientos picos de cobre, y se lleven por nuestra parte a
la Cassa de la moneda de Goa sin pagar derechos a las aduanas nos podremos
mantener diez o doze frailes medianamente sin pedir más a V. Magestad, la
qual merced y enpleo nos puede hazer, merced que sea por ocho o diez años,
pudiendo nosotros enbiar los dozientos picos agora con las condiçiones dichas,
y esta merced los virreyes la hazen a quien conviene, y al presente están
aquí tres, y de esta manera V. Magestad se quita de cuidados y nosotros proveidos
y más desocupados para lo que estamos obligados.
8. En duda é estado de poner este capítulo, enpero para con V. Magestad más
vale dezillo que pudrillo, y es que yo no lo puedo llevar a paçiençia questos
portugueses, que aquí rresiden en este puerto, digan questa tierra era del
rrei de Portugal, no aviendo más razón de la quella quieren dezir, porque
no tienen aquí un palmo de tierra ganada, ni hazen más de venir a negoçiar
y irse como se haze en berbería, y a doquiera que ay comerçio sin más posesión
ni rrazón, estando subjetos todos, como lo estamos, a los mandelines del rrey
de China, que quando les pareze nos quitan todos los mantenimientos y cosas
nesesarias, y en Cantón y en su tierra no se consiente que se meta ninguna
arma, y les tratan como les paresze, y biven aquí de quantas naçiones ay,
y a nosotros por ser castellanos, aunque seamos Religiosos, nos quieren echar
siendo ya vezinos, como todos los son, y con las mesmas condiçiones, y se
quiere llamar çiudad en el aire, pues nada tiene.
9. Lo otro, cosa es mui antigua y tratada, que la China es discreción del
rrei despaña, y lo fue siempre, y por esta rrazón V. Magestad á conservado
nuestra horden tantos años ha en las philipinas para entrar en la China quando
Dios lo hordenare; pues ya nosotros estamos dentro y en nuestra patria, conforme
a la discreción, y ellos nunca an ganado nada ni tienen nada más de quererlo
V. Magestad que traten para que no vengan en menoscabo sus alfóndigas de la
India, que no sé para qué, pues todo lo consumen los Capitanes y nada ganan
ni hazen cristianos, y confiesen que rrentan a V. Magestad dos millones, y
de nada es señor, sino es el nombre, aunque aquí avía que avisar cerca del
mal que hazen a las alfóndigas y los memos rrenteros con mala conçiençia;
esto V. Magestad lo mandará visitar, si fuere servido.
10. Señor, yo fuí a Cantón, y con cuidado en el camino miré todas las cosas,
y en quanto toca a la çiudad ya a V. Magestad le abrán dicho quán grande sea,
ques más que dos Sevillas; está cerrada de piedra y ladrillo, algo alto de
dentro, todo casillas muy pequeñas y baxas, algunas cassas de manderines ay
buenas, y las calles mayores mucho anchas, y de trecho en trecho como unos
arcos triunfales de madera, bien labrados; todas las otras calles salen a
éstas, con sus puertas, que sierran cada calle por sí, y se vela con mucho
cuidado. Es Cantón como en España Medina del Canpo, donde concurren todas
las mercadurías mayores y menores de toda la China y mercaderes, que aunque
Lanquín y Paquín, donde rreside el rrei, ques más de seisçientas leguas de
allí, todo por rríos, son mayores, mas a Cantón se train todas sus mercadurías,
y así está abastecida de millares de cosas y gente, que no ay para qué encarezerlo,
pues no tiene término.
11. Iten, en el rrío solamente ay más de treinta mill vezinos, que biven en
sus navíos, y allí naszen y allí mueren; y de navíos grandes como juncos no
tiene número y muy velados y artillados, enpero para el poder de V. Magestad
es ayre y mui ayre. Ya paresze que nuestro Señor les llama y ablanda los coraçones,
pues no dexavan entrar en Cantón a nadie y ya dexan que entren, y en sus casas
y en las que quise entrar me ponían silla; dixe missa libremente quando quise,
anduve toda la çiudad vieja y nueva y metasores que son sus oratorios y sus
santos y los alcoranes, sin pesadumbre alguna de su parte, y si quisiera quedarme
allá pudiera, si no oviera miedo de los portugueses y de los teatinos, que
an procurado çerrar el camino y entrada de todas las Religiones, alçándose
con ella como con el Japón, que hazen entender que luego se an de levantar,
si ellos no lo hazen todo y tienen puesto tanto miedo a los portugueses, que
aún meterme en su nao para ir a Cantón nunca osaron; yo me embarqué por fuerça
y me tuvieron a la puerta de mi cassa dos días, Dios sabe con qué intençión,
y ellos que tratan sus cosas tan secretamente y con tantas çifras, que Dios
me guarde dellas y a V. Magestad también, que no me hazen poca merced darme
esa habla, y que no sean contrarios públicos; entiendo que el evangelio que
nosotros predicamos, que no es como el suyo, pues buscan con tanto cuidado
que nadie lo sepa y que sean solos. V. Magestad lo sabe que antesquellos fuesen
en el mundo, los padres franciscanos y dominicos y nosotros teníamos predicado
en nueva España y Perú y Filipinas y las demás Indias, que lo están oy en
día sin tantas çerimonias de enbargos de predicaçiones; ellos an predicado
mejor, que tienen títulos de colegios y casi ninguna casa professa, más renta
que todas las hórdenes allá ni acá, y si no les van a la mano será todo suyo,
porque las hórdenes acá no lo tenemos sino es las limosnas de V. Magestad,
y de aquella damos a los neszesitados. Parezerle á a V. Magestad que me desmando
y murmuro; por la verdad móriré; bien sé que V. Magestad no lo inora, mas
qué á de hazer, que paresze que todo es suyo, y que de no se lo dar les hazen
agravio.
12. Estando en Cantón llegó allí un padre de los teatinos, que se llama Miguel
rrogedio [Rogerio] italiano, el qual á más de çinco o seis años que anda entre
los chinos y sabe la lengua, y aunque á baptizado pocos, á allanado mucho
y cada día va más adelante, y es tanto que le dio liçençia, estando yo allí,
el Tután, ques como governador del Reyno, para que con un compañero pudiese
entrar por la tierra adentro, más de quinientas leguas, todo por rríos, donde
pasaron por infinidad de çiudades populosas y muy fuertes, y que mucha gente
prinçipal se cristianaran si no temieran al rrey; tratáronlos bien a la ida
y venida, y todo el tiempo que allá estuvieron. Y hablando con el padre Rugedio
(Rogerio), me dixo cómo el rrey era moço y no nada cudiçioso, más quera curioso,
y que entendía que holgaría ver toda nuestra doctrina figurada y otras imágenes,
espeçial a nuestro rredenptor, asentado en el juizio, solo en su trono, y
de nuestra Señora, las quales imágenes rreçiben ya algunos manderines, y otras
imágenes de sanctos reçibirían también; y a alguno que supiese hazer terçiopelo,
espeçial amarillo, algún músico de vehuela y de harpa y algún reloxero de
todos reloxes y corales grandes, porque los estiman en mucho, y que destas
cossas entiendo que rreçibiría contento, y que serían mucha causa para que
se diese liçençia que se predicase el evangelio libremente, de lo qual redundaría
gloria de Dios para V. Magestad, pues no se pretende más del bien de sus almas,
y estas cosas no avían de venir por enbaxada solene, sino enbiadas a alguno
de los Religiosos que por acá andan, para que diçimuladamente las metiese
hasta donde pudiese darlas al rrei, y esto entiendo que el Padre Rogedio lo
haría bien, y que fuese aconpañado de nuestra horden, pues tanbién emos travajado
en la viña. E dicho todas estas cosas a V. Magestad para que de todo sea sabidor.
13. El P. fray Martín Ynaçio, descalço, que vino agora despaña, está en Cantón
con dos conpañeros; quando viniere, avisaré a V. Magestad de lo que á hecho,
que ya de mi parte é dicho lo que sé.
14. Los padres de la India mescrivieron que avían escripto a V. Magestad quellos
quieren venir a esta predicaçión de la china, si V. Magestad lo mandava, y
que me estuviese en nuestra casa de Macao hasta ver respuesta; lo mesmo quiero
yo, que eso es lo que haze al casso, y no dar tantas tronadas como an dado
los descalços franciscos unos con otros, así en la China como en Malaca, como
sabrá presto V. Magestad dellos; enpero, como tengo dicho, la china diferente
fue y es de la India, y nosotros estamos en posesión, como paresze, por letra
y firma y sello del obispo de Macao, que se inbió a V. Magestad; en estas
dos vías van los trasuntos del papel del obispo sinples.
15. El año passado de 85 [1585] enbió el virrei de la India una provisión,
por la qual quitava el comerçio dentre los portugueses y castellanos, y ésto
en quanto las mercadurías, porque venían en menoscabo las alfóndigas de V.
Magestad, y estendióse tanto el negoçio, que tanbién se estendía a los frailes
castellanos, y así con harta franca rrazón quitaron el monesterio a los descalços,
que avían venido de Manila, çinco o seis años, los quales avían dado mucho
exemplo y doctrina, los quales echaron con mucho scándalo y metieron rreligiosos
portugueses, y agora visto del virrei el mal que avía echo, y que V. Magestad
no tratava de frailes, pues no éramos mercaderes, tornó a quitar a los portugueses
el monesterio y le dieron al padre fr. Martín Ynaçio, que agora vino despaña.
Todas estas cosas ya las sabrá V. Magestad. También quisieron quitarnos a
nosotros, mas yo túveme rreçio con ellos, y así no pudieron, y visto que andavan
las cosas desta manera, determiné de irme a V. Magestad a dalle quenta de
todo con más entera rrelaçión, y que no se podían poner en carta, y çierto
que si fuera, que avía de ser bien oido de V. Magestad y nuestro Dios y Señor
servido de todo.
16. Fuí de aquí de Malaca el dizienbre passado a embarcarme en la nao del
rreino, y quiso mi ventura que arribase y no vino; estuve en Malaca seis meses
esperando para bolberme aquí a Macao, y de allí escriví al virrei de la India,
aggraviándome de lo mal que se hazía con nosotros en esta çiudad, sirviéndoles
nosotros con todo cuidado; no me rrespondió el virrei por letra por estar
mal dispuesto, pero por palabra que me estuviese hasta que otra cossa V. Magestad
mandase. Estando las cosas en este estado y casi con quietud, y que los frailes
de la India avían enbiado sus firmas en la mesma rrazón, que nos estuviésemos,
que ellos estavan esperando la rrespuesta de V. Magestad si avían de venir
ellos o no por su provinçia, y es lo mesmo que nosotros deseamos mande estamos
contentos. Con todo eso, dos o tres de la Cámara, de aquellos que arriba é
dicho, rebolvió el negoçio diziendo questuviésemos, pero que no aviamos de
edificar ni una çelda en que nos meter, y yo tenía hecha un aposento de tablas
y de paja por arriba, y avíamos de aguardar dos o tres años, por lo menos,
y para pasar los veranos y inviernos era menester reformar los aposentos para
nosotros que éramos viejos para poderlos sufrir, y un juez de la çiudad sin
más respecto nos enbargó los materiales de madera y teja y demás nesesarios
para la obra, el qual aposento era de 33 pies de largo y de 13 de ancho para
que vea V. Magestad qué se puede esperar.
17. De camino, quando fuí a Malaca, pasé por quatro o çinco rreinos, que son
Cochinchina, Canpa, Chanpa, Canboja, çián, Jor, Achen, todos de poco momento,
que acá les tienen en mucho, enpero con quatro mill honbres se puede allanar
todos, y aún son muchos, si los soldados no son mercaderes, como siempre lo
son, y vienen a hazer su hecho y no el de V. Magestad, si no se guarda el
dicho orden que se á tenido en las conquistas del Perú, Nueva España y Philipinas,
que se rreparta lo que se ganare a los soldados por tres vidas, guardando
para V. Magestad y para la dotrina, como es uso y costumbre, jamás se para
nada, y desta manera queda V. Magestad sienpre por Señor. Or es donde está
la fortaleza de Malaca, y cada día hazen mill befas a los de la çiudad, y
se salen con ello, y los capitanes de las fortalezas se consumen las rrentas
de V. Magestad, y les podían aver tomado Bucino, y no quisieron, por tener
recursos, a donde a mí y a mi conpañero llevavan cautivos, y estuvimos tres
días, y me mataron un moço, y lo mesmo hizieran con nosotros si no huyéramos,
y quedaron treze cautivos, y están oy día, y rriense dello los capitanes.
18. El tiempo que estuve en Malaca fue mi conversaçión y trato lo más dél
con el obispo de aquella çiudad, que se llama don Juan rribero guixo, varón
de mucha estima y valor y verdadero vasallo de V. Magestad sin fiçión alguna,
que no es poco en estas partes, a donde V. Magestad casi no es conoçido sino
sólo en el sonido, del qual obispo y de otros muchas cosas me enteré en una
verdad, y es que si V. Magestad quiere ser servido y temido, como es razón,
nunca podrá ser sino se da horden cómo todas estas partes de sur, entrando
en ello las philipinas y Maluco y todas las demás partes no fueren governadas
con un governador solo, porque nadie conoçe a nadie, por estar V. Magestad
tan lexos, y desta manera será muy mayor que dos vezes la India, y mejor y
de mucho más provecho, porque aunque de presente no los tuviese ganados, Achen,
estando acá la governaçión, sería façil, y sería V. Magestad señor de toda
la espeçería que va a Meca y Berbería, porque no pasaría acá ningún navío,
y esto es como en plática.
19. El obispo de Malaca es ya viejo y enfermo y mui cansado de sufrir y ver
tantas cosas, como allí en Malaca y en otras partes se hazen, todo por culpa
de los capitanes, por lo qual pide misericordia para irse a España, y pide
harta justiçia; enpero, si V. Magestad á de dividir la governaçión de la India
y ponerla en estas partes, será de mucho efecto que él no se vaya, porque
él es ya curial y cursado; será de mucho provecho asistir él en ello.
20. En el entretanto que V. Magestad provea en esto, esta çiudad de Macao
padeçe detrimento por falta de govierno, porque la mayor parte la vienen a
governar capitanes de la carrera del Japón, cada año el suyo, y conpran y
venden la capitanía, lo qual V. Magestad no avía de permitir, sino que viniese
aquel a quien se le haze la merced, ya que así oviese de ser, porque no vienen
sino a pelar y a destruir y hazer su negoçio, y, pues, que ya presume de çiudad,
es bien que V. Magestad le ponga un capitán o corregidor, y que el del Japón
haga su viaje y no más, porque en esto se escusarán muchos males a lo que
es público.
21. Aunque paresze pedir a V. Magestad que se guarde a nuestra horden un breve,
que conçedió el Papa Paulo terçio a las tres órdenes mendicantes de la Nueva
España, para que viniésemos a predicar aquí a la China y a todos los más Reinos
convezinos y de oriente a poniente y de norte a sur, con autoridad de Comisarios
y legados suyos y con todas las fuerças y graçias que se suelen dar, los tales
breves que se suelen dar, pues nosotros somos tan señalados, no contradiçiendo
a la boluntad de V. Magestad, pues lo que haze al caso no tienen razón los
Padres de la India de nuestra horden, pues están tan lejos, o como V. Magestad
lo mandare. De Macao y de março primero 1588. Mui menor Capellán de V. Magestad,
Frai Françisco Manrique [rúbrica ].
AGI, Aud. de Filipinas, 79; original.